Nichijou: My Ordinary Life - La vida es una serie de milagros

¿Por qué siento que estaba adelantada a su tiempo? ¿Cómo es que convierten cada efímero instante en un despliegue de creatividad pura e ilimitada? "Nichijou" ("vida cotidiana" en japonés) es una propuesta suprema de animación... de las mejores series animadas de la vida.

Antes de comenzar, quería puntualizar un detalle especial. Ahora, en 2024, he notado que este gran anime ha vuelto a ser ligeramente mencionado entre su respectiva comunidad de Internet. Principalmente, porque es comparada con un estreno de este año, cuya publicidad en redes sociales se viralizó a cifras estrambóticas, cuya emisión ha sido un rotundo éxito: “Mi amiga Nokotan es un ciervo” (Shikanoko Nokonoko Koshitantan). Según algunos internautas, la relación radica en que “Nichijou” sería el anime de comedia absurda definitivo de los 2010, mientras que el de Nokotan compartiría tal honor en esta década actual. Cabe resaltar que, hasta la fecha en la que se publica este escrito, el anime de la chica ciervo sigue en transmisión; además, claro, los 2020 todavía no terminan. Pero, en fin, aprovechando la ocasión, haré una comparación entre ambos animes de comedia, para comprobar si merecen ser consideradas como semejantes.

La vinculación es justificada. Ambas premisas constan de slices-of-life (recuentos de la vida) ubicados principalmente en una escuela secundaria, con una mezcla de humor aleatorio y anárquico. Así, la rareza termina siendo el acostumbrado día a día. Tomando eso en cuenta, parecería que ambas lucen como gotas de agua muy similares. Sin embargo, siendo más introspectivo, ambas series tienen enfoques completamente distintos.

“Mi amiga Nokotan es un ciervo” está destinado principalmente a una audiencia adulta. Posee tantos comentarios meta que ya hasta los personajes saben cuántos capítulos han pasado. Muchos chistes están elevados de tono, bailando en medio del límite hacia el contenido sensible. Su tono es absolutamente destructivo: literalmente puede pasar lo que sea y jamás habrán consecuencias. Es la encarnación del decir que “la televisión pudre el cerebro”. Termina volviéndose una experiencia psicodélica y adictiva, con demasiados instantes que sacan genuinas carcajadas, ante la inverosimilitud adrede en sus relatos.

Por otra parte, “Nichijou” se acerca más un contenido familiar, pero eso no le impide incluir situaciones para gente un poco mayor. La gracia está en su cautivadora y engañosa apariencia, la cual tarde o temprano explota en fantasía desmesurada por toda la ciudad. Ordinaria para ellos, impensada para nosotros. Presenta un tono inocentemente reconfortante (en escenarios, música y colores) que logra adaptarse a la perfección con todas las locuras vistas en pantalla. Por ejemplo, trae consigo algunos momentos sugerentes, pero la simpleza y la tranquilidad visual del anime sorprendentemente suaviza estas situaciones. Sumado a ello, se sostienen de la exageración caricaturesca para crear reacciones cargadas de súper-intensidad, de súper-humor.

Comparando ambas series, quizá esta última sea una anarquía más suave en narrativa. Pero es ultra-poderosa en espectáculo, carisma y una admirable creatividad.

El género de comedia tiene el potencial de abordar muchísimas perspectivas, entre lo racional y lo irracional. Aunque, por esta ocasión, en mi opinión, “Nichijou” supera con creces a “Nokotan”. Para aclarar, esto no tiene nada que ver con sus estilos o tonos, sino en la ejecución de sus historias. Últimamente, sentí que “Mi amiga Nokotan es un ciervo” se excedía con los saltos en el tiempo, que dejó pasar muchas oportunidades de crear chistes subsecuentes. Varias veces anticipaban acontecimientos que sonaban muy interesantes —como la estación de verano, un modelaje de ciervos, problemas en un festival—, solo para hacer elipsis y pasar a otra anécdota del club de ciervos (el foco principal del show). Supongo que la naturaleza sorpresiva de este recurso tiene la intención de suscitar humor, pero lo noté anticlimático. Esos casos, en retrospectiva, los veo un diamante en bruto desaprovechado. Aunque las risas nunca faltan, no siento que estén explotando al máximo la absurda creatividad que prometen al principio de múltiples episodios. Creo que ese maravilloso despliegue únicamente se hizo apreciar en sus primeros episodios. Incluso, me parece que poco a poco los nuevos capítulos diluyen la personalidad magnética de su personaje titular. Nokotan se va convirtiendo en un caos que cada vez obra de forma más egoísta, lo cual lamentablemente empieza a hacerse molesto.

