Entre los muchos arquetipos de personajes, hay uno que suele destacar: el genio. Suele tener conocimientos que le resto, no; se podría decir que las encrucijadas no podrían avanzar sin ellos. Tales son los casos de Hermione en la saga de Harry Potter o El Profesor en La Casa de Papel. Como todo tipo de personaje, necesita un historia interesante. Para no caer en la predictibilidad de tener un personaje prácticamente invencible, es necesario una mayor profundidad; incluso se les tiene que ver fallar de vez en cuando, para demostrar que no son los más listos o hábiles de la historia. Pero, lo que mejor funciona para estos personajes es hacerlos incomprendidos. Más allá del aspecto psicológico que nos hace empatizar sin ser genios o de la cercanía que puede o no haber con genios de la vida real, lo cierto es que si un personaje empieza como un genio incomprendido, tiene un potencial enorme. Cómo la vida misma uno puede empezar como alguien completamente diferente a quien se convierte. En este artículo, analizaré cómo suele ser el desarrollo de los genios en el cine y la TV, qué más los hace especiales y porqué son tan interesantes.
Etapa 1: Joven genio incomprendido
La etapa más temprana de cualquier persona es vital para su desarrollo; esto también aplica en la ficción. Lo más básico para un genio incomprendido es ser extraño en su propio entorno. Es más fácil encontrarlos en la TV. Personajes como Sheldon Cooper (Young Sheldon), Malcolm (Malcolm in the Middle) y Anaís (The Amazing World of Gumball), son de los más populares en los últimos años; los tres son muy similares: niños superdotados con problemas para socializar y que parecen no encajar. En el cine, encontramos más casos similares. Hiccup (Hipo), de How to Train Your Dragon, es un genio en una aldea que solo valora a los guerreros, lo opuesto a él. Otro ejemplo no relacionado directamente con el intelecto es Robyn de Wolfwolkers, una niña aventurera oprimida por las costumbres de su aldea. Pero, probablemente el caso más obvio sea el de Will Hunting (Matt Damon) en Good Will Hunting; un joven genio en un hogar disfuncional. Ya sea por su intelecto, su forma de pensar o sus entornos, se sienten alienados de los demás. Sin embargo, es posible que esto sea más complejo.
Etapa 2: Los conflictos del genio
Se demuestra cómo estos “genios” aún les falta mucho por aprender y/o que están llenos de defectos. A veces son incomprendidos no necesariamente por ser genios. Lo que a Malcolm sabía de números, le faltaba de inteligencia emocional; estaba tan lleno de inseguridades que se quejaba constantemente, tenía un ego casi desmedido y caía en cuadros depresivos. Sheldon Cooper, ya en The Big Bang Theory, cree saber cómo funciona el universo, tiene obsesiones, complejos y actitudes infantiles que resultan molestas y hasta insultantes para sus propios amigos. Hiccup no sirve para roles necesarios para la isla y, en su afán de ayudar, desobedece a su padre y las reglas de su aldea, llegando a estorbar y provocar más problemas. Will Hunting cree no merecer ayuda o la oportunidad de una mejor vida y está constantemente colmando la paciencia e hiriendo a quienes lo quieren ayudar. Es así como estos personajes tienen más matices que los hacen no necesariamente más simpáticos pero sí más interesantes, pues son más reales. Es posible encontrar varios puntos en común con sus espectadores. Ya teniendo al personaje establecido y sus conflictos definidos, ahora solo falta ver dónde termina su historia. Por lo general, hay dos caminos.
Etapa 3A: El genio se vuelve un sabio/héroe
No hay nada más satisfactorio que ver al personaje por el cual sentiste tanta empatía alcanzar todo su potencial, cumplir su objetivo y convertirse en su mejor versión. Sheldon logra vencer varios de sus complejos y se reconcilia con aspectos de su niñez que ahora valora tanto como a sus amigos, ganando el Nobel en el proceso junto a su esposa. Malcolm finalmente acepta que su vida es difícil y lo seguirá siendo para él y su familia, pero eso es lo que lo termino moldeando y lo convertirá en un gran hombre. Hiccup genera un cambio en su aldea; pero no acaba ahí, a lo largo de su trilogía tiene que madurar aún más para convertirse en el líder que necesita su pueblo. Y Will Hunting finalmente encuentra la fuerza emocional para abrirse y seguir las enseñanzas de su maestro (Robin Williams) para cambiar su vida. De esta forma, estos arcos de personajes se vuelven interesantes, relacionables e inspiradores. Han servido para diversas biopics de genios de la vida real, como la de Steve Jobs, en 2015, así como para historias de superhéroes. Lo cierto es que es simplemente otra versión de el clásico “Viaje del Héroe”; existen distintas formas de llegar a este eslabón. Sin embargo, a pesar de lo satisfactorio y tierno de este final, hay otro camino que un genio puede recorrer, solo que no es tan brillante y optimista.
Etapa 3B: El genio “malvado”
¿Y si Malcolm o Sheldon no hubiesen tenido a sus personajes de apoyo o hubiesen vivido en un lugar no fuesen incomprendidos? Es probable que hubiesen tenido un destino oscuro. Varios de los defectos ya mencionados, en la vida real, son capaces de generar rechazo. Si a esto le sumamos la, aparentemente, inherente falta de habilidades sociales, tenemos a una persona llena de ira, frustración y una ambición incontrolable. Un claro ejemplo es Walter White en Breaking Bad; impulsado por su frustración y la desesperación se convierte en el rey de la metanfetanina. Un caso casi idéntico es el de su contraparte protagónica en su spin-off Better Call Saul, siendo el mejor abogado criminal. En The Social Network tenemos a la poco real versión de Mark Zuckerberg, un genio con una visión y personalidad casi sin emociones que alcanza la cima, pero se queda sin amigos. Cómo último ejemplo, está Amy en Gone Girl, una esposa frustrada que se revela como una genio sociopata y manipuladora. Cómo con el otro final existe más de un camino para convertirse en un villano, como la tragedia o varios de los defectos de los genios, como un complejo de superioridad y una falsa idea de ser el verdadero héroe. A veces es fácil confundir a un genio incomprendido que se convierte en villano como Walter White con un simple villano con un origen o ideas relacionables como John Kramer (saga Saw) o Light Yagami (Death Note).
En la vida real, existen miles de programas para superdotados; pues, así como en la ficción estos jóvenes tienen un potencial enorme. Sin embargo, tanto la ficción como la vida real nos demuestran que sin importar su origen uno puede llegar una persona de bien o no. Es curioso lo normalizado que es ver genios con pobres habilidades sociales; mientras que se espera que el resto de los arquetipos tengan esa área ya resuelta. Lo cierto es que un genio no es necesariamente incomprendido y un incomprendido no es necesariamente un genio; cualquier tipo de personaje es capaz de tener cualquier característica tanto de héroes como de villanos. El punto de ver a personajes cada vez más complejos es encontrar nuevas formas de conectar con el espectador, ya sea para inspirarlo o para que reflexione sobre sí mismo. De cualquier forma, está comprobado que ver crecer a un genio siempre resulta fascinante.
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