Podré sonar como disco rayado, porque no será la primera vez que comente sobre la genialidad que ofrece “Knives Out” (Entre navajas y secretos) de 2019, dirigida y escrita por Rian Johnson. En cuanto al subgénero de misterio se refiere, destaca por hacer giros que le dan frescura a la fórmula clásica de una novela policíaca (whodunnit en inglés, traducido literalmente como ¿quién lo hizo?). Dicha frescura es evidenciada en la complejidad narrativa puesta en escena, específicamente por dos factores: los cambios de género a lo largo de la historia y el enfoque del guion para concentrarnos en elementos muy específicos. Ambos agentes, en conjunto, crean una “falsa sensación de seguridad” en el espectador, tal como se menciona en el título. En consecuencia, esto genera por remate un final inesperado.
A partir del siguiente párrafo, se mencionarán spoilers de la cinta, incluyendo su final y un detalle de la secuela “Glass Onion” (2022). Este es un aviso en caso no hayan visto esta franquicia, pero que desean darle una oportunidad. Ahora sí, pasemos a hablar de la construcción del desenlace, asimismo sobre su nuevo valor agregado para las películas de misterio. Estaré hablando de los acontecimientos trascendentales de la película, para comprender la gloriosa construcción del desenlace. Asimismo, habrán análisis de por medio, conforme avanza la trama.
ACTO 1: Lo que esperaríamos en una aventura de misterio
La cinta nos presenta al veterano Harlan Thrombey (Christopher Plummer), un célebre escritor de novelas de misterio y dueño de su propia editorial millonaria. Una mañana, en su mansión, es encontrado muerto con una cortada en el cuello, hecha con una daga ubicada en la misma habitación. Vemos que Fran (Edi Patterson), la ama de llaves, es la primera en contemplar la escena. Justo cuando iba a dejarle su desayuno, que incluye una taza que cómicamente tiene escrito: “Mi casa, mis reglas, mi café”.
Después del funeral, todos los miembros de su numerosa, excéntrica y superficial familia se reúnen allí. Porque se ha abierto una investigación para corroborar si este infortunio fue un suicidio o un asesinato.
En medio de la situación, llega el famoso detective Benoit Blanc (Daniel Craig) para observar los interrogatorios y ofrecer su aporte analítico. Luego de ello, aunque los dos oficiales Elliott y Wagner encargados del caso (LaKeith Stanfield y Noah Segan, respectivamente) están convencidos de que se trata de un suicidio, Blanc asegura que hay algo más allá. En parte, porque ha sido contratado de manera anónima para atender este caso.
Con toda la familia cubierta, tocaba entrevistar a la afable Marta Cabrera (Ana de Armas), la enfermera personal de Harlan. Ella conocía a todos los Thrombey. Blanc estaba particularmente ansioso por conocer su versión de los hechos. Ojo en esta parte: aquí es donde comienza lo bueno. Porque antes de oír el testimonio de Marta, aparece una escena donde nos enseñan EXPLÍCITAMENTE lo que ocurrió de verdad. La noche anterior, Marta le inyectó a Harlan un frasquito de su medicina correspondiente, pero al revisar la etiqueta, decía “morfina": un analgésico que llega a ser mortal, si se da en grandes dosis. Para su angustia, acaba de administrarle todo el frasco y no encuentra en su bolso la droga para contrarrestar la dosis. Con poco tiempo de vida, Harlan sorprendentemente la instruye a crear una coartada que la libre de sospechas. Se corta la garganta con la daga frente a ella. Marta, atónita, cumplió todas sus órdenes.
- Durante el primer acto, estuvimos contemplando un homenaje a las novelas policiacas y la estructura clásica de una historia de misterio. Como bien mencionó el Teniente Elliott, “esa familia es la personificación del juego de Clue”.
- El chiste detrás de esta clase de narrativas es, obviamente, encontrar al culpable del crimen. Sin embargo, inhóspitamente, esa aura de misterio es destruida con la revelación de aquella noche. En lugar de rascarnos la cabeza durante casi toda la función, la audiencia tiene de primera mano a la principal responsable de la muerte de Harlan.
