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Desentrañando la DOBLE MORAL de los servidores públicos

Spoilers

"¿Mi problema? Mi problema eres tú Carol. Son las personas que sacan a pasear a sus pobres hijos como si fueran caballos de carreras en Belmont; que obtienen una alegría perversa al tratarnos como representantes de servicio de bajo nivel. Quiero decir, ¿recuerdas a los maestros que se sentaron contigo, que te tomaron de la mano, que te enseñaron a sumar y restar, o te mostraron a Gatsby, Salinger, por primera vez, incluso a Mockingbird? ¿Se te escapan sus nombres? ¿Sus rostros son borrosos? ¡Escúchame! No quieres vernos como personas porque eso no te conviene.Simplemente nos dejas atrás, a voluntad. Nunca más piensas en nosotros. Puede que tú lo olvides, pero nosotros no. Nunca olvidamos. Nunca."

Frank Tassone, superintendente escolar de Roslyn High School a Carol Schweitzer, madre de un alumno.

La verdad, tarde o temprano, siempre sale a la luz. No importa cuánto se la quiera esconder, tapar o disfrazar, no hay nada más innegable que la naturaleza clara de los hechos concretos. De lo sustancioso, lo que se puede ver y comprobar. En estas últimas semanas en Argentina tuvimos un escándalo que involucró (y lo sigue haciendo gracias a la insistencia de los medios masivos) al mismísimo ex y último presidente de la nación, Alberto Fernández, en acusaciones por parte de su ex pareja y Primera Dama Fabiola Yañez de haber sufrido violencia física y psicológica durante la época de la pandemia. Si bien el propósito de este artículo no es analizar esta tóxica y polémica relación, si me sirve para enganchar el hilo de este concepto relacionado a la verdad y conectarlo con una película de la cual mucho no se habla y creo que es uno de los grandes retratos de la doble moral en el ejercicio del servidor público.

‘Bad Education’ (Mala Educación) es la segunda película del director Cory Finley, que inspirado en el caso real de la malversación de fondos públicos más grande en la historia de Estados Unidos decidió crear un soberbio retrato de la banalidad del mal que sirve como ancla a temas relacionados con el comportamiento y la naturaleza humana, los dilemas morales alrededor del gasto público y sus consecuencias, y el rol del ciudadano común en los escándalos mediáticos. Más precisamente se basó en el famoso artículo ‘The Bad Superintendent’ publicado el 17 de septiembre del 2004 por el periodista Robert Kolker, que en ese entonces trabajaba en la revista New York Magazine.

El inicio de este potente drama social nos muestra a Frank Tassone (Hugh Jackman en uno de los mejores papeles de su carrera), el superintendente de la escuela secundaria Roslyn High, preparándose para recibir el cálido aplauso de los padres y madres que confían en esta institución en el marco del acto escolar más importante del año. Estos primeros segundos resultan ser claves para luego entender el final, ya que el director ejerce con un brillante paralelismo en ambas escenas como aquellos que supieron estar en la gloria también pueden conocer el infierno.

Todos en la escuela tienen un puesto al que se dedican con actitud y compromiso, y los problemas son resueltos casi en el momento por su autoridad máxima. Tassone se muestra como un alma caritativa, solidaria y generosa con sus pares y el resto de la comunidad, tiene una memoria envidiable que le permite conectar rápidamente con las personas, y siempre está atento a todos y cada uno de los detalles, pero hay un detalle mencionado anteriormente que es imposible no haber notado: estamos hablando del caso real de malversación de fondos públicos más grande en la historia de Estados Unidos. ¿Que dice esto sobre las personas que nos representan en los distintos ámbitos públicos de nuestras vidas? ¿Preferimos mentiras piadosas o la realidad cruda y sincera? ¿Somos seres ingenuos por naturaleza al creer ciegamente en la desmedida amabilidad o deberíamos vivir cada día como si de un apocalipsis se tratara? ¿Es real la paz mental en la sociedad?

La información que se nos brinda sobre el caso parece ser escasa en el comienzo, pero el director cocina lentamente la situación y nos prepara con algunos interesantes detalles en el desarrollo del primer acto para hacernos testigos de lo fácil que puede ser robarle dinero a la gente sin que ellos lo sepan. Las figuras de Pam Gluckin (la principal asistente de Tassone y también su mano derecha) y Rebekah Rombom (la estudiante que publicó el artículo escolar acerca del rol criminal de Gluckin en todo el asunto) son clave. Ambas ejercen roles opuestos en donde la primera supo ser aquella que no pensó de manera lógica en ningún momento las consecuencias de sus actos, y la otra fue quien, irónicamente impulsada por Tassone a esforzarse en su labor periodística, se metió de lleno en desentrañar algo tan sencillo como “¿porqué gastan tanto dinero en esta escuela para cosas que no tienen sentido pero hay goteras en la oficina?”.

Rebekah Rombom (renombrada en la película como Rachel Barghava) fue la valiente estudiante que decidió investigar el robo

Es a partir de las investigaciones de Rachel (el personaje inspirado en Rebekah Rombom), una joven de tan solo 15 años, que se revelan verdades inesperadas e incómodas, difíciles de digerir y que nos hacen preguntar no solo como espectadores sino como ciudadanos cuán dispuestos estamos en arriesgarnos a perderlo todo por revelarnos y decirle no a lo establecido, al status quo y a lo perversamente banal. Poco a poco la figura de Tassone se derrumba psicológica y moralmente, y ahí es donde en vez de sentir piedad por el personaje se comienza a perder la empatía. ¿Por qué? ¿Fue acaso todo esto una suerte de venganza de los involucrados contra un sistema que les defraudó y no les brindó la satisfacción que esperaban?

El director se toma con cierto humor el asunto sobre todo al principio ya que luego el drama lo construye con mucha más seriedad, haciéndonos pasar de la comedia oscura a un drama social sin que se altere el resultado. Hasta puede ser considerada como un estudio de personaje al indagar en la psicología de Tassone, que finalmente en sus días como prisionero recuerda lo que fue ser una verdadera estrella en el ejercicio del bienestar público. ¿Como queremos ser recordados? La pregunta queda impregnada en nuestro incosciente mucho tiempo después de finalizados los créditos, y en vistas de todo lo sucedido en Argentina, creo que estamos ante otra quizás más relevante:

¿A que figuras idolatramos y veneramos verdaderamente?

Frank Tassone fue condenado por haber desviado 2.2. millones de dólares en beneficio propio, y actualmente percibe 170 mil dólares anuales por un fallo de la ley de pensión de Nueva York. La ironía y la hipocresía, una vez más, al servicio del pueblo.

POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 15 de AGOSTO del 2024, 18.49 PM | UTC-GMT -3

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