Indiana Jones y la última cruzada, el héroe geek de los ochenteros!

Soy un cinéfilo desde que tengo memoria. Nací a comienzos de los años ochenta y la tv y el cine para mí, han sido una de las constantes en mi vida, uno de mis amores infalibles. Puedo contar toda mi historia a través de lo que he visto en pantalla chica y pantalla grande. Recuerdo muchas películas y series de mi infancia; historias magníficas, originales, emocionantes, sencillas, entretenidas pero sobre todo mágicas; me transportaban a situaciones que como chico, solo podían hacer que tu imaginación viajará aún más lejos. Tal es mi pasión por el cine, que en mi recuerdo, están intactas las imágenes de los fotogramas pegados en las salas de cine; eso era todo, no habían trailers ni comerciales. Solo la magia de unas fotos en tamaño carta, pegadas en una vitrina al lado de la taquilla del cine, mostrando un minúsculo adelanto de lo que podría ser una historia que fácilmente se convertiría en uno de los recuerdos más geniales de tu infancia o adolescencia.

Realmente, es difícil tratar de escoger solo una película cuando tantas te han hecho reír, llorar, emocionarte, enfadarte, romper en lágrimas o creer que puedes convertirte en superhéroe. Por mi memoria pasan una cascada de imágenes que vuelven a sacudirme como cuando era un niño y quedaba perplejo ante la pantalla iluminada y la sala completamente a oscuras, mientras se escuchaban las palomitas crujir en la boca de los extraños. Tal vez sea un eterno enamorado del cine, pero para efectos de este ejercicio tendré sin más remedio, que elegir una.

Sin más preámbulo, voy a elegir a mi héroe de infancia, y es nada más y nada menos que el doctor Indiana Jones. De solo pensar en su saga de los años 80, se me eriza la piel, se me pone chinita. La trilogía de Harrison Ford como Indiana Jones, es quizá una de las piezas más épicas de aventura que el cine haya tenido. Sin lugar a duda, fue el comienzo de grandes historias y héroes del mismo formato que empezaron a hacer su aparición en décadas siguientes. Para no ir muy lejos, sin Indiana Jones, no hubiera sido posible la adorable y valiente Lara Croft. Puedo decir sin temor a equivocarme, que la saga ochentera de Indiana Jones es una obra maestra y soy capaz de sostenerlo, en cualquier debate cinéfilo. Esta impresionante y poderosa saga comienza con “En busca del Arca Perdida” del año 1981, le sigue “Indiana Jones y el templo maldito” del año 1984 y termina con mi favorita: “Indiana Jones y la última cruzada” de 1989. Es simplemente una historia que funciona a la perfección.

Una de las cosas que más emocionantes de esta película, es que el héroe se siente de carne y hueso: se siente tan real, tan cercano, es como si tu tío o incluso tu padre fueran el mismo Indiana Jones, una persona del común, con una carrera apasionante para nosotros los geeks que amamos la historia, la arqueología, la investigación, la academia. Indiana, es sin lugar a duda, el mejor de los héroes porque no tiene capa, no oculta su identidad, no tiene más superpoderes que su inteligencia y su habilidad para resolver acertijos y escapar de las situaciones más adversas y temerarias.

La tercera de la saga, la que elegí también, porque amo las historias que mezclan ese toque de ficción con religiosidad. Tiene un aire sublime la secuencia final, donde Indiana va en busca del cáliz de Jesucristo, las penitencias o pruebas que debe pasar para ser digno, y el final con esa impresionante música que eleva toda la emoción, una aventura llena de todos los ingredientes, no le falta ni le sobra ninguno. Y no siendo suficiente, la historia mezcla el desesperado intento de los nazis por tratar de hacerse primero al cáliz para dominar y ganar la guerra.

Debo admitir que aún la veo de vez en cuando, y me sigo emocionando como cuando entré por primera vez a la sala a verla, tomado de la mano de mi hermano mayor, cuando tan solo tenía 8 años.

Y hoy que escribo esta pequeña historia, quisiera que mi hijo también tenga su héroe y lo recuerde con tanta emoción como yo lo hago. Indiana Jones y su saga, le demostró a toda una generación que los héroes vienen incluso vestidos de arqueólogos aventureros, con látigos de circo y sombreros de vaquero.