- Ese cargo de conciencia no fue suficiente. Además de querer honrar los últimos deseos de Harlan, se suma el detalle de que Marta y su familia son inmigrantes ilegales. Ella tiene motivos suficientes para no decir la verdad.
- Con ello, "Knives Out" se convierte instantáneamente en una cinta de drama y suspenso. Este gran punto de giro no solo nos permite dar transición al segundo acto de la película, sino que el tema de misterio se disipa. Porque tenemos las respuestas claras, ¿verdad?
ACTO 2: Una historia completamente distinta
Marta ha logrado esconder las evidencias al detective y los oficiales de policía, aunque nunca se dio cuenta de una minúscula gotita de sangre en uno de sus zapatos. En esta nueva historia, tenemos a una protagonista que carga con el peso de la culpa, el cual empeora al día siguiente. Porque en la lectura del testamento de Harlan, declara que TODAS sus pertenencias serán para Marta Cabrera. La familia completa queda conmocionada, revelando en el proceso su hipocresía, descontento y absoluta dependencia hacia los bienes del patriarca. Eso que hace poco decían que Marta era “parte de la familia”. Exceptuando de eso más todo lo que sigue, por supuesto, a la adorable madre de Harlan (K Callan).
Los tres detectives —Blanc, Elliott y Wagner— todavía no abandonan la mansión. Pero pronto Marta huye del tumulto y claustrofobia emocional, gracias al hijo mayor Ransom (Chris Evans). Si bien él es “la oveja negra”, e incluso obligó a Marta en privado que le revele la verdad, promete no delatarla. Diciendo que es para fregar a su familia, además de que ella se merece el dinero, la ayudará a fingir apariencias. Desafortunadamente, reciben un mensaje anónimo de un chantajista que tiene una copia del examen toxicológico de Harlan.
Tras ser perseguidos por los detectives, Ransom es arrestado. Pero Marta logra llegar al punto de encuentro con el chantajista, solo para encontrar el cuerpo de Fran a punto de fallecer por sobredosis de morfina. Bajo muchísima presión, Marta no puede más con todo. Le confiesa a Blanc todo lo sucedido. Ahora, ella se decide a confesarse con los Thrombey y renunciar a la herencia… aunque el deseo de Harlan era que ella tenga todo.
De vuelta en la mansión, Marta encuentra una copia del examen, que Fran tenía guardada. Para este punto, eso era solo una formalidad para corroborar el homicidio accidental. Al mismo tiempo, Benoit Blanc no queda bien parado en cuanto a la resolución del caso.
- En este segundo acto, abandonamos la estructura típica de misterio, porque se acabó el factor “misterio” (valga la redundancia). Estamos viendo la historia de una alianza entre dos individuos para cubrir las evidencias de un crimen y quedarse con el dinero.
- Cuando Marta desvela lo sucedido, la audiencia tiene una percepción de desenlace. La persecución y el encuentro con Fran fueron los puntos de máxima intensidad, hasta podía verse como un clímax. En consecuencia, hay una sensación latente de epílogo.
- La cinta parece estar finalizando, porque las interrogantes del caso fueron resueltas. Además, esta nueva historia de drama va concluyendo. Todo está cayendo como pieza de dominó. Inclusive, como cinta de misterio, ya tenemos a una responsable. La película terminó, ¿verdad?
ACTO 3: El misterio jamás se fue
Blanc tiene el examen toxicológico en sus manos, el cual dice que Harlan solo tenía PEQUEÑAS CANTIDADES DE MORFINA en su cuerpo. Blanc comenta sus deducciones con Marta, Ransom y los oficiales. Pero no sin antes soltar un tremendo monólogo que hilarantemente sintetiza la travesía del espectador a lo largo de la historia.
