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Por qué Puán va a ser (o debería ser) el próximo clásico argentino.

Spoilers

Puán (2023) es una película argentina escrita y dirigida por María Alché y Benjamín Naishtat. Es una comedia dramática o como dice su tagline “una comedia filosófica de proporciones existenciales”. La trama se focaliza en Marcelo Pena (Marcelo Subiotto), un profesor de la Facultad de Filosofía y Letras (ubicada en la calle Puán y con ese nombre es conocida por sus estudiantes y profesores) de la Universidad de Buenos Aires, quien ante la muerte del jefe de cátedra de la materia que da tiene la posibilidad de presentarse a concursar por el cargo. Sin embargo, el profesor Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia) vuelve de Alemania para concursar para el mismo cargo. Ambos tienen gran trayectoria en el ámbito académico, Marcelo hace años que da clases en la UBA y sería la elección lógica, pero Sujarchuk tiene trayectoria internacional y traería nuevos aires a la facultad. Las personalidades de ambos son opuestas, Marcelo es introvertido y pasivo, le cuesta tomar decisiones y Sujarchuk es extrovertido y con un gran ego.

Universidad pública y situación socioeconómica

La película retrata un momento social de la Argentina en el año 2023 que funciona de radiografía de ese año y de la actualidad al momento de escribir este artículo. Se centra en la dinámica de la Universidad de Buenos Aires, una de las universidades más importantes de Latinoamérica y muestra de forma bastante fidedigna cómo es el funcionamiento de la misma. Los planos dentro de la facultad de Filosofía y Letras son del espacio real, caótico y místico, lleno de estudiantes en sus pasillos y aulas que expresan sus ideas, carteles por todos lados que emanan posturas y un optimismo de que el mundo puede cambiar.

En este contexto se encuentra la historia de Marcelo y el equipo de la cátedra. Marcelo es un profesor que disfruta de su vocación, pero que tiene que tener varios trabajos dando clases para llegar a un sueldo que cubra sus gastos; además de dar clases en la facultad, da clase en un programa de barrios populares y le da clases particulares a una señora mayor de edad, Amelia, de un nivel socioeconómico alto. Mostrando cómo la filosofía y su conocimiento es importante en los ámbitos más diversos. Las escenas con Amelia son los momentos de mayor comedia de la película gracias a la actuación de Zulema Galperín y la sinergia generada entre ella y la actuación de Marcelo Subiotto.

Entre los colegas de Marcelo en la UBA surge la pregunta recurrente sobre el cobro de sus sueldos ya que estaban en fecha de cobrar y no lo habían recibido aún, conflicto que irá creciendo hasta que llega la noticia que no hay presupuesto para la universidad y dejan de pagarle los sueldos a los profesores. Las personas pertenecientes al ámbito universitario deciden hacer clases abiertas al aire libre y protestas reclamando salarios. Una clase abierta con corte de calle será reprimida por la policía donde se llevan a Marcelo en un patrullero. Este hecho será muy significativo, primero por cómo de repente el espectador se da cuenta que es posible un mundo donde el Estado deje de apoyar a la educación pública, una distopía que parecía imposible en Argentina. Termina siendo más significativo aún cuando en el año 2024 en Argentina, con la nueva gestión nacional, se redujo considerablemente el presupuesto para las universidades nacionales, generando congelamiento de salarios y ahorros de las facultades en servicios básicos para poder seguir funcionando (con la incertidumbre de hasta cuándo podrán resistir) y que en abril del 2024 haya habido una marcha federal universitaria masiva en defensa de la educación pública. La película funcionó como una especie de premonición por la lectura que pudo hacer de su contexto actual y de su devenir.

Cualquier persona que haya ido a la UBA, especialmente a Puán, encontrará un grado de identificación fuerte con el retrato que se hace de la universidad. Inclusive dentro del círculo docente donde también existen recelos y egos, los equipos quieren proteger los conocimientos generados por ellos, peleas por obtener los cargos docentes, competencia por conseguir que los alumnos se anoten en sus cátedras y la tensión de concursar.

