1974: Cincuenta años del gran CAMBIO de era en Hollywood

Tengo que admitirlo: desde pequeño como un niño argentino de clase media en los 90s hasta el día de hoy siempre me sentí más identificado con el cine estadounidense que con el nacional. Tal vez la cultura y la política en ese preciso momento que atravesaba el país inclinó a mis padres a transformarme en un consumidor serial de las series, espectáculos televisivos y películas más populares del territorio yankee, o tal vez fue que mi predilección por estas obras estaba arraigada a mi forma de ser, algo que nunca sabré. En la actualidad si existe algo que regularmente repito para mis adentros es la idea de que, si me dieran la opción de cambiar mi año y lugar de nacimiento, me posicionó mentalmente a finales de los 60s en Los Angeles, California, estando cerca de los sets de rodaje y siendo parte desde chico de aquello que es el foco principal de lo que quiero expresar en este artículo.

Si hay algo que también sé es que cuando me preguntan cuáles fueron los años específicos que nos dieron los títulos más grandiosos del séptimo arte, en mi mente circulaban solo dos: 1994, uno en donde yo tenía dos años y 2014, cuando ya tenía veintidós. Probablemente sea por una cuestión generacional -nací en 1992- o por alguna otra que en este momento se me escapa, pero de solo pensarlo se me pone la piel de gallina. Si me teletransportara a mi infancia inmediatamente saldrían a flote como por arte de magia Forrest Gump, El Rey León, La Máscara, Tonto y Retonto o Ace Ventura 2. Cada una de ellas me dejó su enseñanza y mensaje con tenacidad, y supieron impregnarse en mí como si fueran parte de mi propio cuerpo. Gracias a ellas puedo decir que hoy soy quien soy.

Pero últimamente con una serie de cambios ocurridos en mi forma de ver la vida y una filosofía que fue mutando (y también una cantidad enorme de películas que añadí a mi filmoteca en forma de memoria ya que no tengo Letterbox ni hago listados de ningún tipo), hay un año a mediados de los 70s que lo fui procesando y meditando como uno de los más importantes, sobre todo para la industria hollywoodense y los gustos de mi cinefilia. Hace cincuenta años era 1974. Uno en donde, la mayor industria del cine a nivel global en ese entonces, transitaba cambios notorios en su sistema de producción con la revolucionaria llegada del New Hollywood, un movimiento necesario que le daba un mayor control a voces autorales que surgieron como Martin Scorsese, George Lucas, Francis Ford Coppola, Roman Polanski o Steven Spielberg, solo por mencionar ciertas leyendas vivas que a día de hoy se encuentran vigentes, algunas tratando de encontrar su espacio en el vasto panorama y otras totalmente consolidadas desde aquella época de renacimiento artístico que se gestó principalmente en los casi montañosos picos de Los Angeles.

De este peculiar momento en la historia del arte más bello de todos existen cuatro películas que, en mi opinión, moldearon y sentaron las bases de lo que se vive en esta postmodernidad que atraviesa Hollywood. Esta es mi selección de títulos:

THE GODFATHER II

La consagración del modelo definitivo del cine de gangsters

Considerada por muchos como el pináculo en el cine de gangsters y la mayor influencia en el cine moderno para el subgénero, Francis Ford Coppola tenía entre sus manos la responsabilidad de, por lo menos y ante todo pronóstico, igualar lo logrado dos años antes con la cátedra de cine protagonizada por Marlon Brando y sus secuaces. Existen aquellos que militan a la secuela no sólo como una de las mejores continuaciones de todos los tiempos, sino también como una que la superó en todos los aspectos. Personalmente la veo más como una parte del todo, algo similar a lo que me sucede con la trilogía de1 El Señor de los Anillos, claramente salvando las diferencias.

‘El Padrino II’ catapultó globalmente no solo a Robert De Niro y Al Pacino, sino que también a varios secundarios, con una épica italoamericana que recorre el ascenso al poder de Vito Corleone, y en paralelo nos muestra a su hijo Michael Corleone deshacerse por completo de su poca responsabilidad como heredero, asumiendo la carga del poder absoluto de su padre y también las consecuencias de ello. Pero ¿cómo repercute este título en la actualidad? Hoy en día me animo a decir que casi todo cineasta que resida en Estados Unidos tuvo (o tiene) la idea de replicar el concepto de “ascenso y caída” de la misma manera que se retrata en esta trilogía. Black Mass, American Gangster y la mejor heredera de todas: Goodfellas, a esta altura la única con la calidad suficiente como para ser considerada “la mejor película de gangsters moderna".

