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La lengua de las mariposas (lo que molesta es la empatía)

Spoilers

La lengua de las mariposas (1999), dirigida por José Luis Cuerda y basada en los relatos de Manuel Rivas, es una película que explora la pérdida de la inocencia a través de los ojos de un niño en la España pre-Guerra Civil. Esta conmovedora historia, que combina ternura y tragedia y nos lleva a un momento central en la historia de España, cuando las tensiones políticas y sociales empezaban a dividir al país. La educación, la amistad, y cómo las ideologías pueden destruir lo más puro e inocente son algunas de las aristas tocadas con un enfoque poético y real.

A través de la mirada del joven Moncho, La lengua de las mariposas nos invita a reflexionar sobre los horrores de la intolerancia y el fanatismo, pero también sobre la belleza de la enseñanza y la importancia de la libertad individual. Con una actuación destacada de Fernando Fernán Gómez como el maestro Don Gregorio, la película nos recuerda que, en tiempos de odio y división, el conocimiento y la empatía son las primeras víctimas de la guerra. Resulta curioso ver esta película en el contexto de mundo (y de país) donde ahora nos encontramos. Desgraciadamente algunas películas son atemporales, ó la cualidad cíclica de algunos procesos sociales nos hace caer nuevamente en similitudes que no son agradables.

Estamos en un pequeño pueblo gallego durante los últimos días de la Segunda República Española, justo antes del estallido de la Guerra Civil en 1936. Este periodo histórico fue marcado por profundas divisiones políticas entre republicanos y nacionalistas, con un creciente conflicto entre los ideales progresistas y las fuerzas conservadoras que querían preservar el status quo.

En la historia se captura este momento de manera sutil pero efectiva, mostrando cómo la política se filtra en la vida cotidiana de las personas comunes. A lo largo de la película, los espectadores son testigos de cómo las tensiones políticas van escalando y afectando a las relaciones humanas en el pueblo. Aunque Moncho es demasiado joven para comprender completamente lo que está ocurriendo a su alrededor, la audiencia percibe que se está gestando algo terrible ya que el odio y la intolerancia se leen y comprenden aún entre personas de diferente país.

El núcleo emocional de la película reside en la relación entre Moncho, un niño curioso y sensible, y Don Gregorio, su sabio y bondadoso maestro. Al inicio del filme, Moncho teme ir a la escuela, debido a los rumores de que los maestros golpean a los alumnos. Sin embargo, pronto descubre que Don Gregorio es diferente: es un hombre que cree profundamente en el poder de la educación para liberar a las personas del miedo y la ignorancia.

Fernando Fernán Gómez, en el papel de Don Gregorio, ofrece una actuacón impecable. Su personaje encarna los ideales de la Segunda República: laicismo, libertad de pensamiento y una educación al servicio de la humanidad. A través de su enseñanza, Don Gregorio introduce a Moncho y a sus compañeros al mundo natural y a la importancia de la curiosidad. Es una figura paternal que inspira respeto y admiración, no a través de la autoridad, sino mediante el ejemplo y la sabiduría.

Uno de los momentos más significativos de la película es cuando Don Gregorio lleva a los niños al campo para mostrarles la lengua de las mariposas, una estructura delicada que permite a estos insectos beber el néctar de las flores. Este gesto, lleno de ternura y simbolismo, representa la fragilidad de la libertad y el conocimiento en un mundo cada vez más violento y opresivo. Don Gregorio no solo enseña a Moncho sobre la naturaleza, sino que le muestra una forma de ver el mundo basada en la empatía, el respeto y el pensamiento crítico.

A través de los ojos de Moncho, vemos un mundo lleno de maravillas y descubrimientos, pero también uno que está a punto de ser devastado por la guerra y el odio. La película se toma su tiempo para mostrar la cotidianidad de la vida en el pueblo: las celebraciones, las tradiciones, y las relaciones entre los vecinos. Hay una sensación de comunidad y de simpleza en las vidas de los personajes, pero esta paz aparente está a punto de desmoronarse. La intolerancia y la escalada de la violencia se percibe en el espeso aire de este pueblo gallego.

Quizás una de las ideas mas interesantes sea la de la inocencia de los niños frente a la crueldad del mundo adulto. Moncho no entiende por qué la gente en su pueblo empieza a dividirse entre republicanos y fascistas, ni por qué su maestro, que le ha enseñado sobre la bondad de la naturaleza, es de repente visto como una amenaza. Esta incomprensión es devastadora, tanto para Moncho como para la audiencia, que sabe lo que está por venir.

El contrapeso entre la belleza de la enseñanza de Don Gregorio y la brutalidad del fascismo que se avecina funciona fluidamente. A medida que la guerra se aproxima, las personas en el pueblo comienzan a cambiar. Vecinos que antes convivían pacíficamente ahora desconfían unos de otros. La paranoia y el miedo se apoderan de la comunidad, y Moncho se ve atrapado en medio de este cambio, incapaz de comprender por qué su mundo está desmoronándose.

El final de La lengua de las mariposas es uno de los momentos más desgarradores del cine español. Cuando las tropas fascistas toman control del pueblo, Don Gregorio, junto con otros republicanos, es arrestado. En una escena profundamente dolorosa, vemos cómo los habitantes del pueblo, temerosos de ser asociados con los republicanos, traicionan a aquellos que alguna vez consideraron amigos. Entre ellos, la familia de Moncho.

Moncho, bajo la presión de su padre y su madre, que temen por su seguridad, se une a la multitud que insulta y lanza piedras a Don Gregorio mientras es llevado por los soldados. Es un momento de traición que simboliza la destrucción de la inocencia del niño. Moncho, que había sido tan profundamente influenciado por la bondad y el conocimiento de Don Gregorio, se ve obligado a rechazar todo lo que su maestro le había enseñado. Las últimas palabras que grita, “¡Tilonorrinco! ¡Espiritrompa!” —términos que aprendió de Don Gregorio sobre las aves y las mariposas—, son una desgarradora mezcla de traición y desesperación, un intento de aferrarse a los recuerdos felices de su tiempo con su maestro.

Este final subraya la tragedia de la Guerra Civil Española y la forma en que el odio y el miedo destruyen no solo las vidas de los adultos, sino también la pureza y la inocencia de los niños. La educación, representada por Don Gregorio, se convierte en una de las primeras víctimas de la represión fascista. El conocimiento, la libertad de pensamiento y la empatía son reemplazados por el odio y la violencia.

A través de la mirada inocente de Moncho, la película nos muestra cómo el odio y la intolerancia pueden destruir lo más valioso de una sociedad: su humanidad, su capacidad de empatizar y aprender de los demás. Nos recuerda que la educación es uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad, pero también es uno de los primeros en caer cuando el autoritarismo y la violencia se imponen. En tiempos de conflicto, los maestros como Don Gregorio, que fomentan el pensamiento crítico y la libertad, son vistos como enemigos a ser silenciados. Un homenaje a esos maestros y una advertencia sobre los peligros de la intolerancia. Es, en última instancia, una película sobre la fragilidad de la democracia y de la necesidad de defenderla siempre

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