De este modo, “Nichijou” representa todo lo contrario. Es un agasajo de caos, locura y esparcimiento con muchísimo corazón. Todo pequeño instante es transformado en una colosal broma visual. En una apuesta fresca y atemporal, versátil para cualquier época en la que veas uno de sus capítulos. Porque son empáticos y altamente identificables. El show no solo aprovecha al máximo todos lo recursos lo que posee, sino que se atreve a rebasar los límites de nuestra propia imaginación. Minuto a minuto, nos dan gloriosas demostraciones de arte absurdista. El formato antológico ayuda a derribar las fronteras de lo posible, tener la máxima libertad posible… Para dotar a la serie de cuantiosas historias exquisitas durante cada media hora. Un gran ejemplo de cómo aprovechar tu grandioso concepto y dotarlo de personalidad a la enésima potencia.

Hasta ahora, no he hecho más que hablar maravillas sobre “Nichijou”. Porque se las merece y más. Es una de las joyas de comedia y animación de todos los tiempos. También me atrevo a catalogarla como una de las mejores series que se han creado. Finalmente, puedo dejar las comparaciones a un lado para centrarme en este gran anime.

Cierro paréntesis. Rebobinemos. Volvamos al principio. "Nichijou: My Ordinary Life” es un anime de comedia surreal estrenado en 2011, adaptado a partir del manga homónimo de 2006 escrito por Keiichi Arai. Cada capítulo funciona como una antología para sketches y segmentos aleatorios sobre la homónima vida cotidiana, con una sazón de entrañable anormalidad por todas partes. Seré honesto. Me he reído a carcajadas con cada bendito episodio. Gracias a quienes vieron este anime en su tiempo hace más de 10 años, puedo encontrar los clips en YouTube con facilidad para repetir los mejores momentos (los cuales son bastantes).

Asimismo, cada cierto tiempo tenemos de intermedio unos breves encuadres estáticos (que parecen ser movidos por la ligera brisa del viento) para contemplar pequeños detalles que suceden en ambientes impredecibles, lugares donde seguro hemos estado al menos una vez. En cada capítulo, vemos una zona extrañamente familiar. Por ejemplo: unos balcones con ropa siendo movida por el viento, el interior vacío de un ascensor donde entra una persona dentro de poco tiempo, un escritorio de oficina vacío por el momento, o quizá a un(a) civil caminando a la distancia. Incluso, ahora que me acuerdo, la segunda intro de la serie jugó con esta composición durante las notas melancólicas: con Yuuko, Mio y Mai (las protagonistas) inmóviles, cada una contra un fondo que avanza veloz en el tiempo.

La magia está en ver actos efímeros del día a día, que incluso en su normalidad va con la alocada propuesta del show. Eso lo detallaré hasta el final.

Conforme avanza la serie, "Nichijou" florece cada vez más. Sus atributos son grandiosos y aprovechados hasta su máximo apogeo: una creativa comedia visual, aderezada con personajes llenos de carisma y manías inhóspitas. En general, sus historias no pretenden tener un hilo narrativo clásico, sino una cercanía a lo que es y se siente la vida cotidiana (no cómo se ve, obviamente). Para que conste, dije “vida cotidiana”, no “vida normal”. Que quede claro, este mal chiste que hice no demerita el esplendor del show en ningún sentido.

Su latente pureza y vastas vibras de tranquilidad romantizan los pequeños momentos que nos pueden pasar a nuestro alrededor, algunos que sin saberlo son la consecuencia de tantas acciones ocurriendo al mismo tiempo. Incluso mientras escribo esto. Muy de vez en cuando, nos damos cuenta de ello. ¿Y qué más queda que estar agradecidos?

