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El cine de Almodóvar y La Nueva Comedia Madrileña - Tacones lejanos (1991)

Caracterizado como un melodrama, Tacones lejanos (1991) se enmarca dentro de lo que conocemos como La Nueva Comedia Madrileña. En la primera mitad de la década de los ochenta surge un movimiento cinematográfico que busca reflejar, de forma desenfadada y fresca, las historias y situaciones protagonizadas por jóvenes madrileños liberales, con inquietudes intelectuales y de izquierdas; vamos, los progres de toda la vida. Sin embargo, esta no fue la película que inauguró el movimiento, sino Tigres de papel (1977), de Fernando Colomo, tan solo dos años después de morir Franco; un relato sobre la infelicidad del matrimonio entre Carmen y su autoritario marido Juan. En esta historia, la unión fraternal entre compañeros con visiones políticas avanzadas y nuevas es clave para la liberación de la protagonista.

El inicio de La Nueva Comedia Madrileña surge a raíz del cambio sociopolítico que se dio en España con la Transición, a partir del fallecimiento del dictador y la instauración de la democracia. Tal y como indica el nombre del movimiento, los primeros pasos se dieron en la capital, donde a nivel artístico plástico como cinematográfico las renovadoras e innovadoras miradas supusieron un antes y un después en su concepción.

Fernando Trueba fue uno de los mayores representantes de esta nueva generación, y entre su obra destaca la película ¿Que hace una chica como tú en un sitio como este? (1978). Dentro de la filmografía de Pedro Almodóvar, una de las más características del movimiento —quizás, por ser la primera— es Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980). En este largometraje, tres jóvenes chicas se cruzan en sus vidas por casualidad, las mismas que dan nombre al título de la película. Pepi es violada por el marido de Luci, y contra todo pronóstico, ambas acaban desarrollando una amistad a la que se suma una solista de rock llamada Bom. La locura de la fiesta, el desfase y la droga son los componentes de esta nueva amistad a tres bandas que las jóvenes van descubriendo a medida que avanza la película.

Hilo argumental

«En mis circunstancias es más importante trabajar que ser madre»
«Me sentí tan herida por tu falta de interés que para que te iba a dar detalles»

Nada más comenzar, la historia presenta dos planos temporales que suceden al mismo tiempo, y en los que coinciden sus dos protagonistas. En 1972, situándose en Isla Margarita, aparecen Becky y Marisa, madre e hija respectivamente cuando esta última no tiene más de ocho años. Unas vacaciones y la compra de unos pendientes blancos marcan al espectador la unión entre ambos planos y personajes. De pronto el tiempo salta y un intertítulo en pantalla nos anuncia que la ubicación ha cambiado a Madrid, año 1974, cuando Becky vive junto a su hija y su nuevo marido en un apartamento de la ciudad. La relación entre madre e hija ya se revela en este punto como algo complicada, no del todo cariñosa y con cierto sentimiento de abandono por parte de la menor.

Este conflicto se mantiene a lo largo de todo el largometraje, haciendo que la culpa y el resentimiento sean motores de las protagonistas para actuar como lo hacen. Así, la muerte —o el asesinato— del nuevo marido de Becky a manos de Rebeca surge de la impotencia de la niña por la conducta de este, y cómo no, la repercusión que este tiene sobre la conducta que su madre ejerce sobre ella. Un ligero cambio de pastillas determina el carácter de la joven, y poco a poco se incrementa con el paso de los años.

El conflicto de la película llega en el tiempo presente, con el regreso de Becky a la ciudad de madrid tras más de veinte años en el exilio actuando por Latinoamérica, tiempo en el que Rebeca ya tiene 27 años. A pesar de los años, la relación no ha cambiado entre ellas, llena de situaciones tensas y envidias escondidas que luchan por salir a la luz. Una de las mayores sorpresas en su llegada a España viene con el descubrimiento de que su hija Rebeca está casada con Manuel (Feodor Atkine), antiguo amante a espaldas de esta. La vida en la ciudad se desarrolla en mitad de la Movida Madrileña, donde diversos y provocadores espectáculos de drags y performers suceden a diario. Entre ellos destaca un imitador de la propia Becky, llamado Letal e interpretado por Miguel Bosé, que mantiene una relación estrecha con Rebeca.

