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Los problemas de Tarantino y Los 8 más odiados - Parte 2: la pelea con Disney

En la primera parte de esta nota –que se puede leer aquí– hablamos sobre la filtración del guion de Los 8 más odiados y cómo la participación de Quentin Tarantino en varias marchas en contra de la violencia policial, donde también tomó el micrófono, desató la ira de buena parte de los uniformados, al punto de amenazar públicamente con boicotear la premiere mundial, realizada finalmente sin problemas el 7 de diciembre de 2015 en el Cinerama Dome de Los Ángeles. Retengamos este último nombre porque será clave de cara al último problema que enfrentó Tarantino en las vísperas del estreno comercial en Estados Unidos, pautado para la semana de Navidad.

A diferencia de lo que ocurre en buena parte de Latinoamérica, el periodo que va desde las vísperas navideñas hasta los primeros días de enero es uno de los más jugosos para las boleterías norteamericanas, que revientan gracias a la llegada de los estrenos más importantes del invierno boreal. Los 8 más odiados era, desde ya, uno de ellos. Pero el 18 de diciembre –es decir, una semana antes– llegaría la esperadísima Star Wars: el despertar de la Fuerza, de J.J. Abrams, cuya promoción había empezado más de un año antes con una campaña de marketing diagramada hasta el último detalle y que incluyó, entre otras delicias, alimento para perros con la forma de los personajes.

Que la Fuerza te acompañe

A medida que se acercaba el 18-D, los portales de noticias se llenaron de historias de fanáticos dispuestos a todo con tal de ver el regreso de la saga creada por George Lucas. La que más me llamó la atención fue la de Daniel Fleetwood, un texano con un cáncer terminal de pulmón que, temiendo no llegar con vida al estreno, movió cielo y tierra para tener una proyección exclusiva. Lo consiguió, previa firma de un acuerdo de confidencialidad por el que se comprometió a no contar nada de la trama.

Episodio VII desató la fiebre galáctica en todo el mundo

La Argentina no fue la excepción a la fiebre galáctica. El primer minuto del jueves 17 de diciembre comenzaron 173 proyecciones simultáneas a las que asistieron 23 mil personas, y a partir de ese día El despertar de la fuerza ocupó 451 salas, quebrando el récord de mayor cantidad de copias que hasta entonces ostentaba, con 365, Rápidos y furiosos 7. Si se tiene en cuenta que en todo el país había –sigue habiendo– alrededor de 900 salas, queda claro que las posibilidades de ir al cine y ver algo distinto tendían a cero.

Estados Unidos, con más de treinta mil salas, no suele tener esos problemas de concentración de pantallas. Pero sí hay disputas por algunos cines con características técnicas específicas. El Cinerama Dome de Los Ángeles es uno de ellos. ¿Qué tiene de particular? Es una de las tres salas del mundo que aún conserva un particular sistema de proyección surgido en la década de 1950 y compuesto por tres equipos que emiten imágenes de forma sincronizada sobre una pantalla semicircular. Fetichista innegociable de los formatos analógicos, Tarantino se salivaba con la idea de proyectar de ahí Los 8 más odiados, tal como había ocurrido en la premiere. Incluso llegó a reconocer durante esa presentación que la había filmado con el Dome en la cabeza. “Es la primera vez que la veo acá y fue como si nunca la hubiera visto, no así”, dijo al portal Deadline.com después de la velada. La frase no era un acto demagógico, pues el logo de Cinerama aparece en los créditos iniciales.

“Hacen todo lo posible para joderme”

Pero el Diablo metió la cola. O el ratón, dado que Disney –que había comprado LucasFilm a cambio de 4.050 millones de dólares en 2012, y desde entonces comercializa todos los productos de la franquicia– pidió expresamente que Episodio VII se exhiba en el Dome durante todas las vacaciones de invernales y no solo durante la semana que iba del viernes 18 al 25 de diciembre. Tarantino, otra vez, prendió el ventilador: "Fue una noticia realmente mala y me molestó. Están haciendo todo lo posible para joderme”, dijo en el programa de radio de Howard Stern.

El director también afirmó que cuando la empresa dueña de la sala, ArcLight Cinemas, le anunció a Disney que estrenaría Los 8 más odiados el 25 de diciembre recibió como respuesta la amenaza de retirar El despertar de la Fuerza de todos sus complejos. Por si fuera poco, el largometraje de J.J. Abrams también se proyectó en el Chinese Theather, incumpliendo así un pacto tácito según el cual un film no puede ocupar simultáneamente ese espacio y el Dome.

Para Tarantino, Disney es “vengativo, cruel y extorsivo”

"Es vengativo, es cruel, es extorsivo. Que todos los periodistas de espectáculos llamen a Disney y pidan comentarios sobre sus prácticas extorsivas”, trinó antes de recordar que hizo “mucha plata para Disney y ellos no necesitan vengarse de esa forma”. ¿En qué momento de la historia se unieron los caminos de Disney y Tarantino? Durante los años en los que la compañía del ratón condujo los destinos del estudio Miramax. En ese tiempo se estrenaron Pulp Fiction, Jackie Brown y las dos Kill Bill, conjunto cuya recaudación global superó los 600 millones de dólares. Ni siquiera su amistad con Abrams, a quien conoció durante su participación como actor en un par de capítulos de la serie Alias, pudo salvar la situación: "Yo lo quiero mucho. Mi pelea no es con Abrams ni con la gente de Star Wars, sino con los altos mandos de la empresa”, aclaró.

“Encontrar algo que no puedan ver en casa”

Llegado este punto, es válido preguntarse si acaso se trata de otro capricho de un director conocido por sus excentricidades. Al fin y al cabo, ¿por qué tanto escándalo por una sala en un país con miles? Porque el director de Perros de la calle había rodado Los 8 más odiados en fílmico de 65 mm, formato que alcanzó su esplendor en los años 50 y 60 en películas épicas como Ben-Hur (la información oficial asegura que se usaron las mismas lentes) y que permite una proyección en 70 mm, el doble de los 35 mm del fílmico en el que hasta principios de la década pasada se estrenaban comercialmente todas las películas.

El resultado es, según los expertos, una calidad de visionado insuperable. "Quentin quiere que la gente regrese a los cines, que encuentre algo que no pueda ver en su casa", había afirmado meses antes Dan Sasaki, vicepresidente de Ingeniería óptica de Panavision, proveedora de equipos de filmación de los grandes estudios. En sus comienzos, los complejos IMAX tenían la capacidad técnica para este tipo de lanzamientos, pero el apagón analógico generó el progresivo traspaso al formato digital. Interestelar había sido, en noviembre de 2014, el último estreno importante en este formato, y pudo proyectarse en fílmico sólo en 10 de los más de 800 IMAX que había en el mundo. Entre ellos no estuvo el de la Argentina, digitalizado en abril de 2013.

El Cinerama Dome de Los Ángeles

No me di cuenta de la causa perdida que suponía la proyección en 35 mm, pero tampoco sabía lo emocionado que iba a estar todo el mundo por los 70 mm. Todos están esperando primero a ver qué tal nos va en las dos primeras semanas, pero eso es algo emocionante. Espero que Los 8 más odiados funcione lo suficientemente bien como para que este método se convierta en la nueva forma de estrenar películas de manera exclusiva para los realizadores a los que les importa”, se esperanzaba el director, quien había ideado eventos especiales para realizar en salas con capacidad para proyectar 70 mm. Allí presentó el film con una obertura inicial, un intermedio y metraje adicional, dando lugar a un evento de más de tres horas. Tarantino, antes que películas, hace experiencias.

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