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Simón: Basada en Hechos Reales

Simón (Christian McGaffney) es un estudiante universitario que llegó a Miami, desde Venezuela y no por un viaje de placer. Tuvo que huir de su país como muchos otros compatriotas.

Se lo ve desprotegido y perdido.

Su único amigo es Chucho (Roberto Jaramillo), su mejor amigo y compañero de equipo y ambos llegaron juntos. Mientras se adaptan a la nueva vida en Miami, se acompañan y debaten el regreso.

Pero las sombras que se ciernen sobre Simón ponen en duda la vuelta.

Quizás no sea momento de volver, quizás sea tiempo de dejar la revolución y continuar su nueva vida en Estados Unidos, de comenzar de cero, algo que con lo cual no está de acuerdo Chucho y se lo hace saber.

Además, Chucho quiere volver y continuar presionando para salvar al país.

Allá en Venezuela

Cuando vivía en Venezuela, Simón era un estudiante universitario de ingeniería, de hecho, iba a construir botes y embarcaciones.

Ese era su sueño, a eso aspiraba, pero entiendió que, si las cosas no cambiaban, no tendría futuro.

Y es por este motivo que Simón decidió formar un equipo de estudiantes, el equipo se convierte en una familia, y se unen más estudiantes hasta convertirse en un movimiento estudiantil y ahora todos son una gran familia.

Pero su sueño de ser ingeniero se termina truncando como consecuencia de las políticas gubernamentales.

Las clases eran interrumpidas constantemente y era imposible estudiar en esas condiciones, pasaban más tiempo siendo activistas que estudiantes universitarios.

Su equipo se enfrenta a los militares, marchan, protestan, piden justicia social, piden que se vaya la dictadura que gobierna Venezuela. Piden libertad, piden libertad y justicia social y como todo joven, van al frente.

Junto a sus compañeros, se comprometen con la lucha, nada los amedrenta a pesar de tener varios inconvenientes durante las protestas.

Juanchi (Edward Tovar), un miembro del equipo, es atacado por los militares y queda ciego, pero eso no lo detiene, no los detiene. La lucha continua y debe de continuar hasta lograr los objetivos, el objetivo: Libertad, libertad de pensamiento, libertad de poder actuar…

Miami

Así que, en esas circunstancias, Simón, se subió a un avión y se fue, ya no podía seguir ahí, tenía que salir de Venezuela y el avión lo llevó a Miami y ahora se encuentra allí, refugiado.

Sobreviviendo como puede. Apoyado por sus compatriotas. Y perseguido por sus recuerdos, él único que lo saca de su angustia es Chucho, su mejor amigo, con él creó el equipo.

Él está siempre, levantándole el ánimo y recordándole que tienen que volver para continuar la lucha, que no pueden claudicar, que su equipo lo espera en Venezuela.

En Miami, Simón acude a un centro que brinda asistencia a inmigrantes. Allí, les proporcionan lo necesario para comenzar a vivir y sobrevivir. Helena, la encargada del centro, le comenta que siguen llegando familias de Venezuela.

Huyen de la represión, de la dictadura, del hambre y la miseria que está imponiendo el gobierno. El 96% de población es pobre. Falta alimento, falta electricidad, faltan medicamentos, las personas no pueden acceder a estas cosas básicas no solo por falta de dinero sino porque no los hay, las góndolas de los supermercados están casi vacías y lo mismo pasa con las farmacias, que no cuentan con los medicamentos mínimos.

Helena le propone a Simón que solicite asilo político.

Sin embargo, pedir asilo político no es sencillo, ya que implica muchos aspectos complejos.

Lo más complicado para él es que, si su solicitud es aceptada, no podrá regresar a su país.

Obviamente Chucho no está para nada de acuerdo con esto, él quiere volver y continuar la lucha.

Con ayuda de mis amigos

Simón sigue en la duda, pero Helena (Prakriti Maduro) lo convence y le presenta a Melissa (una americana que colabora en el centro) para que lo ayude con el papeleo ya que ella es estudiante de abogacía y la documentación la tiene que presentar un abogado.

Melissa (Jana Nawartschi) acepta de muy grado asesorar y ayudar a Simón con los trámites para gestionar el asilo político.

Melissa es una joven con ideales que quiere cambiar al mundo, ayudar en lo que pueda y es por eso que trabaja en el centro, y es por eso que se compromete a ayudar a Simón.

Para tramitar el asilo Simón va a tener que presentar testigos de su persecución política y los únicos que pueden testificar son los miembros de su equipo, pero él hace cuatro meses que no se contacta con ellos.

Entre dudas, miedo y recuerdos dolorosos hace una video llamada y los vuelve a ver, ellos siguen peleando por sus derechos y siguen organizados.

