El curioso "arte" de expandir una prometedora idea que NADIE pidió

En el año 2019 (por cierto uno de los mejores años que tuvo el cine en los últimos tiempos) Netflix estrenaba la película española más exitosa de aquel año, El Hoyo, una cinta de suspenso/intriga con un interesante concepto minimalista levemente inspirado -aunque nunca se confirmó pero si uno tiene una gran memoria como la tengo yo era fácil de reconocer- en un cortometraje del realizador Denis Villeneuve titulado 'Next Floor' en donde varias personas de clase alta comen grotescamente hasta el hartazgo un banquete compuesto en su mayoría por carne, provocando el derrumbe de la mesa junto a los comensales y cayendo a un “nivel” más bajo en donde deben seguir comiendo a pesar de los restos de escombros que tienen en sus delicados trajes. Todo esto sucede mientras los cocineros, los mozos y el jefe de cocina observan a estas personas devorar sin titubeo todo lo que tienen enfrente.

La crítica social, así como se infunde efectivamente en el cortometraje de Villeneuve que pasó desapercibido en su momento, nos daba en la ópera prima del realizador Galder Gaztelu-Urrutia una potente arista de los problemas más comunes que aquejan a la mayoría de nosotros. La pobreza, la igualdad, la moral y el sentido de pertenencia eran algunos de los temas que se tocaban en este thriller high-concept que narraba la historia de Goreng, un hombre que despierta en una extraña plataforma con 333 pisos en donde en cada una de ellas habitan dos personas que no se conocen, y que esperan todos los días que baje una mesa flotante donde les espera comida.

CORTOMETRAJE DE DENIS VILLENEUVE:

Como es obvio (así como lo repetía el personaje de la primera), las personas que estaban más arriba iban a comerse casi todo e ir dejando las sobras al resto, y así progresivamente. Pero lo interesante de este planteo era que, luego de un mes, todos los habitantes de este peculiar lugar eran “dormidos” y reubicados en otro piso. ¿Cómo afectaría esto a las personas que no habían comido nada y luego lo tenían todo al otro mes? Inesperada y sorpresivamente para todo el mundo, estas preguntas cuasi existenciales y el universo construido por el propio director pegaron con el público dándole cierto estatus de culto, conformando varios memes y ofreciendo algo… diferente.

Cinco años después, y sin que (me animo a decir) nadie lo pidiese, tenemos ante nosotros una secuela que en realidad es una débil y desaprovechada precuela. Si, el director, que este mismo en unos meses al parecer estrena Rich Flu, un título con temáticas similares decidió que lo mejor era contarnos el “antes” de los eventos que suceden en la primera entrega. ¿Acaso alguien quería saberlo? Pongámosle que sí. Pongámosle que, en cierto momento en el 2019, durante su visionado me haya preguntado quiénes eran estas personas que llevaban a cabo el experimento social y que obtenían de ello. ¿Eran seres humanos controlados por alienígenas que buscaban analizarlos, era todo parte de una enorme conspiración gubernamental para fomentar el caos?

Paradójicamente esta precuela no aporta absolutamente nada a la historia. Lo que podría haber sido una gran chance para querer meterme de lleno en las motivaciones, el lore y las posibilidades que el concepto de “el hoyo” puede llegar a tener, terminó siendo una absurda repetición del primer capítulo en donde me quedan más preguntas en la mente que alguna respuesta aliviadora. Y no, no es que esperaba tener todo - valga la redundancia - servido en bandeja como me lo haría Nolan, pero tampoco pretendía quedar más confundido de lo normal. En esta nueva entrega - por favor que no sea una trilogía - conocemos a Perempuán y Zamiatin, dos almas con un pasado trágico que son nuevos en el “hoyo”. Pero el giro, o lo innovador, es que esta nueva entrega intenta poner como foco el fanatismo y el choque de ideales que pueden converger en esta pirámide social.

Mucho más “grandilocuente” en términos de puesta en escena, la precuela parece acercarse tímida al espectador. Ahora tenemos muertes mucho más ingeniosas, sangre por doquier, pero aun así sentí que no me ofreció nada nuevo ni tampoco me hacía querer ver más. ¿Netflix realmente se guía por los números o por lo que la gente quiere? ¿quién habrá pensado en esta continuación de ‘El Hoyo’ como un hit? No existe historia de origen como tal, todo queda - valga la redundancia nuevamente - “cocinado” a medias y al final, nada parece tener sentido. Solo queda el mal recuerdo de haber desperdiciado cien minutos de mi vida sin llevarme ningún mensaje, ninguna enseñanza, ningún momento disfrutable ni tampoco algo que me invite a querer presumir ideas y teorías en mi cabeza.

PD: me acabo de enterar que va a ser una trilogía. Ya no sé qué pensar.

POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 9 de Octubre del 2024, 18.32 AM | UTC-GMT -3

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