BRING ME THE HEAD OF ALFREDO GARCIA

La transición del western convencional al western moderno

Así como el cine que más dinero recauda y más popular es en estos días (si, me refiero al de superhéroes/antihéroes/basado en comics), el western se encontraba en la década de los 60s causando incertidumbre tanto en la industria como en la audiencia. Las glorias del género se encontraban en una edad algo avanzada y las nuevas generaciones parecían no querer relacionarse con ello (pregúntenle a DiCaprio en Once Upon a Time in Hollywood si no me creen), entonces comenzó a sembrarse en el ámbito la idea de que quizás lo más inteligente al respecto era cambiar ciertos elementos sin desdibujar las formas por completo.

Sam Peckinpah, legendario realizador y responsable de grandes títulos del género como el clásico ‘The Wild Bunch’, revisiona en este western contemporáneo (no confundir con neo-western, para introducir el “neo” hay que esperar hasta el siguiente título) los conceptos de fuga, búsqueda y enfrentamientos a lo largo y ancho de varias locaciones mexicanas, captando a la perfección los peligros y miedos propios de aquella época en una región consumida por el narcotráfico, y la hipocresía estadounidense. Los códigos que hacían del western convencional una batalla justa desaparecieron, así como la moral de toda una población. En resumidas cuentas: tiempos de cambios.

CHINATOWN

El verdadero nacimiento del neo-noir

Existen muchos oscuros secretos escondidos en las encantadoras calles de Los Angeles, pero casi nadie quería siquiera contarlos en los 70s, no hasta que un cineasta polaco decidió por lo menos intentarlo. Entre toda la parafernalia mediática luego del caso de la familia Manson y con la ventaja de un nuevo cine de autor que estaba adquiriendo mayor visibilidad en Hollywood, Roman Polanski decidió aprovechar el empujón tras su incursión en el terror e ir por la fiebre detectivesca iniciada a principio de siglo como eje de su nuevo relato. ¿El resultado? Un thriller redondo que mezcla elementos estéticos y de misterio del mejor Hitchcock con un guion insuperable que se enseña en casi todas las escuelas de cine y/o seminarios de cine. Y todo sin perder el sello de un autor.

Jean-Pierre Melville, Michellangelo Antonioni, Peter Bogdanovich, Roger Corman y hasta el propio Polanski con anteriores títulos al mencionado son usualmente citados entre los responsables de ser pioneros en el subgénero, pero considero a esta historia de obsesión e investigación en partes iguales como la cuna del neo-noir tal como lo conocemos por dos simple razones: la primera es que, a diferencias de otros referentes del subgénero, lo hace TODO bien. Y la segunda, es que tiene al mejor actor de la historia del cine: Jack Nicholson. Intentaron copiarla, la parodiaron, la homenajearon. No hay caso, no existe mejor misterio noir ambientado en los locos tiempos modernos que…Chinatown.

THE TEXAS CHAINSAW MASSACRE

La cuna del slasher moderno

Si bien es difícil afirmar a ciencia exacta en qué preciso momento nació el término slasher, ya que siempre existen discrepancias entre el férreo defensor de que “lo creo John Carpenter con Halloween” o también aquel que sin titubear confirma que fue “Psicosis el primero que lo inició todo”, yo me inclino por colocar como génesis audiovisual en cuestión a la obra maestra de Tobe Hooper, una que no sólo significó el origen de lo que todos quisieron reproducir después en el género hasta el día de hoy inclusive, sino que también cambió las formas de ver al cine de terror desde una lupa más…conceptual.

El terror, aquella sensación primitiva que se reflejaba en el séptimo arte con cierto cuidado, dio un vuelco de ciento ochenta grados al mostrarnos a un grupo de jóvenes ser masacrados por un monstruo concebido entre cosechas de maíz y toneladas de mugre. Para mi, la primer final girl no fue la de ‘Black Christmas’, película que curiosamente se estrenó el mismo año. Para mí aquella ensangrentada Sally corriendo a la deriva en búsqueda de la salvación con el loco de la motosierra acechándola fue la verdadera primer final girl de todas…

POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 6 de SEPTIEMBRE del 2024, 02.51 AM | UTC-GMT -3

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