¿Quién aplaude durante 17 minutos al finalizar una película?

Supongamos que como periodista enfocado en cine y demás artes audiovisuales logras cumplir uno de tus sueños más grandes que era cubrir un festival importante. Digamos que es el de Venecia, uno de los supuestos tres más “prestigiosos” de todos. Pudiste asentarte en un hotel cercano a los complejos en los que se proyectan los títulos más esperados, y te organizas con mucha anticipación en tu agenda para no perderte ninguno. Pudiste reservar con éxito para la nueva película del legendario realizador manchego Pedro Almodovar, ‘La Habitación de al Lado’, su primer título en inglés protagonizado por un envidiable dúo compuesto por Tilda Swinton y Julianne Moore.

Corren los minutos, y quizás, por algún motivo que se te escapa o porque simplemente no estás conectando, lo que tenés frente a tus ojos no es de tu agrado. Al comenzar los créditos finales, te das cuenta de que por unanimidad y sin reproche alguno todos en la sala aplauden. Pero no solo se limitan a hacerlo por cortesía y respeto, no: lo hacen durante diecisiete minutos ininterrumpidos, congregándose en un ritual ceremonioso dictado por la creciente popularidad de que, si no se hace de esa manera, indirectamente estás llamado a ser un anti-cinéfilo…o algo así. Mientras vos, solo para seguir a la marea, lo haces durante unos 10-15 segundos. Eso sería lo más lógico, ¿no? Bueno, bienvenidos a las terres du grand art, mis amigos.

En el inconsciente de la prensa, los cinéfilos y todas las personas que hoy en día concurren a los festivales de cine más importantes del mundo existe una noción, casi imperecedera (y cada vez más irritante a mi parecer), de que, cuanto más se le aplaude a una película al comenzar los créditos finales, mejor es o más calidad tiene. El “aplaudometro”, término que quizá acabo de inventar y que se encuentra en el borde que roza lo ridículo con lo aburridamente snob, parece sentenciar para muchas personas sin criterio alguno cuan magistral una obra puede ser. ¿Se imaginan estar en una galería de arte y que a nuestro alrededor se encuentre gente aplaudiendo a un “artista” que está esparciendo manteca en el piso? En el siguiente vídeo se explica ampliamente lo que trato de abordar…

Si, sé que el arte es subjetivo y que de cualquier cosa pueden surgir las ideas más originales y disparatadas de todas (pregúntenle a David Lynch o Roy Andersson por ejemplo), pero creo que eso conduce únicamente a excusar el sinsentido como si fuese extraordinario solo por el hecho de existir y porque nadie más se atreve a hacerlo. Es como si mañana Yorgos Lanthimos estrenase en Cannes una película sobre un dinosaurio que mantiene una relación afectiva con una gaviota, y de repente todo el mundo aplaudiese solo porque él la hizo. De esa manera casi robotizada siento que la gente reacciona hoy en día ante lo “diferente”, y también lo establecidas que están ciertas cuestiones al tema que nos compete.

En los rincones más glamorosos de estos festivales Almodóvar es toda una diva (en el sentido más respetuoso de la palabra, si es que existe tal sentido). No importa que película estrene, el director de 75 años es amo y señor apenas pisa estos lugares. Y no me malinterpreten, soy un admirador de su cine (no de todas sus películas, solo de algunas) y creo que supo revolucionarlo todo en el momento indicado. Desde hace varias décadas que se animó -y sigue animando- a tocar temas tabúes para las comunidades más conservadoras, algo que en la actualidad está visto como un “milagro” debido a la aceptación de la inclusión, y lo abiertos que estamos a hablar sobre ciertas cosas que hace años parecían intocables y hasta desafortunadamente para algunos, desagradables.

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En el último Festival de Venecia, su drama existencialista sobre dos amigas de toda la vida que se reencuentran luego de muchos años sin verse fue la ganadora de el León de Oro. Para muchos un hito ya que es la primera película española en ganar dicho premio (a pesar de que está hablada en inglés todo el equipo técnico/artístico está conformado por personas españolas y producida por El Deseo, la reconocida productora del director) pero para muchas otras personas según lo poco que estuve leyendo un verdadero fiasco. La realidad es que no me adentré en las diversas opiniones que pueda haber sobre el título ya que prefiero ir a verla sin ninguna otra información más que lo básico e indispensable: el plot, su director, las actrices…y eso.

Sabiendo todo esto aun así la pregunta me sigue inquietando. ¿Es necesario -y hasta me atrevo a decir, SANO- aplaudir durante 17 minutos? ¿puede este síndrome del aplauso instantáneo afectar el nivel de pretenciosidad que se le pueda pegar en el cuerpo al director luego de ver como toda una audiencia te adula y venera como si fueses una suerte de dios para ellos? Personalmente soy de los que prefieren a los artistas perfil bajo, esos que pueden mantener la humildad hasta el final de sus días como Scorsese o Kubrick en su momento (y con sus rayadas diferencias), y que prefieren que sus obras hablen por sí mismos.

El récord a esta altura -y para establecer ciertos parámetros- fue para ‘El Laberinto del Fauno’ con un “aplaudometro” que elevó todos los límites posibles con su estreno en la edición de Cannes del 2006 gracias a los impresionantes veintidós minutos de personas haciendo ruidos con sus palmas. Películas como ‘The Paperboy’ y ‘The Beaver’, dos que probablemente nadie recuerda, recibieron entre doce y quince minutos también en el festival que se da en la ciudad francesa todos los años. Probablemente los años pasen y esta competencia por ver quien es más aplaudido llegue a un punto en donde lo mejor de todo eso solo sean los memes y chistes que se puedan hacer al respecto. Por mi parte me limito a usar la coherencia.

POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 11 de SEPTIEMBRE del 2024, 13.19 PM | UTC-GMT -3

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