Entonces se puso a maldecir y a jurar:
—No conozco a ese hombre
Inmediatamente cantó un gallo.
Mt 26: 74
En este pasaje del Evangelio de Mateo se cumple la profecía que Jesús le había anunciado a su discípulo Pedro: que lo negaría tres veces antes de que cantara el gallo. Este pasaje muestra que hasta el más leal de los seguidores es capaz de traicionar para poder sobrevivir.
Antes de su arresto, Jesús había sido para Pedro y el resto de sus discípulos un maestro de vida que despertó en ellos la esperanza. Sin embargo, cuando Jesús es capturado, enjuiciado y sentenciado a la crucifixión, sus discípulos se dispersan por temor a padecer un destino similar. Pedro, al darse cuenta de su traición, experimentó un terrible cargo de conciencia. Por su parte, Judas, quien también cometió traición al entregar a su maestro, terminó quitándose la vida. En contraste, Pedro, aunque en principio lo venció el miedo, terminó fundando la Iglesia Católica.
La película La lengua de las mariposas (dir. José Luis Cuerda, 1999) nos cuenta la historia de Moncho, un niño asmático de ocho años que apenas ingresará a la escuela debido a su padecimiento y que le tiene un gran miedo al profesor por su rígida apariencia. Pese a lo anterior, Moncho va descubriendo en don Gregorio, su anciano maestro, a un guía en su despertar a la vida. Moncho demuestra ser un aprendiz despierto y curioso, lo que le ayuda a entender mejor la naturaleza que le rodea y a no tener miedo de hacerse cuestionamientos existenciales como la muerte. Todo esto sucede durante el ocaso de la Segunda República española que sucumbió ante la dictadura franquista. Los ideales liberales de don Gregorio lo hacen blanco fácil del nuevo régimen autoritario y termina siendo arrestado.
El póster de la película es un close up al rostro de Moncho en la escena final, un rostro que proyecta rabia. Los padres de Moncho, como el resto de los habitantes del pueblo, ocultan toda evidencia de cualquier nexo o simpatía con el régimen republicano. Cuando los disidentes políticos son capturados y escoltados en un camión para ser procesados, el pueblo entero los abruma de insultos para no despertar sospechas del ejército. Moncho es alentado por su madre para que insulte al hombre que tanto le había servido de guía en su aprendizaje. Condenas como “ateo” o “rojo” salen de la boca del pequeño, quien, junto con otros niños, persigue el convoy de prisioneros para arrojarles piedras. Entre los “insultos” que deja escapar de su boca Moncho están “espiritrompa” y “tilonorrinco”, términos científicos que corresponden a la lengua de las mariposas y a una familia de aves respectivamente.
Ese rostro de rabia de Moncho en la escena final podría ser en contra de él mismo y de su familia que se ven impotentes ante la amenaza franquista. La mariposa en muchas culturas suele ser asociada a la belleza, la transformación y la resiliencia. Don Gregorio, don Goyo para sus cercanos, es en la película un agente de sabiduría, de la conciencia de la auténtica belleza, de esa de la que habla Aute en su canción. Las palabras de este profesor rural resultaban peligrosas para un régimen que se impuso por casi cuatro décadas en España. Ese “espiritrompa” que Moncho lanzó como improperio hacia su profesor puede ser una señal de que él ha comprendido la situación y le da un mensaje implícito de que los conocimientos que le ha trasmitido permanecen en el pequeño. Esa lengua de mariposa es una esperanza de que la auténtica sabiduría y creatividad no han muerto, pero que tendrán que resistir como lo hacen las orugas hasta que lleguen mejores tiempos para salir de la crisálida y abrir las alas.
Este final causa perturbación en la actualidad porque se acerca a la realidad de algunos países en la que gradualmente van creciendo el poder militar y el crimen organizado, en la que un único partido político va acaparando su presencia en el resto de las instituciones que debieran ser autónomas para garantizar la imparcialidad en sus funciones. Perturba porque la crítica se va haciendo menos presente en los medios de comunicación y una sola visión de la realidad se quiere imponer. ¡Pobre de aquel que se atreva a ser irónico! Porque tendrá que enfrentar la represalia de la cancelación y, si sigue insistiendo en cuestionar la perfección y bondad del nuevo régimen, que se prepare para otro tipo de medidas correctivas.
A diferencia de esta película, ninguna lengua de mariposa se atreve a hablar para dar alguna señal de luz. Es cuando uno esperaría ver surgir a un Terry Malloy de aquel final de On the waterfront (dir. Elia Kazan, 1954) que, después de sufrir la sumisión y violencia de las corruptas mafias sindicales, emerge con sus rostro y cuerpo heridos para inspirar al resto de los obreros a perder el miedo como lo hizo Cristo, quien tras la resurrección motivó a sus seguidores a cambiar su entorno.
Cuadro de la escena final de On the Waterfront (dir. Elia Kazan, 1954)
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