Por medio de Marcelo también se puede entender mejor el escenario socioeconómico del país, un padre de familia de clase media, que no está presente en la crianza de su hijo (en parte por sus múltiples trabajos, en parte por su personalidad descuidada y desorganizada) casado con Victoria, una mujer independiente feminista (interpretada por Mara Bestelli) con quien no conecta por tener la mente en todos los problemas que lo rodean. Marcelo y su familia viven en un departamento que quieren vender a causa de la crisis económica y ante la advertencia de la conocida de la inmobiliaria que les dice “Ya está, se están yendo los dólares. El viernes no queda un sólo billete en todo el país. Ya está, esto explota. Hay que vender, hay que aceptar cualquier oferta que nos hagan del departamento. Cualquier cosa va a ser mejor que nada, yo se lo que te digo” mostrando el estado constante de crisis del país y de especulación generalizada.

Charly y el tango

La canción característica de la película y presente en su trailer es un clásico de la música argentina, “Dos, cero, uno” de Charly García. La canción es parte del disco Clics Modernos de 1983 (su lanzamiento fue a días de la vuelta a la democracia en Argentina). La canción dice “Él se cansó de hacer canciones de protesta y se vendió a Fiorucci (...) Un día volverá a las fuentes, no creo que pueda dejar de protestar”, el punto en común con la película es sobre una persona con ideales revolucionarios que deja de serlo, sin embargo es parte de su ser y probablemente siga protestando por sus ideales. Esto es lo que sucede con Marcelo, una persona con convicciones, pero altamente pasiva, no acciona para defender lo suyo, hasta que se pone en juego la educación y su trabajo, allí protesta y toma el rol de líder, momento en el cual la policía reprime y se lo lleva en un patrullero a Marcelo y empieza a sonar esta canción.

También otra canción de gran relevancia en la película es el tango “Niebla del Riachuelo” escrita por Cobian y Cadicamo, canción que fue escrita para la película La Fuga (Saslavasky, 1937) y cantada por Tita Merello. “Niebla del Riachuelo” es un tango que al parecer Marcelo cantaba, pero cuando le piden que lo cante luego del velorio de su amigo, no se anima, ni tampoco en la muestra de talentos de padres en una acto escolar del hijo. En el cierre de la película, luego de la protesta y que se lo lleve el patrullero, Marcelo acepta una invitación a dar una charla a La Paz, Bolivia, y cuando tiene que contar algo personal sobre él canta el tango a capella muy emotivamente, a modo de liberación y cómo máxima expresión de su persona.

La letra del tango dice “Turbio fondeadero donde van a recalar, / barcos que en el puerto para siempre han de quedar.../ Sombras que se arrastran en la noche del dolor; / náufragos del mundo que han perdido el corazón...” y “¡Niebla del Riachuelo!.. / Amarrado al recuerdo / yo sigo esperando...”. El tango es bastante nostálgico y triste, hablando de un pasado que no volverá y una espera con ilusión de que sí vuelva. Dándole un tinte agridulce a este final, por un lado Marcelo Pena (no parece casual la elección de los guionistas de su apellido) se anima a mostrarse cómo es y, por el otro, añora un pasado que ya no es (el conflicto del presupuesto universitario queda inconcluso, dando a entender que ese problema continúa).

De esta forma, Puán se convierte en una gran obra cinematográfica logrando llevar al espectador por todos los estados emocionales: risa, miedo, tristeza, melancolía y felicidad.

Representando a Buenos Aires.

Puán retrata muchas situaciones representativas de nuestro país y toma elementos íconos de nuestra cultura como la música de Charly García y el tango. La educación pública de calidad es una de las insignias de Argentina, el film se focaliza en la educación pública de la Universidad de Buenos Aires, por ende la película hace un recorte geográfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si alguien dentro de treinta años quiere saber cómo era la Ciudad de Buenos Aires en el 2023, podría ver esta película como material de archivo y comprender las formas de habitar la ciudad y el funcionamiento del sistema educativo universitario.

Lo mágico de ir a ver una película a una sala de cine es compartir el visionado con muchas personas más, Puán tuvo gran convocatoria de público en las salas y tuve la suerte de asistir a una función con sala llena. Se da un efecto de contagio emocional en el público donde las risas abundaron y los momentos emotivos o de preocupación dejaron a la sala en un silencio reflexivo, es una película que sólo pudo haber sido creada por gente de Argentina que conoce cómo es el día a día y, por eso, lo puede contar y retratar. De este modo, termina inmortalizando las costumbres de un sector de este país por medio del cine para recordar quiénes fuimos y somos.

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