Básicamente, Blanc compara todo este misterio con una dona, cuyo hoyo en el centro simboliza un dato ausente que percibe como de vital importancia. Cuando se agujero sea llenado, apreciaremos el panorama completo. Menciona que la confesión de Marta parece lo indicado para llenar ese agujero, para tener toda la verdad. No obstante, con los resultados del examen, asevera que el hoyo todavía no está llenado. En cambio, ahora hay un agujero mucho más pequeño: imperceptible, pero presente. En otras palabras, Blanc hace retrospectiva en que aún quedan huecos por resolver: cómo se involucra el cruel destino de Fran y por qué contrataron al mejor detective del mundo.
Del mismo modo que los personajes descubren que el misterio no ha terminado, nosotros también reventamos nuestra burbuja. Salimos de esa “falsa” sensación de seguridad. La película te hace creer que el misterio se resolvió desde la primera media hora, cuando en realidad teníamos variables inmiscuidas sin una respuesta clara. Dicho así, tanto adentro como afuera de la cinta, todavía no ha llegado el “caso cerrado”. En cambio, volvemos al entorno misterioso.
Volviendo a la trama, Benoit Blanc deduce que Ransom fue el responsable de la sobredosis de Fran, porque ella fue testigo de cómo Ransom intercambió las medicinas de los frascos del bolso de Marta y se llevó el antídoto. Todo porque él se enteró de antemano que Marta heredaría todo. Esperaba inculparla de la muerte de Harlan para deshederarla: él contrató a Benoit Blanc con la esperanza de corroborar su coartada. Sin embargo, como la verdad de los hechos no fue la que esperaba, fingió ser aliado de Marta. En secreto, Ransom necesitaba intentar incriminarla de nuevo. Tener a ella con el cuerpo de Fran era justo lo que buscaba, pero ella decidió hacer lo correcto. La admirable integridad de Marta arruinó sus planes.
Con esas incógnitas respondidas, por fin tenemos a un culpable. Por fin hay un personaje responsable de un crimen, tal como acontece en cualquier historia de misterio que se respeta, ¿verdad?
No, ese no es el final inesperado, sino la conclusión lógica que viene después. Si Marta le inyectó a Harlan el frasco incorrecto, cuando habían sido intercambiados con anterioridad, entonces… Harlan NUNCA recibió una gran dosis de morfina. Harlan recibió la medicina correcta. Harlan NUNCA estuvo en peligro de muerte. Harlan SÍ se suicidó.
Gracias a un pequeño experimento de Blanc, se comprueba que Marta puede diferenciar los frascos por la viscosidad en los envases, sin necesidad de leer etiquetas. Significa que la ironía del final no fue suerte. Sino que, citando a Blanc, “porque Marta es una buena enfermera”.
Ransom irá a la cárcel, por el homicidio de Fran y otros crímenes que cometió en su estratagema. En una última jugada de “si caigo te llevaré conmigo”, agarra una daga para apuñalar a Marta. Una daga que resulta ser un juguete retráctil. Como bien presagió Harlan al principio de la cinta, “Ransom camina por la vida sin rumbo, al punto en que no logrará diferenciar entre una navaja de una utilería”. Más cargos en la lista. Elliott y Wagner se lo llevan preso.
Durante los últimos diálogos entre Blanc y Marta, él revela que sospechó de ella desde que observó la mancha de sangre en el zapato. Marta se queda con la herencia, pero a pesar de todo se pregunta si debería ayudar a los Thrombey. Si bien Benoit opina que no lo merecen, le dice que está seguro de que ella seguirá su corazón.
Tras muchas sutilezas, así como escenas explícitas, tenemos bien clara la hipocresía de los Thrombey en considerar a Marta “parte de la familia”. No saben su nacionalidad, no la invitaron al funeral, intentaron chantajearla con delatar su migración ilegal.
La última escena se siente bien merecida. Un desenlace abierto, pero que establece el cambio de poder y de circunstancias. La voluntad de Harlan fue que todos sus bienes estén bajo el cuidado de una buena persona. Todos en la familia vivían a expensas de su fortuna. En cambio, Harlan sí apreció a Marta como familia.
Así, concluimos “Knives Out”. Marta observa a los Thrombey hacia abajo desde un balcón, mientras bebe con firmeza de la taza del inicio: “Mi casa, mis reglas, mi café”.
