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EL CAMINO DE LA HEROÍNA: Estudios sobre la heroicidad femenina en el mundo audiovisual

La construcción social de nuevas narrativas

El presente artículo busca comenzar la difícil tarea de sentar las bases para una posible formulación para la construcción de un paradigma que resulte de interés para guionistas y personas del mundo de la escritura que deseen trabajar personajes femeninos (aunque no solamente) para futuras historias que puedan ser convertidas en series o películas

En este sentido, todas las premisas que dieron origen a este proceso, han quedado, si no caducas, al menos en condición de suspenso. Esto es debido a que nuevas miradas, con aportes específicos dentro del área de género, narrativa y diversidad, han forzado una cambio de eje en el planteo inicial, al menos en forma temporal.

Se ha planteado que un nuevo enfoque no debería hacerse sobre las bases de las aproximaciones anteriores al mismo tema. Si para construir un Camino del Héroe se ha buscado una itemización por pasos y procesos, ha sido justamente porque ese es el mundo del varón tradicional. Y como lo que se ha pretendido es que el resultante de estas investigaciones y propuestas, tuvieran su propia impronta, las posibilidades se han vuelto, al momento, variadas pero indeterminadas. Tampoco es que ya mismo, en este momento y aquí, es posible -ni siquiera deseable- establecer una norma, parámetro o sistema que pueda ser referido como único. Ya se ha hablado en publicaciones anteriores que eso mismo, es una condición (lo único) del mundo patriarcal. Sin embargo, y a efectos prácticos, si es necesario contar con guías de trabajo, abordajes y lecturas situacionales que pudieran servir de base para una construcción sino sólida, al menos sustentable en sus propios términos.

De este modo, la situación actual de la actividad de las y los escritores de todo el mundo a la hora de construir personajes fuera de la masculinidad clásica, es que se encuentran con una falta de modelos de trabajo que sean unificadores de conceptos y se vuelve a recurrir por lo tanto, al conocido Camino del Héroe, sobre las bases de los libros de Vogler sobre la obra de Joseph Campbell. Esto es independiente de ciertos círculos de la intelectualidad y eventualmente del submundo de la contracultura pues en lo concreto a los autores se les piden trabajos que puedan ser vendidos en la industria audiovisual.

Al fin y al cabo, las y los guionistas tienen que vivir de su trabajo y entregar un material que este a tono con las necesidades del mercado.

De esta manera, es posible pensar en un modelo orgánico, no estigmatizante, sin rigideces y permeable y aun así, que sirva como basamento para quienes necesiten o quieran contar con un material de referencia.

Es necesario, sin embargo, apuntar algunas cuestiones inherentes al hecho de pertenecer a una profesión que no es tradicional, mucho menos popular y menos aún, conocida por quienes no la practican. Si bien el arte de la escritura y la dramaturgia tienen cientos y miles de años, su paso al mundo audiovisual tiene apenas un breve lapso de poco más de cien años. Es cierto también, que la cantidad de material producido en este tiempo es tan vasto que quizás incluso supere en cantidad a todo lo hecho en la historia de la humanidad desde el comienzo de la palabra escrita.

Sin embargo, cantidad no significa necesariamente profundidad. Aunque existe una miríada de obras de cine, series, programas de TV, telenovelas y otras formas de relato audiovisual, lo cierto es que muchas de ellas repiten estructuras básicas, arquetipos de personajes e historias y en el peor de los casos se convierten en estereotipos que languidecen artísticamente pero que existen solo por necesidades de producción.

Además de esto, que ya es bastante, se observa en los programas de series y películas de los últimos años, que no solo se está buscando un nuevo rol femenino, sino que se está redefiniendo el masculino tradicional. Junto con esto, las diversidades presentan también una búsqueda para la construcción de personajes con otras identidades.

Teniendo en cuenta esto, se busca estructurar un quehacer narrativo tomando como base los ejemplos concretos de productos audiovisuales que tienen en común su trascendencia en las pantallas pero así también, formas diferentes de abordaje estético y conceptual.

El Camino de la Heroína tomado como un intitulado general, se ha vuelto en cierta forma, un espacio de reflexión mucho más amplio y por ello, requerirá, posiblemente un largo camino sin que necesariamente exista un acuerdo sobre estos puntos.

Algunos ejemplos de esto pueden ser observados en las series y películas que han sido estrenadas en los últimos tiempos.

HEROÍNAS Y SUPERHEROÍNAS DE LA POSMODERNIDAD

La última década ha sido pródiga en la elaboración y presentación de personajes femeninos heroicos. Desde superheroínas clásicas remasterizadas (La Mujer Maravilla (Patty Jenkins, 2017) o Capitana Marvel (Anna Boden – Ryan Fleck, 2019)) hasta otras de aparición más reciente, hijas de la literatura, el cine o las series como Daenrys Targaryen, Katniss Everdeen, Ahsoka Tano, entre tantas otras.

Por otra parte las diversidades y colectivos diferentes también han reclamado su espacio en el inmenso y complejo mundo del audiovisual.

Al galope de los cambios del siglo XXI y en concordancia con las insurgencias sociales y culturales de estos tiempos, se podría inferir que vivimos en una nueva era: la Era de las Heroínas.

Esto sin embargo no es el logro casual de un grupo de estudios iluminados sino que responde a lo que podríamos denominar con un poco de poesía como los movimiento telúricos de la cultura, que cual sismo pasajero en los setenta y ochenta, pasaron a verdadero terremoto luego del advenimiento del milenio.

Para comprender el alcance y el poder de este fenómeno, solo hace falta observar los títulos y las temáticas desarrolladas en los medios de los últimos tiempos y relacionar lo que ha sucedido en la esfera social con su emergente audiovisual.

No se trata solo de un efecto pasajero ni de una experiencia estética o superficial, sino que al contrario, decanta antiquísimos reclamos y luchas de los feminismos para el acortamiento de las distancias con su contraparte masculina.

Los arquetipos clásicos han de ser cambiados, procesados y reelaborados para que una nueva forma de narrativa surja rumbo hacia nuevas fronteras. Todos los que forman parte del negocio del espectáculo lo han intuido por mucho tiempo, los movimientos de mujeres lo han gritado a los cuatro vientos y el público lo ha pedido en el cine y las plataformas.

Cada nueva entrega con un personaje femenino central, fuerte y heroico, inmediatamente suscita críticas y descontentos, pero es justamente esto lo que confirma que el tema no esta cerrado. En las películas de superhéroes ha habido verdaderos bodrios. Películas malísimas con interpretaciones también malas y argumentos tirados de los pelos y sin embargo, a lo sumo, se lo toma como algo gracioso. Mientras tanto y con otra vara mucho más afilada y descalificadora, se busca que las heroínas cumplan con toda clase de normas sean además un símbolo y un camino a seguir. Se les exige mucho más que a sus contrapartes masculinas. Y esto lo que demuestra es justamente la fuerza social de una mirada que aunque esta desplazada en el tiempo, sigue teniendo vigencia en ciertos segmentos de la sociedad.

El camino de la Heroína ha llegado para quedarse. No sabemos cómo ni de qué manera, pero este advenimiento ya es parte de la cultura y la industria audiovisual

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