Pero, sí, también incluye arcos narrativos, y el del personaje de Nano (Shizuka Furuya) es bellísimo. Un viaje inesperado de aceptación personal, el deseo de una vida feliz. Al final, encuentra a las personas correctas, en el momento y lugar perfectos. Algo que ni siquiera notó en un inicio. Que ha logrado sin necesidad de cambiar quién es por dentro (o por fuera).

Asimismo, adoré las exageradísimas identidades de todos. Nuestras protagonistas son tres mejores amigas que cursan la secundaria. Expertas en involucrarse en todo tipo de peripecias, sean pasajeras o gratificantes, sin perder nunca su particular cotidianeidad. Tenemos la turbulenta pero magnífica amistad de la niña eterna Yuuko (Mariko Honda) y la multifacética Mio (Mai Aizawa), junto a la críptica Mai (Misuzu Togashi) quien actúa una especie de extraño —buen— mal tercio.

También tenemos otro trío de coloridas personalidades. Una niña genio (Hakase, Hiromi Konno) que de seguro acabaría con todas las enfermedades del mundo con una tarde libre, si le da la gana. Una robot llamada Nano (Shizuka Furuya), de lo cual me pregunto cómo habría todo antes de su llegada. Por último, está Sakamoto (Minoru Shiraishi), un gato capaz de hablar, maldecido con una tremenda mala suerte. Los tres conviviendo juntos en un laboratorio donde viven. Porque así es y punto. A su manera, los seis principales con chistosísimos.

Asimismo, los personajes secundarios son fascinantes. Los constantes nervios de Sakurai. Una estudiante que lleva consigo todo el arsenal militar habido y por haber. El desafortunado padre de un templo. Los perros. La tensión entre el director y subdirector… La lista podría seguir hasta el infinito. Todos comparten la chispa, el encanto y el carisma. Todos resaltan sin importar cuánto tiempo los veamos.

Nuestro día a día siempre puede ser un desastre, ¿verdad? “Nichijou” es un hermoso desorden para dejarse llevar. Su dulce, inocente y bienintencionada diversión conecta con nosotros, haciéndonos examinar las experiencias personales con un ojo más comprensivo (¿alguna no te ha pasado un pequeño milagro?). Para nada es necesario buscarle respuestas (o desenlaces) a todo. Los chistes, junto a los segmentos recurrentes, convierten este tumulto de múltiples historias en un espectáculo de media hora, que nunca deseé que terminase. Y aunque terminó, todo concluye satisfactoriamente, a su manera.

Lo siguiente que viene es muy personal de mi parte y tiene que ver con grandes detalles sobre el final. Simplemente, adoré cómo el último capítulo finalmente reúne los dos tríos principales bajo (y encima) el mismo techo. Solo faltaba ver a Sakamoto presente en el incidente del pastel y de seguro echaba una lagrimita de la emoción. Finalmente me acabé los 27 episodios (recién me enteré el OVA "Episodio 0" a medio camino, así que obviamente lo vi antes del 26), así que unas reflexiones finales.

Una vida normal es la concepción general de una vida tranquila. La paradoja en ello es que no es seguro afirmar si esa vida tranquila será una vida alegre. En esta ocasión, "Nichijou" ofrece una visión optimista al caos. Nos presenta una oda a la rareza. La anormalidad es la chispa que hace a la vida más interesante. Al final, quizá sí haya un tonto o una tonta, en tod@s nosotr@s.

“La vida es una serie de milagros”, una cita proveniente de esta maravilla.

Momento(s) favorito(s): El venado, el ascensor, el zapato, la billetera, Mio protege su secreto, el cupón, la pelea, la primera visita de Yuuko, el campamento, "habilidades innatas", los perros (y prácticamente todo). 🐶📄🗿

Factor +: La anarquía visual, cómica y narrativa. 💥🌌💫

Factor -: Nada en contra. Es una obra maestra en todos sus géneros. 💌🤖🐱‍👤

27 episodios después, el lapso infinito de historias trae pequeñas sorpresas continuas a nuestra vida cotidiana...

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PD: Aquí les dejo una de las escenas más icónicas de todos los tiempos. 🦌