La genialidad narrativa de 'Presunto Inocente'

Spoilers

Están aquellas películas o series que nos encantan por ser un conjunto de su “todo”: consideramos a casi todos sus elementos dignos de ser considerados perfectos según nuestro juicio, y creemos en el poder que tienen para ensalzar nuestra experiencia como espectadores al verlas por primera vez (o revisitarlas, como buen cinéfilo/a, en tal caso). Pero también existen aquellas obras en las que quizás tenemos en cuenta solo uno de estos elementos y únicamente por ese motivo quedan en nuestro corazón o mente. Muchas veces sucede que el hecho de tener a un/a intérprete en el cast puede salvar absolutamente todo. Personalmente (y en la actualidad) me sucede con cuatro nombres: cuando veo que en alguna película se encuentra Willem Dafoe, Joaquin Phoenix, Leonardo Di Caprio o Jake Gyllenhaal dentro del reparto automáticamente mis ganas de verla se elevan de manera ridículamente exagerada.

Por eso cuando me enteré de que una nueva adaptación de la novela de Scott Turow, ‘Presumed Innocent’ (siendo la primera aquella película de 1990 con un Harrison Ford en modo “el fugitivo que tiene que probar su inocencia”) iba a ser protagonizada por Gyllenhaal como el asistente de fiscal de distrito Rusty Sabich, mi interés aumentó desproporcionadamente. Y en resumen es por un solo motivo: el papel, sin siquiera haber visto la serie, sabía que le iba a quedar como anillo al dedo. El actor de 44 años posee un talento inigualable para mostrar empatía y locura a la vez como pocos. Lo pudimos ver en Nightcrawler como un periodista independiente dispuesto a todo pero con un enorme encanto, en el papel por partida doble de ‘Enemy’ y muy tempranamente como el problemático e inteligente adolescente Donnie en ‘Donnie Darko’, la obra de culto que lo catapultó a la fama.

Rusty Sabich, el protagonista de este drama psicológico de corte judicial, reúne casi todas las características idóneas (y duales) que pueden ser interpretadas con maestría por el actor. Es una persona impulsiva y reprimida, emocional y fría, y también racional e inteligente. En esta primera temporada (ya hay temporada dos confirmada) podemos ver de entrada que el conflicto es algo que al buen servidor de la justicia le llega de imprevisto. Una colega suya, Carolyn Polhemus, fue encontrada atada meticulosamente y asesinada en su casa. Pero no era una colega cualquiera: era también su amante y la raíz de su obsesión más grande. ¿Podemos sospechar de él? Poco a poco los flashbacks del fiscal nos van impregnando sutilmente la idea de que tal vez, en el más remoto de los casos, Sabich pueda haberla asesinado.

Lo que se nos oculta como espectadores resulta ser una de las claves del éxito de la serie. La verdad, opacada y difuminada por los silencios de los personajes, son el corazón y misterio a la vez. ¿Cómo podemos saber qué es lo que sucedió si las personas involucradas jamás despliegan una cuota de sinceridad? Gyllenhaal nos muestra con un amplio abanico de recursos actorales la dualidad de la naturaleza de la verdad. Decidimos confiar solo porque él nos permite creerlo, no porque nosotros como meros testigos de los hechos lo hagamos…

Pero bien, aparte de la grandísima actuación suya tenemos varios roles secundarios que alimentan la sensación de desconfianza. Su esposa, Barbara (interpretada por una gran Ruth Negga), parece ser la voz de la tranquilidad: ella sabía del historial de su marido con Carolyn, sabe que existe la chance de que él la haya asesinado, varios secretos conocen la luz y aún así su figura se mantiene intacta, leal y sin rasgos de daño. ¿Podemos creerle o es solo una fachada? Sus hijos Jaden y Kyle toman decisiones algo desacertadas pero realistas, como pasearse en bicicleta por la puerta de la casa de Carolyn (solo para saber quien era ella o conocerle la cara a la amante de su padre) o interviniendo desesperadamente en las decisiones matrimoniales. Aquella persona que haya vivido a esto de joven entiende lo que es tener que sobrevivir a la idea de que sus padres se estén por separar y no poder hacer nada por arreglarlo.

Así como en la familia los roles parecen invertirse o desconfigurarse, la serie de ocho capítulos también nos muestra como esto se puede aplicar al ámbito laboral, sin ir más lejos con la intensa y problemática relación entre Carolyn y Rusty. Lo que comenzó como un arrebato de pasión y tensión carnal terminó no sólo en una apasionante búsqueda por la verdad, sino también en un choque de intereses políticos y una lucha que choca entre lo personal y lo profesional, lo que nos introduce finalmente a los personajes de Nico Della Guardia y Tommy Colto, el nuevo Fiscal de Distrito y su nuevo asistente. Ambos juegan un papel importante como la contracara de esta búsqueda (o al menos así lo establece la tensa relación que hay entre ellos y Rusty desde el comienzo), dándonos a entender que detrás de todo el dolor por la pérdida de Carolyn también existen cuestiones de ego y poder que terminan manchando el verdadero propósito.

A pesar de los ocho densos capítulos, la serie presenta varios giros interesantes (e inesperados) que sirven como gancho argumentativo para querer saber más, algo que toda buena serie sabe cómo hacer. A diferencia de propuestas recientes como ‘The Acolyte’ o la última temporada de ‘The Boys’ (salvando las diferencias de géneros, tonos y demás) en ‘Presumed Innocent’ esta manera de querer enganchar al espectador se cocina a fuego lento y con sustancia. Una sola palabra en el segundo final o un gesto nos sugieren ciertas dudas sobre quienes son los personajes, manteniendo la sensación de dualidad en ellos: ahí es cuando estos giros realmente enganchan. Cuando pensábamos que todo podría ir por cierto camino, toma otro y nos desencaja en el buen sentido.

Si. Rusty Sabich es acusado del asesinato de Carolyn Polhemus por varias razones que, irónica y estratégicamente, considera la misma fiscalía a la que pertenece. Tenía una obsesión con la joven asistente, la noche en la que fue asesinada estuvo en su casa queriendo recomponer la relación que ella había dado por finalizada, el hijo de Carolyn (que tenía una relación bastante quebrada con su madre) filmó desde la calle la entrada de Rusty a su casa y las pruebas más “sutiles” -como los mensajes de texto y algunas dudosas actitudes que los colegas testifican- parecen indicar que no hay otra persona que haya cometido terrible asesinato. Pero las pruebas más contundentes (y las que tendrían que tener más peso a la hora de juzgar) indican que Rusty no lo es. Entonces es en ese momento donde somos testigos de un apasionante drama judicial que roza naturalmente con lo psicológico. Y es recién a partir de ese juzgamiento que este intrigante camino por saber la verdad que comienza…

POR JERÓNIMO CASCO

26 de JULIO del 2024, 14.35 PM | UTC-GMT -3

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