Si se habla de “película confort” podría pensar en mil opciones y títulos diferentes, pero teniendo en cuenta la cantidad insana de veces que vi esta película en la comodidad de mi casa voy a inclinarme por una película animada de la cual sé los diálogos al derecho y al revés: Enredados.
Tal vez sea por la protagonista optimista y risueña, por el dúo que forman con el intrépido y encantador Flynn Rider o por la animación que dejó a una pequeña Gabriela de solo nueve años completamente fascinada (y que sigue siendo así hasta día de hoy), pero Enredados es esa película a la que vuelvo cuando tengo un mal día, cuando estoy de buen humor, cuando estoy aburrida o simplemente no tengo ánimos de ver algo nuevo.
Basada en el cuento de los hermanos Grimm, “Enredados” sigue la historia de la princesa Rapunzel (con la voz de Mandy Moore en inglés y de Danna Paola en la versión latina), quien nace gracias a una flor mágica que su madre, la reina, bebió durante su difícil embarazo. Naciendo con cabello mágico, el cual tiene el poder de sanar a los enfermos y heridos, junto al poder de rejuvenecer.
Madre Gothel, (Donna Murphy, con Irasema Terrazas en doblaje latino) quien había encontrado originalmente la flor, la había estado utilizando para mantenerse joven por cientos de años. Siéndole la flor arrebatada y enterándose para qué propósito la utilizaron, Gothel se introduce al castillo para robarse a la pequeña princesa, encerrándola en una torre.
A medida que pasa el tiempo Rapunzel comienza a tener el deseo de ver unas preciosas “estrellas” que iluminan el cielo en su cumpleaños cada año.
Así, con el pasar de los años, acabamos conociendo a Flynn Rider (Zachary Levi, y Chayanne siendo quien le da voz en español), un ladrón sin escrúpulos que acabará encontrando la torre. Ambos sellarán un pacto, y a partir de ese momento el dúo vivirá emocionantes aventuras en compañía de un caballo policía, un camaleón sobreprotector y una pandilla de matones.
En mi familia siempre fue tradición ver todas las películas de Disney, posiblemente cualquier título que se te venga a la mente de dicha compañía ya la hayamos visto unas diez veces (o más) en mi casa, pero por alguna razón desde la primera vez que vi “Enredados” decidí que esta sería mi película favorita de Disney, manteniendo mi “promesa” hasta la fecha.
Es que en la historia todo parece cuadrar a la perfección, desde la introducción a la narrativa, hasta la música que acompaña en cada momento. Con personajes con los cuales podemos identificarnos o sentir empatía con gran rapidez, junto a canciones pegadizas, que se mantienen en tu cerebro con rapidez y las cuales posiblemente acabes tarareando una vez que corren los créditos.
Y si de canciones se trata Alan Menken (compositor de las canciones de esta película y de tantos otros clásicos de Disney) junto a Glenn Slater hicieron un excelente trabajo en brindarnos la canción principal de esta película: “Veo en ti la luz” (“I See The Light”) la cual sirve de acompañamiento a una de las escenas más preciosas que los animadores de Disney hicieron jamás.
Rapunzel, luego de dieciocho largos años, está a punto de cumplir su más anhelado deseo: ver las linternas que lanzan cada año, y los animadores se encargaron de hacer que la escena sea una fantasía de principio a fin. Con un espectáculo de luces a medida que los habitantes del reino encienden sus linternas, la melodía que complementa, junto a una Rapunzel maravillada por la visión frente a ella son la receta perfecta para crear un momento mágico, que hará que posiblemente sueltes una lagrimita o acabes por emocionarte.
Como esta escena podría nombrar varias donde los animadores y dibujantes sacaron todo el talento que poseen a la luz: La presentación de Rapunzel adulta, intentando entretenerse en la torre, cuando Rapunzel y Flynn bailan en el reino junto al pueblo, junto a un gran etc.
“Enredados” es de esas películas que sin duda se pueden ver en cualquier situación, un filme que denota el esfuerzo y cariño que tiene detrás, con un relato entretenido. Donde querrás atravesar la pantalla para vivir las aventuras que nuestros personajes están protagonizando, ser parte de ese mundo melódico y colorido.
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