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Iniciales SG (Un Serge Gainsbourg sin romanticismo)

Spoilers

INICIALES S.G

Quizás el miedo de todo actor (al menos por lo que he hablado con mis colegas amigos) sea convertirse en alguien como este protagonista. Ir por la vida creyendo que aquello que hacemos es extremadamente central y relevante. Una vez un profesor me dijo: “Nuestra profesión ya es demasiado endeble para no ser severos con nosotros mismos. Pero si se toman muy en serio, estarán perdidos”. Claro que el adjetivo que utilizó mi docente de la Escuela de Arte Dramático fue mucho más coloquial e irreverente, pero encerraba quizás el mismo concepto. No es bueno para un actor tomarse demasiado en serio puesto que el nuestro es el trabajo de la interpretación y aquello que se endiosa, que se pone en un pedestal no puede ser nunca realmente interpretado. Para interpretar algo hay que faltarle el respeto, jugar con eso. Pobre del actor solemne que solo se acerca a la actuación con la misma cadencia que un cura observa su sotana en el pie de su cama al comienzo de un día importante

Sergio Garces vive repitiéndose algunas frases a sí mismo: “Lo que hago es increíble, muy relevante”, “alguien me descubrirá en estas películas donde hago de extra y me dará un rol importante en su próximo proyecto”, “apuesto que esa chica quiere irse conmigo, al fin y al cabo, soy un hombre maduro pero jovial repleto de energía sexual”. Se repiten quizás como un mantra en repeat en la casetera de su cabeza desvencijada por el consumo de cannabis. Es un pobre pánfilo que se cree dandy. En lo más íntimo de su ser sabe sin embargo que sus calzoncillos están viejos, que su prominente físico está en declive y que, quizás desea otra cosa.

Pero peor que tomarse de demasiado en serio la profesión es mentirse a uno mismo. Sergio hace las dos. Exagera las repercusiones de sus trabajos, pero ni bien termina de filmar lo primero en lo que puede pensar es en llegar a su casa, tomar la pipa y fumar hasta quedarse dormido. Es un mercenario de sí mismo. En el fondo espera que nadie note que su atascada carrera está en franco descenso. Fueron tantas la veces que se vio atacado por una pregunta inquisidora de amigos o colegas que tejió un sólido discurso sobre su presente laboral. En el esgrimió justificaciones y verdades a medias para poder darle mayor decoro a su desventura laboral. La repitió tantas veces que terminó por creérselas. Triste. Triste como un adulto con conductas adolescentes que ni siquiera le hacen bien. Cansado como un caballo que tira de un carro, con el humo que lo hace nublarse y seguir sin cuestionarse. En esta analogía el protagonista es el caballo, el carro aquello que debe arrastrar de sí mismo y el jinete sea quizás su niño interior.

Esta comedia negra protagonizada por el siempre aprobado Diego Peretti nos mete en la vida de Sergio Garces, un desvencijado actor a lo largo de sus egoístas e infantiles decisiones. Una serie de eventos desafortunados lo mecerán hasta encontrarse al borde del marco legal. En un festival de cine –que emula el BAFICI- presentará varias películas (siendo extra en todas ellas) y allí toma contacto con Jane (Juliane Nicholson) quien luego de idas y vueltas termina envuelta en un encubrimiento que Sergio lleva adelante. Es un film ecléctico, como las nacionalidades que lo componen: Uno de sus directores (Daniel García) es norteamericano mientras que la otra directora es del Líbano (Rania Attieh). Hay en el film un cocoliche insospechado: Un universo de actores y artistas que va desde Juliane Nicholson, Malena Sánchez, pasando por el reconocido actor porno Victor Maytland y con canciones reversionadas del francés Serge Gainsbourg. Tras haber sido entrevistada, Malena Sánchez contó que fue un rodaje muy aceitado donde pocas cosas quedaban libradas al azar. Es más que evidente que cada uno puso de lo suyo para armar este colorido retrato.

Sergio pareciera confiar en una especie de “orden superior” que lo salvará, que le dará un nuevo gran rol, que lo bendecirá con la dicha. Cree, por ejemplo, –como todo argentino futbolero- que sus acciones pueden tener algo que ver con el desarrollo de un partido de fútbol. Apuesta todo a algo que nunca vio, ni palpó, se piensa quizás merecedor de algo que pronto llegará. Sin embargo, el peor de los resultados futbolísticos coincide con en el momento más oscuro de su vida

Es el resultado de una postergación constante, de una fuga hacia adelante solo detenida para saciar sus deseos cortoplacistas. La falta de fortuna, o de talento fueron empujando a este niño grande a un estadio de angustia donde sus propias mentiras ni siquiera le permiten verse de frente a los conflictos que cotejó. Mujeriego y egoísta su consumo de marihuana puede leerse solamente como una prolongación del ensimismamiento. Y el consumo de cuerpos puede leerse como una búsqueda de aprobación por una inseguridad latente. Comparte con el mítico Serge Gainsbourg apenas sus iniciales y su gusto por las mujeres. A pesar de ser cascarrabias, el galo tenia de fachada un desencanto egocéntrico que escondía ternura. Nuestro protagonista es los restos de una antigua promesa. Tiene una pátina de un color semi alegre en una fachada desvencijada.

Pero esto no es un análisis psicológico, ni mucho menos una sesión de terapia (aunque ¡qué bien le vendría a Sergio!). Es un film rebelde con una trama inesperada y catastrófica. La voz en off nos mete en la cabeza del protagonista para asomarnos a sus emociones, insospechadas incluso por el mismo Sergio. A pesar que, por momentos, esta misma suene un poco reiterativa o remarcada, es justo decir que la voz de Daniel Fanego nos permite tomar distancia de las tragedias que vemos sin tratar a la película como un drama o un policial. La película nos ilustra inmaculadamente la poca previsibilidad que tiene la vida. Aquellas personas que parecieran andar de paso, acaban por ser protagonistas. Hablamos de Jane, claro. La coprotagonista. La actuación de Juliane es fresca y necesaria. Es una mujer que no pide nada y sabe lo que quiere. Hay algo embriagante y voyerista en ver a una actriz actuando de actriz. En este caso Juliane interpreta a Jane, una actriz de paso por la ciudad debido al festival de cine que se desarrolla. El juego de pensar cuanto de esa actriz hay en el personaje vuelve dinámica y enriquecedora esta película que no duda en coquetear con estilos varios. Su personaje, es un necesario contrapunto a este hombre que ni siquiera puede dejar entrar a alguien real, con intenciones transparentes. Por otro lado, su actuación es un alivio puesto que por fuera del afable protagonista con rasgos ciranescos, el resto de los personajes corales están anclados a un registro coloquial del cine argentino, quizás un poco ilustrativo de más.

Sergio es extra en un número interminable de películas y una situación límite lo llevara a ser el protagonista de la propia. ¿Podrá tolerarlo?

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