- Para empezar, lo más irónico con este final inesperado, es que prácticamente no hubiésemos tenido película sin este catalizador. Esa es una de las razones por las que amo esta revelación.
- Segundo, el giro dramático viene posterior al descubrimiento de un “responsable”, el cual tampoco fue responsable directo. La resolución que esperaríamos en una historia de misterio es quedarnos con que Ransom lo hizo y ya. Pero la película va más allá. Crean una narrativa donde no hay ningún culpable del “homicidio”, sino circunstancias que conducen a infortunios.
- De todas formas, estamos tan concentrados en el crimen principal, que dejamos en segundo plano los demás crímenes. No le damos tanta importancia a un posible sabotaje u otro asesinato, porque todo parece estarse resolviendo. Curiosamente, estos mismos delitos son la justificación para que el culpable sea en verdad “culpable”, sin depender de la muerte de Harlan.
- El final viene acompañado de un vigorizante tercer acto, que retoma la línea narrativa de misterio. Se aprovecha de las interrogantes y detalles sin concluir, para cambiar una vez más el subgénero de la historia. El guion ofrece puntos de giro que conducen a que el siguiente acto cambie su temática y sus objetivos por completo.
- Es más, las revelaciones dieron un giro de 360° a la percepción que uno llega a tener respecto al detective Benoit Blanc. El primer y segundo acto crearon la ilusión de estar contemplando a un detective hablador, apenas competente. Cuando en realidad, estuvo a la vanguardia todo el tiempo. Una fórmula que sería replicada en la secuela, pero con un toque distinto de originalidad.
CONCLUSIÓN
En retrospectiva, "Knives Out" nunca dejó de ser una cinta de misterio. Es un homenaje a las historias policiacas. Pero la ejecución en narrativa se siente renovada, por lo engañosa e innovativa que resultó ser. Concentran nuestra atención en una hipotética “nueva historia”, distrayéndonos de los misterios que seguíamos teniendo en frente. Misterios que no estaban ocultos: los teníamos a simple vista sin darnos cuenta. Ya desvelado el misterio, Benoit Blanc queda consolidado como un grandioso protagonista para la saga.
Ahí está la “falsa” sensación de seguridad, como dice el título del artículo. ¿Pero por qué entre comillas? Porque al final no hubo ningún peligro para la víctima. Este viaje ha sido el fruto de una tragedia que nunca empezó. Aunque de no haber sido como aconteció, nunca se hubiesen expuesto los verdaderos "puñales por la espalda" (quien entendió, entendió).
Como resultado, Rian Johnson trajo una historia repleta de frescura para una narrativa clásica. Además del guion, se sostiene de otros distinguidos logros técnicos: actuaciones carismáticas llenas de corporalidad, personajes elegantes con máscaras ante su propio círculo interno, su escenografía cautivadora llena de reliquias y antigüedades, así como de su omnipresente banda sonora de orquesta. Por todo aquello, opino que a futuro la película será vista como un clásico del subgénero.
Enfocándonos en el apartado de homenaje, tal como mencionan en la cinta, es un juego de "CLUE". A nivel intertextual (es decir, la relación que tiene el producto audiovisual con otras disciplinas), Johnson admira las obras policiales de la escritora Agatha Christie ("Asesinato en el Orient Express", “Muerte en el Nilo”). Él comentó sus deseos de escribir una historia contemporánea de asesinato desde hacía tiempo, cuando terminó de trabajar en su ópera prima “Brick” de 2005 (un thriller de misterio de bajo presupuesto). A nivel textual (me refiero al producto como pieza independiente), tenemos como referencia primordial al oficio literario de Harlan, dotado de un gran intelecto e inteligencia. Por eso, dentro y afuera, Johnson edificó un tributo con mucho corazón.
En términos simples, ese final inesperado fue la joya de la corona. Tan ingenioso al inmiscuir en el guion, que (dato curioso) no fue necesario mencionar el padecimiento de Marta cuando miente. Es más, ese elemento recurrente desencadenó un remate espectacular.
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