El desafío de volver después de mucho tiempo: 'AXEL F.' y las secuelas tardías

Como audiencia nos venimos acostumbrando hace un tiempo al hecho de cómo las productoras retornan a querer sacar redito de a las viejas glorias, a esas películas que nos marcaron tiempos y al querer jugar con nuestro sentido de nostalgia anuncian una secuela luego de varios años. Pasó con varios títulos recientes que, en mi opinión, probablemente no lo necesitaban: por ejemplo con el estreno reciente de Twisters, secuela del clásico de culto de los 90s me pareció una simple modernización en materia de efectos especiales que sólo sirvió para demostrarnos (una vez más) que Glen Powell es un galán, el caso de Indiana Jones y el Dial del Destino estrenada el año pasado como una excusa para poner a Harrison Ford en uno de sus viejos papeles bajo el mando de James Mangold, o el lamentable final que tuvimos de la saga Halloween con Halloween Ends (aunque ya anunciaron que todo resurgirá una vez más) en donde lo menos que tuvimos fue de Halloween.

Obviamente existen algunos ejemplos también recientes que alimentaron esto de volver a explorar universos con potencial, pero que lograron con la autoría de sus responsables no ceder ante la facilidad del reciclaje. Joseph Kosinski, director estadounidense que ya había despejado ciertas dudas sobre lo difícil que puede ser darnos una buena secuela tardía con su ‘Tron: Legacy’ (2010), estrenó junto a la visión de Tom Cruise en el 2022 la magnífica ‘Top Gun: Maverick’, secuela que nadie había pedido después de 36 años del estreno de la primera, pero que resultó ser un sorpresivo éxito de critica y taquilla que revivió la experiencia cinematográfica luego de la pandemia.

Cortesía de Paramount Pictures

Yéndonos no tan lejos tuvimos hace siete años el estreno del blockbuster de autor Blade Runner 2049, título que con los años va sumando adeptos a su culto gracias al inmaculado trabajo en la dirección de Denis Villeneuve, en la fotografía de Roger Deakins y de la banda sonora compuesta por Hans Zimmer. A pesar de haber sido recibida con cierta cautela por parte de algunos fanáticos de la obra maestra de Ridley Scott, todo indicaba que estábamos ante un enorme evento cinematográfico. Distintas generaciones de espectadores se sucumbieron ante la continuación de la historia de Rick Deckard treinta años después de los eventos de Blade Runner, algo de lo que puedo dar fe ya que personalmente fui uno de los que fueron al cine junto a su familia ( de hecho este estreno me sirvió como excusa para reconectar con mi padre después de mucho tiempo).

Cortesía de Netflix

Pero hace unos días se estrenó en la plataforma de Netflix una secuela que tardó, así como sucede con varías, muchas décadas en revivir el espíritu nostálgico de los 70s y 80s. ‘Beverly Hills Cop: Axel F.’ nos trajo de nuevo a las andanzas de Axel Foley, interpretado por el legendario Eddi Murphy como el detective más rebelde del Departamento de Policía de Detroit, que debe volver a su amada Los Angeles muchos años después para lidiar ( como en todas las entregas de la saga) con un caso de corrupción. Con ganas de mirar algo que me distraiga un poco de las tantas preocupaciones que me aquejan como ser humano moderno, decidí darle play. El inicio de la película me indicó ciertamente eso que venía sospechando: no iba a tener nada nuevo, ningún enfoque original o refrescante, pero si dos horas de risas y una estructura narrativa demasiado básica que sólo me harían olvidar por un rato de que todo en este mundo es oscuro y depresivo.

Y así fue. ¿Quien necesitaba volver a ver las alocadas decisiones que toma este icónico personaje que alegró tanto a tantas personas a mediados/finales de los 80s con su extraño y simpático carisma? Probablemente algún pariente se haya alegrado con la noticia y puede que reproduzca en su televisor este título un domingo a la tarde, pero me sigo preguntando ¿de donde sale esta necesidad de algunas leyendas vivas de Hollywood por quedarse en el tiempo y regresar a eso que los hizo famosos? Me niego a creer que sea por el dinero y me inclino más a la idea de que es una cuestión de comodidad, de comfort, de “ya sé lo que tengo que hacer y no me voy a esforzar mucho”. Para interpretar el papel, una vez más, de Axel Foley, Murphy recibió un cheque de Netflix con la suculenta cifra de 15 millones de dólares, dejando una gran parte del presupuesto de la película a absolutamente nada.

Fuente: Melinda Sue Gordon

Esta secuela está mal filmada, tiene un sentido nulo de dinamismo narrativo, y quiere buscar en el sentimentalismo barato y la nostalgia su verdadero poder. Pero lo que podría haber sido una gran adición de las “mejores secuelas tardías de todos los tiempos” termina encontrando poca conexión con eso que las hizo grandes en su momento, y termina enterrándose sola como un simple producto del vasto (y casi infinito) catálogo de la plataforma. Dentro de una semana probablemente ya nadie se acordará que una cuarta entrega de ‘Un Detective Suelto en Hollywood’ existe, todo esto no será más que un recordatorio de que se le puede hacer honor a una saga y a su vez darle un giro que renueve las esperanzas para el cine de autor en vez de reciclar y remover tierra del pasado sin necesidad, pero seguramente tengamos muchas secuelas tardías innecesarias más, como así lo dictamina una parte de la audiencia.

POR JERÓNIMO CASCO

15 de JULIO del 2024, 17.16 PM | UTC-GMT -3

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