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Lamento decepcionarte: el futuro ideal no existe (y nunca existirá)

Spoilers

Desde hace ya un tiempo que se encuentra en boca de todos los horrores que se viven en el conflicto entre Israel y Palestina, uno que se viene gestando desde hace casi ochenta años pero que en el último tiempo se intensificó a niveles insoportables. Cuestiones territoriales, políticas y religiosas arden como un fuego imposible de apagar en el corazón de Israel segundo a segundo, desatando el caos y una innecesaria lucha por el poder en donde niños mueren debajo de los escombros, familias pasan hambre sin poder encontrar la salida y miles son arrastrados a la idea de que, si no se ataca, no se vive. Un círculo vicioso en el que la única escapatoria parece ser la muerte.

Todo lo que sucede alrededor de esta monumental desgracia humanitaria me llevó a rever nuevamente la grandísima obra maestra del director mexicano Alfonso Cuarón, Niños del Hombre, estrenada hace 18 años. La película se encuentra parcialmente inspirada en la novela The Children of Men de P. D. James en donde se nos presenta un futuro en el que las mujeres dejaron de ser fértiles y la inmigración está vista como un acto criminal en una distópica y - más que nunca - grisácea Londres. En ese contexto se nos presenta a Theodore Faron, un trabajador del Ministerio de Energía (y exactivista) que se ve afectado (como casi todos) por la inesperada noticia del fallecimiento de Diego Ricardo, la persona más joven del planeta, que había nacido en el año 2009 y había marcado, casi sin quererlo, el inicio de la sequía humanitaria.

Desde el inicio se marca una difusa línea entre nuestro presente y pasado con un claro cariño por lo analógico por parte de Cuarón y su equipo, en donde únicamente algunas publicidades digitales en las calles y varios gags visuales nos permiten entender que la tecnología "avanzó" de tal manera como la vivimos hoy en día: nos distrae, nos adormece y nos envuelve en un mundo ideal en el que nada es real, y todo pasa a ser parte de una simple y agotadora pantomima existencialista. Algunas personas se esconden en refugios dentro de lo profundo del bosque para olvidarse que allá afuera las peores miserias siguen existiendo, pero también están aquellos que siguen siendo parte del sistema cíclico al que, como casi todos en nuestra actualidad, se someten diariamente sin cuestionarse nada. Todo es hecho y deshecho por aquellos que caminan en los bordes piramidales del sistema, y allá abajo, mirando de reojo, están las sobras, es decir, nosotros.

La película, a pesar de su intención primordial de brindar un mensaje humanitario en un futuro casi postapocalíptico, se siente acorde a nuestros tiempos. Nada de lo que sucede se siente ajeno, pero aun así se quiere sentirlo. Instantáneamente esto me hace cuestionarme mi rol en la sociedad cuando soy testigo indirecto de los horrores en Gaza y sus alrededores: ¿Qué puedo hacer dentro de mis límites por esos infantes que miran a las cámaras esperanzados por un final que tal vez nunca pueda llegar? ¿Cuál es mi posición al respecto? Lo primero que pienso es: ¿Acaso estas personas pueden dejar de mirar su propio ombligo, que es lo que se les cruza por la mente cuando hacen detonar una bomba, que creen que pueden lograr con eso? Tratar de rasguñar el inconsciente de estos seres humanos y llegar a la verdad (o su verdad) me resulta imposible.

“No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve esperanzas, y ciertamente no recuerdo cuándo alguien más las tuvo tampoco. Porque, en realidad, desde que las mujeres dejaron de tener hijos, ¿qué nos queda por tener esperanzas?”

Theodore pronuncia estas palabras minutos antes de enterarse que el trabajo que le fue propuesto por Julian (su ex esposa y actual activista) no era el que él pensaba, y ahora existe un faro de esperanza entre tanto odio: una joven inmigrante llamada Kee (cualquier similitud con la palabra “key”, que en inglés significa llave, lo que me da a pensar que ella es la clave para resolver el conflicto humanitario) es la primer mujer embarazada después de dieciocho años que debe ser transportada hasta el barco Tomorrow ubicado en una peligrosa zona de guerrilla que la llevará a una esperanzadora iniciativa humanitaria llamada ‘The Human Proyect’, una promesa de un nuevo comienzo y una segunda oportunidad para la paz mundial.

La poética y a su vez neorrealista puesta en escena de Cuarón se entrelaza con la realidad como si se tratase de un documental filmado sin anticipación alguna: la crudeza de sus imágenes se destaca por sobre el resto de los aspectos para sumergirnos en una experiencia cinematográfica que simula el calco de un archivo documentado de un futuro que todavía no llegó (y que todavía no queremos que llegue). La pieza se centra en lo humano como eje desde todos los aspectos. No existe un solo momento en donde el concepto de qué significa verdaderamente ser uno como tal no se revele y nos muestre todos los rangos emocionales característicos que nos definen. La bondad, la compasión, la traición, el horror … la eterna contradicción de lo humano e inhumano.

Los últimos veinticinco minutos de la película se traducen como una montaña de rusa de sensaciones que nos muestran una barbarie de proporciones colosales con un tono bélico en donde no parece suceder nada y suceder todo a la vez. Una madre pierde a su hijo y lo llora recostada en el piso sujetándolo con sus brazos, Theodore se posa al lado de otros inmigrantes para ser ejecutado, pero se salva "milagrosamente" (anticipando un poco esta sensación de milagro que transmite constantemente la película), y un sinfín de barbaries se ejecutan hasta la revelación que presencian los perpetuadores del horror: como si se tratase de una sinfonía visual con sus altos y bajos, todos callan ante la presencia de una nueva vida. Kee y su hija, junto a Theo, caminan lentamente entre los escombros mientras los distintos bandos guerrilleros observan. El bote los espera. El mismo bote al que miles se aferran a diario en las costas de Israel para escapar de un conflicto que no entienden.

POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 31 de OCTUBRE del 2024, 1.18 AM | UTC-GMT -3

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