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Crítica: The Batman (Matt Reeves, 2022)

Spoilers

En su segundo año combatiendo el crimen, Batman (Robert Pattinson) debe detener al Acertijo (Paul Dano), un psicópata obsesionado con los juegos de adivinanzas, que comienza a asesinar a las figuras públicas más prominentes de Ciudad Gótica.

Desde su concepción, The Batman (Matt Reeves, 2022) fue objeto de múltiples controversias: se anunció después de que se cancelara la esperada versión que dirigiría y protagonizaría Ben Affleck, quien hizo uno de los Batman más sorpresivos de los últimos años. Después de varios rumores en los que George Miller se mencionaba como posible reemplazo de Affleck, finalmente el cargo de director recayó en Matt Reeves, no sin ciertos recelos por parte de los incondicionales seguidores del célebre superhéroe. Y la noticia de que Robert Pattinson ―otrora ídolo adolescente que ya había interpretado a un personaje relacionado con murciélagos― sería el nuevo Batman, despertó muchos más recelos aún que la elección de Reeves.

Pero como en el cine nada está dicho hasta que se estrene la película, The Batman resultó ser una impresionante sorpresa para ajenos y extraños, crítica especializada y público en general. Capaz nunca sabremos cómo era la versión de Affleck, pero esta hizo que todo el asunto se olvidara. Aunque no estuvo dirigida por el aclamado Miller, si es que los rumores eran ciertos, Reeves demostró ser algo más que un director competente: el director necesario para esta entrega. Y Pattinson dio una interpretación atinada y fuerte, convirtiendo a su encarnación del personaje en la más provocadora desde Christian Bale.

The Batman no adaptó un cómic específico, sino que se inspiró en Batman: Año uno (Frank Miller) y Batman: El largo Halloween (Jeph Loeb), entre otros, como el propio Reeves mencionó en diversas entrevistas. Incluso, tiene algo del aire demencial que infunde Batman: La broma asesina, de Alan Moore, a pesar de que Reeves no lo menciona ni a él ni a su obra. La elección de los cómics de Miller y Loeb no fue casual porque el primero cuenta los inicios de Bruce Wayne como justiciero enmascarado, y el segundo es una de sus historias más recordadas y profundas no tanto en el rol de superhéroe, sino como detective.

De esta manera, el filme explora principalmente dos aspectos del personaje: por una parte, los primeros años de Batman en su lucha contra el crimen, mientras intenta confiar en el teniente James Gordon (Jeffrey Wright) y tantea a Selina Kyle (Zoë Kravitz), alias Gatúbela, si bien todavía no es conocida como tal; a la par, debe enfrentarse por primera vez a Edward Nash, el Acertijo, y Oswald Cobblepot (Colin Farrell), el Pingüino, dos de sus enemigos más populares.

Por otra parte, el filme indaga en su interesante habilidad detectivesca ―usualmente dejada de lado en detrimento de su faceta como luchador experto― que en esta nueva versión no solo se explora más, sino también mejor que en otras películas. Y como es usual en las buenas historias de detectives, esta le plantea simultáneamente un reto entretenido al público, que debe prestar constantemente atención a las pistas y adivinanzas sembradas por el Acertijo.

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Todo lo anterior está enmarcado en una historia de venganza oscura, sucia y laberíntica, en la línea del estilo de David Fincher y sus películas Seven, los siete pecados capitales (Seven, 1995) y Zodiac (2007), algunas de las cuales fueron mencionadas por Reeves como inspiración para la trama y el estilo de The Batman. Así, y gracias también al ágil y sórdido guion coescrito con Peter Craig, estamos ante una de las versiones cinematográficas más lóbregas del mundo de Batman, junto a Joker (Todd Philips, 2019) y el clásico de Tim Burton Batman regresa (Batman Returns, 1992).

La historia a su vez tiene un trasfondo sociopolítico estupendamente trabajado, con reminiscencias actuales y que le provee de mayor profundidad al contenido. Mientras el caos es desatado por mafiosos y villanos, los ciudadanos de Ciudad Gótica no pierden las esperanzas en las elecciones de alcalde como medio para lograr un cambio profundo en el statu quo. La corrupción carcome todas las instituciones (gubernamental, judicial y policial), lo que genera una mayor hostilidad y desconfianza en la población. Y la droga (llamada gota) inunda las calles, multiplica el dinero ilegal y produce una intensa adicción en personajes de todos los estratos sociales, similar a la epidemia actual de fentanilo en los Estados Unidos.

