'ONE HOUR PHOTO': Los miedos ocultos de la Norteamérica post 11/9

"Algunas personas piensan que este es un trabajo para un empleado de oficina. En realidad, creen que cualquier idiota que asista a un seminario de dos días puede dominar el arte de hacer hermosas impresiones en menos de una hora. Pero, por supuesto, como ocurre con la mayoría de las cosas... hay mucho más de lo que parece.”

Las palabras salen de la mente de Sy Parrish, un experimentado y calculado revelador de fotos que trabaja en un centro comercial cual WalkMart (en este caso es SavMart), que es el primero y último en llegar del lugar, y que, así como lo expresa en esta frase narrada con voz en off, se dejan traducir como la analogía de un pensamiento más…grandilocuente, por decirlo de cierta manera. Nada es lo que parece en la sociedad norteamericana tal como lo refleja la estupenda y aterradora metáfora de ‘One Hour Photo’, uno de los tantos (y grandes) thrillers de principios de siglo XXI que acechaban en las pantallas grandes como un espejismo de los miedos colectivos post 11/9.

La historia sigue la creciente y calculada obsesión de Sy con los Yorkin, una familia de clase alta que ha estado revelando las fotos de los cumpleaños, los viajes y todo tipo de eventos en la empresa que él trabaja. Ellos desconocen toda la información que este hombre ha estado recolectando durante todos estos años y lo tratan como si fuera uno más de la familia (o eso es lo que él quisiera). Sy vive una vida idílica en la que en su cabeza él es un eslabón más de este aparentemente irrompible círculo familiar, pero también algo en mi cabeza me decía que cualquier error o traspié en su rutina podía llevar al personaje a la ruina absoluta. La película se pone del lado de este meticuloso trabajador para ponernos en carne propia de sus vivencias, sus miedos y su inmensurable deseo de poder ser parte de la vida de alguien más.

Siempre consideré a Robin Williams uno de los mejores actores de la historia del cine. Su capacidad para retratar personajes amigables, sinceros y optimistas lo pusieron en la cresta de la ola entre los 80s y los 90s con sus icónicos papeles en películas como ‘Hook’, ‘Patch Adams’, ‘Mrs.Doubtfire’ o ‘Buenos Días, Vietnam’ por dar algunos ejemplos, pero también había algo escondido que al verlo me hacía cierto ruido, una profunda tristeza disfrazada en su honesta mirada y su impecable sonrisa que se confirmaron el día que escuché la desgarradora noticia de que su fallecimiento. El actor había pasado por una recaída en su adicción al alcohol, y tenía un tipo de demencia de la cual nunca quiso hablar públicamente.

Su personaje en esta cinta, Sy Parrish, es un fiel reflejo de aquello que no vemos pero que siempre está ahí. Aquello que nos acecha, pero que se esconde detrás de las sombras para hacerse visible sin previo aviso. La película, que fue estrenada tan solo un año después del mayor atentado terrorista en la historia de Estados Unidos, simboliza a la perfección los miedos de la sociedad puesto desde los ojos de una persona solitaria en el sentido más extremo de la palabra. Pero ¿por qué enfocarse en este título y no en uno que haya retratado aquella tragedia en tiempo y forma, como Las Torres Gemelas o Vuelo 93? Creo que a veces las secuelas y traumas que pueden acarrear estos eventos resultan más interesantes que el hecho de abordar concretamente lo sucedido. Si, hay miles de archivos, videos en YouTube y en las redes sociales, decenas de artículos con lujo de detalle sobre lo que pasó, pero ¿que tal sobre aquello que repercutió en el inconsciente de la sociedad norteamericana luego de haber vivido tal episodio en sus vidas?

¿Qué pasaría si digo que Sy Parrish no es más que un producto intransigente y emocionalmente desquebrajado de aquella paranoia colectiva? La película nos sitúa en un tiempo en donde se estaba dando el traspaso inevitable de lo analógico a lo digital en muchos aspectos de la vida rutinaria, pero Sy prefiere aferrarse a memorias que no son propias quizás para conservar aquello que no le pertenece, pero sí desea. ¿Qué norteamericano no habrá deseado que nunca ocurriese esos choques de aviones, a pesar de las miles de teorías que existen al respecto sobre las intenciones del mismo? Este simbolismo sirve para mostrar cómo una porción decidió salir adelante y otra se quedó estancada en la idea de que el otro era la amenaza o la salvación.

Sy es una persona que hace todo lo posible por complacer a Yakob y Nina -madre e hijo en la familia Yorkin- como si fuese una suerte de tío para ellos, mientras que por el padre, Will, siente cierta empatía hasta que descubre gracias a un revelado de fotos en su empresa que la ha estado engañando a su mujer durante mucho tiempo con Maya, una ex compañera de la secundaria. Esta idealización de la “familia perfecta” construida en la mente de Sy es destruida, la idea de que ya no existe esperanza en el mundo es instalada en él, y una progresiva oscuridad se adueña del personaje: tiene pesadillas surreales, ya no es esa persona cálida y solidaria que mostraba ante los demás…y su cordura comienza a caer en picada.

En cierta escena el personaje dice: “Las cosas que más tememos ya nos han pasado.” Esta alegoría narrativa de que, sin haber vivido, pero si experimentado el miedo de aquello que todavía no nos sucedió, resume a la perfección lo que nos quiere decir la obra. Por poner un ejemplo que considero universal, ¿a quién no le ha dolido el solo hecho de pensar en la muerte de algún ser querido que todavía está vivo? ¿Por qué pasó lo que pasó aquella mañana de septiembre? La verdad tal vez nunca sea revelada, pero los miedos siguen intactos.

POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 11 de Septiembre del 2024, 17.37 PM | UTC-GMT -3

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