El asesinato repentino de Manuel cambia todos los planes, pues la investigación se centra en las dos protagonistas y en Isabel, la compañera de Rebeca de los informativos. Las tres amantes declaran versiones diferentes. Isabel confiesa haber ido al apartamento de Manuel para exigir un programa en solitario; Becky cuenta que Manuel estaba destrozando su vida y que acudió a la casa a dejar su relación; y finalmente, Rebeca, narra que por la mañana habían discutido violentamente. Él le pidió el divorcio y ella se negó, amenazándole con suicidarse si lo hacía. Por lo que según cuenta acudió a su apartamento a por sus pastillas y es ahí cuando se da cuenta de que esta muerto. Pero en los siguientes informativos confiesa haberlo matado, mientras el programa está en directo e ingresa en prisión preventiva.

El encargado de llevar el caso es el juez Dominguez, quien tras la barba se esconde el propio Letal. Tacones lejanos (1991) presenta así un juego de alter ego en el que un mismo actor interpreta a dos personajes, convirtiendo la trama en un juego de enredo lleno de máscaras y dobles intenciones.

«No es tan fácil ser culpable»
«Pero a usted qué le importa?» / «Mucho»

Una complicación por enfermedad lleva a Becky al hospital, donde rebeca acaba confesándole que fue ella quien asesinó a Manuel y esta trata de protegerle frente al juez. El desenlace del enredo llega con la reconciliación de la madre y la hija, y finalmente se descubre qué es lo que sucedió detrás de todo.

Simbología del color

Dentro del universo estético de Almodóvar, la simbología del color juega un papel crucial. Desde sus inicios el uso de las diferentes paletas de colores ha sido característico de la construcción de los personajes en relación a los conflictos y las temáticas que tratan. Por separado, se ha analizado como cada tono hace referencia a un sentimiento o un concepto, a través del cual el cineasta busca priorizar y ensalzar ciertos planos frente a otros. Asimismo, la combinación de los colores y las paletas contrastadas se han instaurado como una pieza fundamental de la estética del director. El antagonismo de los colores potencia la fuerza de las escenas dramáticas, llenas de significación gracias al trabajo previo que el director realiza para escoger los colores predominantes.

Es así como el color adquiere una función emocional y temática más allá de una estética visual. En este sentido, el color rojo es quizás es mayor representante de su cine y, como tal, acompañan a las emociones más primarias y recurrentes de las producciones: el amor, el deseo, la violencia y la pasión. Los personajes femeninos visten, sienten, piensan y actúan en rojo, tratando de representar esa fuerza tan característica con la que Almodóvar quiso dotar a cada una de ellas. En Tacones lejanos (1991), el uso del color rojo aparece nada más comenzar la primera secuencia, en el color del traje que viste Marisa Paredes en el aeropuerto atrapa toda la imagen, haciendo que el resto de los elementos de la escena queden en un segundo plano. Sucede igual con las butacas en las que su hija Rebeca (Victoria Abril) espera a su madre. A partir de este punto, el color rojo se revela como característico del personaje protagónico, por lo que el vestuario sigue esta gama cromática a lo largo de todo el relato.

Otro de los colores más predominantes en esta película es el azul. En el cine de Almodóvar este color a menudo representa la tristeza, la calma y la melancolía, y es una de las combinaciones más recurrentes con el color rojo. Cuando hija y madre yacen en la cama de la habitación, esta aparece enmarcada mediante cuatro paredes totalmente pintadas de azul, simbolizando un momento de pausa y unión entre ambas. Aunque hay también momentos en los que el azul no funciona como representante de la tristeza, y lo hace simplemente por el juego de combinación de colores junto al rojo mencionado, como es el caso del fondo sobre el que Miguel Bosé imita a Marisa Paredes, y también en el ciclorama que ahora los telediarios que presenta Victoria Abril.

Más allá de estos dos, el color amarillo tiende a representar emociones similares al resto de planos de significación presentes también en otras disciplinas artísticas, como la alegría o la traición. El verde por su parte refleja esperanza y naturaleza, pero también envidia y mala energía, como también lo hace el color negr, simbolizando la muerte y el misterio. Aún así, este color representa momentos oscuros pero rango elevado en los personajes elegantes que construye el director. Para finalizar y por contraste, el blanco trae a la pantalla los elementos puros y llenos de paz, donde el vacío se convierte en el protagonista de la historia, por lo que podemos intuir que no es uno de los que más aparece a lo largo de sus películas.

Más allá de esta película, el trabajo de Pedro Almodóvar sigue una estética muy determinada en toda su obra. Algunas de las historias más recordadas, tanto por el juego estético como por el loco hilo argumental. Todo sobre mi madre (1999) y Volver (2006) son dos de los ejemplos más característicos de una carrera prolífica que no deja indiferente a nadie.

Nahia Sillero.

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