Durante la llamada, Adriana (Arianne Girón), una de las compañeras del equipo, se descompensa. Resulta que ella es diabética pero no consigue insulina en Venezuela. Le piden a Simón que la ayude y él se compromete a conseguirle el medicamento.

Y entonces vuelven todos los recuerdos, esos recuerdos que nunca se fueron, Simón tiene ataques de pánico ante diferentes situaciones, está muy traumatizado.

En Miami cree ver a Joaquín (Luis Silva), el otrora miembro de su equipo …

En Miami es muy difícil conseguir (y casi en cualquier parte del mundo es igual) un medicamento sin prescripción médica pero junto a él está Melissa y ella lo ayudará a conseguir la insulina.

Aunque para Simón nada es fácil, todo siempre se le complica. Ambos vivirán una pequeña Odisea a la hora de conseguir el remedio para Adriana ...

Finalmente se distienden y terminan yendo a bailar, él elige la compañía de Melissa en lugar de participar de la reunión del equipo, algo que enoja mucho a Chucho.

En el sitio, Simón finalmente reconoce sin lugar a dudas a Joaquín. Sin dudarlo esta vez, lo enfrenta y lo golpea, la seguridad lo saca a Simón del local y llaman a la policía.

Al cabo, Simón termina preso en la comisaría de la zona, aunque, está Melissa para ayudarlo y tratar de gestionar su salida. Así que como ella estudia abogacía, recurre a uno de sus profesores para que la asesore.

Represión

Estando en la comisaría se reavivan todos los cruentos y dolorosos recuerdos de Venezuela.

Vuelve a sentir en carne propia nuevamente lo ya vivido, tiene otro ataque de pánico.

Casi como cuando se enfrentó al farmacéutico que comía naranjas, situación que lo remitió a uno de los momentos más dolorosos de su pasado. En ese instante, Melissa le pidió que le explicara qué le sucedía, ya que ella quiere ayudarlo, pero no sabe cómo.

¿Cómo explicarle el calvario que vivió cuando fue encarcelado por luchar por sus derechos?

No puede quitar de su mente las torturas a las que los militares sometieron tanto a él como a Chucho y sobre todo a Chucho ...

En la celda están Simón, Chucho y tres hombres más. Los únicos que militaban eran Simón y Chucho; los otros eran ciudadanos comunes que simplemente fueron detenidos en la calle sin ningún motivo, pero fueron sometidos a torturas igualmente. Los militares consideraban que torturar a cualquiera ayudaba a “crear conciencia”, así que no les importaba a quién infligían dolor. Simón no puede olvidar los golpes terribles que le propinaron a Chucho.

Le es imposible sacarse de la cabeza las caras de los militares, la cara del coronel Lugo (Franklin Virgüez) que lo quiere doblegar.

No puede olvidar la decisión que tomó …

No puede olvidar y esos recuerdos lo paralizan y le provocan pánico.

Sin embargo -una vez más- está Melissa para ayudarlo y contenerlo.

Diego Vicentini, director y guionista de “Simón”, nos presenta una película absolutamente descarnada. Su relato nos sumerge de lleno en la vida de Simón y en la experiencia de los venezolanos, tanto dentro como fuera de Venezuela.

Independientemente de tu nacionalidad, esta película no te dejará indiferente.

Es una de esas obras cinematográficas que calan hondo.

Vicentini demuestra una maestría excepcional al manejar una narrativa tan cruda y realista, logrando transmitir de manera potente las emociones y la realidad de un pueblo en conflicto.

Su habilidad para crear personajes profundos y situaciones conmovedoras es digna de reconocimiento y sitúa a esta película como una obra maestra del cine contemporáneo.

La fotografía de Horacio Martínez es impecable. A través de su lente, podemos ver el sufrimiento, la esperanza y la lucha de los personajes con una claridad y una belleza que intensifican cada escena. Martínez consigue capturar no solo la esencia visual de la historia, sino también sus matices emocionales.

El arte, el sonido, la edición, y la musicalización están perfectamente calibrados para enfrentar esta poderosa y desgarradora historia.

La actuación se destaca por su naturalismo y la profundidad. Los actores Christian McGaffney, Jana Nawartschi y Roberto Jaramillo nos trasmiten su angustia y sus luchas a través de una caracterización sólida y profunda. A la vez Luis Alejandro Silva, Franklin Virgüez, Pedro Pablo Porras, Prakriti Maduro, Edward Tovar, José Ramón Barreto y Arianne Girón acompañan a los personajes principales, volcando su interpretación en esta película comprometida y sensible de la mano de su director Diego Vicentini.

En resumen, Simón es una película fuerte y realista que nos deja impactados y conmovidos.

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