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Si sabemos que la trata de personas está mal. ¿Por qué no hacemos nada al respecto?
LA BANALIDAD DEL MAL
La maldad es un tema que ha llamado la atención de numerosos historiadores, escritores, filósofos, psicólogos y, como no, cinéfilos.
La autora Hannah Arendt tomó el concepto del mal para explicar su notable vigencia en el universo humano. El postulado La banalidad del mal sostiene que solo hay un requisito para realizar cualquier acto de malicia: NO PENSAR.
La inhibición del pensamiento conlleva a cometer actos de cualquier índole, ignorando así las consecuencias. La autora Arendt, prisionera judía en los campos de concentración en Alemania, explica de esta manera el accionar de las tropas nazis que exterminaban personas a mansalva. Ella concibe que solo así un hombre puede dar la orden de envíar a un centenar de familias en un tren abarrotado en los ya conocidos viajes de la muerte (que culminaban en una cámara de gas). Los mismos imputados/verdugos fueron determinantes en sus declaraciones en el juicio de Núremberg al afirmar “solo seguíamos órdenes”.
HISTORIAS VISIBLES
La película dirigida por Guillermo Navarro muestra la desdicha de una chica adolescente que es captada por una red de trata de personas, y a su vez, expone el funcionamiento delicitivo en la clandestinidad con la complicidad del gobierno.
Expuse la teoría de Hannah Arendt para realizar un paralelismo (salvando las distancias… estoy consciente que una matanza masiva y la esclavitud sexual son diferentes) entre dos situaciones límite. El holocausto y la trata de personas se unen en un aspecto: sus perpetradores no son plenamente conscientes del mal que causan. No piensan en ello.
En la película de Navarro, las chicas son utilizadas como ganado porque otorgan un rédito económico a los “trabajadores” (organizadores, seguridad, bartenders e incluso la policía). Este mecanismo de poder sitúa a los malechores en la cima de la cúspide mientras los secuestrados están por debajo, sin derecho a nada.
El progreso económico está por delante de la salud, el futuro y el bienestar de cualquier persona. No pensar, solo eso basta para que esta red delicitiva continúe siendo una de las más rentables a nivel mundial. El film habla de Catamarca pero no es un problema 100% de los pueblos pequeños (como ocurre con el actual caso Loan en Corrientes) porque no hay consumo si no hay consumidores, ahí entra el porteño que camina por la av. Santa Fe y hace la vista gorda ante los anuncios XXX, ignorando o, peor aún, pagando para solventar la mafia. O incluso el poder legislativo que no tiene (ni impulsa) leyes acordes para que esta ocupación delicitiva deje de ser lucrativa.
SABEMOS QUE NO VA A CAMBIAR
Santiago Racca, actor de la película, dijo esta frase en rueda de prensa cuando se le preguntó por la problemática de la trata de personas. Esa afirmación fue el puntapié inicial de este artículo.
HISTORIAS INVISIBLES se puede ver en el Cine Gaumont a partir del jueves 27 de junio.
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