La puesta en escena de Ciudad Gótica consigue capturar este aluvión de inmoralidad, así como la esencia de los propios personajes: es lluviosa, tiene una iluminación de estilo noir, acorde con la temática, y da la sensación de ser una urbe en ruinas aferrándose a sus viejos tiempos de gloria. Y la oscuridad que la rodea tiene una función estética que sustenta la intención de la historia, pero también práctica que funciona como “refugio” tanto para héroes como villanos. Asimismo, la música original de Michael Giacchino, que incluye una conocida canción de Nirvana, hace su parte: profundiza la ambientación general, usa temas dinámicos para las escenas de acción e intensifica la sensación de suspenso en las escenas más reflexivas.

En este ambiente hostil se mueve entre las sombras el perturbado Acertijo, criado en la desesperanza y marginado por el resto del mundo. Usa su prodigiosa inteligencia como un arma para limpiar a Ciudad Gótica no por altruismo sino por revancha. Ve en los políticos, abogados, empresarios y ciudadanos, inclusive, a todos los responsables de su desgraciada vida primero como huérfano, luego como un donnadie. De ahí que vaya asesinando al alcalde, el jefe de policía, el fiscal principal, intente asesinar a Bruce Wayne por los errores que le achaca a su padre Thomas y, por último, a todos los ciudadanos que pueda.

El infravalorado Paul Dano, quien ya tenía experiencia interpretando a trastornados y psicópatas como en Robando vidas (Taking Lives, D. J. Caruso, 2004), le confiere el temple preciso a su personaje: con la máscara y el traje puestos es intimidante y convincentemente macabro; aunque sin su indumentaria su rostro resulta un poco más frágil, logra reflejar con naturalidad la oscuridad interna y la violencia reprimida del personaje. Dano destaca entre un excelente elenco ―conformado también por John Turturro y Andy Serkis― situándose casi a la altura de Pattinson.

The Batman Ending and Riddler's Plan Expose Real World Fears

La calidad de una película sobre Batman se mide, en gran medida, en relación con la interpretación de su protagonista, y el trabajo de Pattinson no solo es el mejor del filme sino además de su carrera hasta la fecha. Su Batman es veloz, impulsivo y desenfrenado en el combate; incluso, cuando no está peleando, tiene un andar amenazador y su cuerpo parece estar en constante alerta, listo para actuar. Propio de sus primeras andanzas y juventud, puede ser imprudente cuando se trata de enfrentar a sus oponentes, como en la primera irrupción del Iceberg Lounge (el antro del Pingüino), es decir, no está del todo consciente de sus limitaciones mortales. No obstante, a lo largo de la película va aprendiendo a ser mejor estratega, por ejemplo, cuando irrumpe por última vez en el mencionado antro para salvar a Selina.

Por su parte, Bruce Wayne es inteligente, ermitaño, melancólico, de gestos limitados y poco hablar. Su única conexión real con el mundo es Alfred Pennyworth, su eterno y fiel ayudante, con quien mantiene una suerte de relación paterno filial algo complicada. Igualmente, Bruce está desprendido del legado de la familia Wayne, sin entender del todo que a través de este puede hacer un cambio significativo en Ciudad Gótica. Y a diferencia de las versiones de Bale y Michael Keaton, por ejemplo, todavía no usa su fachada de playboy excéntrico, lo cual está bien tratándose de sus inicios; en algún punto deberá aprender a utilizarla como parte de su estrategia para mantener las apariencias.

Estos aspectos ―conducidos por la actuación colérica y contenida a partes iguales de Pattinson― conforman a un Bruce/Batman bastante complejo, torturado, mimético con la puesta en escena, que libra una batalla desesperada, casi como una causa perdida. Intenta limpiar la corrupción de la ciudad, parecido al Acertijo, solo que este está parcializado hacia sí mismo. Aquí radica la gran diferencia implícita entre ambos: el Acertijo es impulsado por la revancha casi irracional; Batman, no, aunque al inicio crea lo contrario. Y, al final, la eficaz imagen en la que lo vemos guiando a la gente con una bengala a través de la oscuridad, después de acabar con los planes de todos sus enemigos, simboliza lo que Batman siempre ha sido: la justicia.

Just rewatched The Batman (2022) and a thematic element I really love is  how Batman starts the movie declaring that he is “the shadows” and ends the  movie as the light guiding

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