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Aguanta la respiración: Sarah Paulson vuelve al rol de mujer demente y me encanta

Spoilers

Los thrillers psicológicos son sin duda de mis géneros favoritos, ya que en ocasiones, el suspenso genera más miedo que el terror. Sin embargo, esta película no cumple con la idea de atemorizar, pero su dramatismo puede mantenerte enganchado.


“Aguanta la respiración” - película estrenada este año, protagonizada y producida por Sarah Paulson - nos lleva a los años 30, situándonos en una Oklahoma árida y polvorienta, acechando el hambre. Allí, en medio de terribles tormentas de polvo que cada vez son más fuertes, Margaret (Paulson) vive sus días en una complicada situación, donde su marido se encuentra fuera y debe cuidar de sus dos hijas, Rose (Amiah Miller) y Ollie (Alona Jane Robins), teniendo a su disposición una vaca que no da leche y cultivos afectados por la sequía.

¿Lo peor? Que lo más complejo de su vida es su propia mente, que la tortura con el sueño recurrente de que una de estas tormentas la deja indefensa y alejada de sus hijas, recordándole la pérdida de su tercera niña, Ada, la cual se da a entender que murió por una enfermedad causada por este polvo que se encuentra siempre en el aire.

Al parecer, por más problemas que tengan, son una familia unida y humilde, pero todo comienza a distorsionarse cuando en el pueblo las cosas se ponen turbias: muertes, enfermedades y delirios causados por la polvareda, chismes sobre intrusos asesinos, y para rematar estos dos hechos, las niñas leen historias sobre un tal “Hombre Gris” que se desintegra cual polvo y al inhalarlo te obliga a hacer cosas que no quieres hacer.

Con los antecedentes previos de desequilibrio mental sufridos por la muerte de la hija, más todo lo que está pasando últimamente, se nos presentan diferentes escenarios en los que las chicas se encuentran en peligro, pero llega un punto en el que ya no sabemos si los acontecimientos son realmente riesgosos o es la mente de Margaret quien genera estas situaciones atemorizantes.

Pero el momento más delulu llega cuando notamos que el verdadero peligro deja de ser el mundo exterior, sino la madre, que no es capaz de diferenciar sus visiones de la realidad. Así, el final brinda un toque dramático, dándonos una conclusión medianamente positiva de la historia, pero, con una pequeña escena, nos asegura que el aire siempre seguirá siendo peligroso.

De esta manera, Sarah Paulson vuelve a su conocido papel de desquicie total, en el que personalmente me fascina verla, demostrando que a veces, un guión puede ser mejorado con el trabajo de una buena actriz.

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