undefined_peliplat

Groundhog Day: ¿cuántas veces se puede ver una película?

Spoilers

Sí, fui de los pocos que la vio en los cines en Argentina en el momento de su estreno. Digo de los pocos porque duró poco en los cines locales, unas dos semanas nomás, y en la segunda semana ya no estaba en las salas “importantes”, pero no hablemos ahora de los nombres de esos cines de los que no queda casi ninguno. A lo que íbamos: no fue un éxito acá, para nada. En Estados Unidos, en cambio, entró en el top ten del año. Después, ya lo sabemos, mucha más gente aquí y allá y en todas partes la vio en VHS, o en cable. El título de estreno en los cines hispanoamericanos fue Hechizo del tiempo, y en España fue Atrapado en el tiempo. El título original, ya lo sabemos, está en el título de esta nota, era Groundhog Day, es decir Día de la marmota o El día de la marmota, como la podíamos llegar a encontrar en la revista del cable. Y fue -es- una de esas películas que nadie pudo no haber visto a estas alturas. ¿O hay gente que todavía no la ha visto? Si hay gente en esa situación, deberían solucionar ese asunto con urgencia y dejar de leer esto inmediatamente.

Groundhog Day, o Hechizo del tiempo, es una película con repeticiones -que en realidad no son estrictamente tales- que a muchos de nosotros nos ha hecho repetir su visión, o mejor dicho su audiovisión- muchas veces. Sí, esta es la película en la que Bill Murray (Phil Connors) “se levanta siempre el mismo día”. Bueno, él se despierta siempre el mismo 2 de febrero, pero con plena conciencia de haberlo vivido. Y todo el mundo que lo rodea, no, lo está viviendo por primera vez. Así las cosas, Phil puede aprender ese día y ese espacio -no puede salir del pueblo en el que está tampoco- como nadie. Y puede aprender muchas más cosas más allá de las nimiedades de esa jornada en particular. Phil Connors está preso de un hechizo, atrapado en un tiempo (un día) y un lugar (Punxsutawney), ¿de una maldición?, ¿o quizás de una bendición?

Uno de los numerosos grandes aciertos -o de las grandes alineaciones de estrellas y planetas- de esta película, en la que todas las decisiones parecen haberse tomado de forma correcta, es no explicar a qué se debe lo que le sucede al personaje, aunque hay interpretaciones muy plausibles que pueden hacerse, o más bien que queremos hacer. En ese sentido, Groundhog Day tal vez sea la comedia romántica más extrema de todas, porque bien podemos pensar que el hechizo es hasta que Phil se encuentre con la claridad de su enamoramiento, o hasta que pueda aprender a ser digno de Rita (Andie MacDowell). Quizás la segunda interpretación sea la más lógica, porque al volver a ver la película -¿cuántas veces la vi?, bueno, muchas, nunca demasiadas- notaremos que ya al principio Phil mira a Rita enamorado, aunque diga algo en sentido contrario, siendo cínico o haciéndose el cínico, porque Phil es así, o quiere ser así para no tener que cambiar su comodidad, sus reacciones fáciles y facilistas, total no le cuesta nada eso de tirar dardos con gracia maligna. Y antes del primer encuentro entre Phil y Rita, apenas empieza la película, ya hemos visto a unas nubes que empiezan a moverse de forma sospechosa, como tramando algo contra este meteorólogo pedante. Eso sí, claramente los chistes basados en su cínica pedantería constituyen una -otra- línea de aciertos, de timing, de prestancia para decir y para actuar.

En esta película, otra vez, todo -o todo lo que importa para hablar de la gran comedia del siglo- se conjuró para funcionar de la mejor manera posible: esta es una de esas películas que podrían haber motivado la expresión ¡alquimia! que usó Pauline Kael para referirse a El padrino a principios de los setenta. Incluso sabemos, quienes vimos un documental que venía en la edición especial del DVD, que la lógica del relato, que nunca tiene flashbacks, iba a ser distinta: que la película iba a empezar en la mitad de la historia, con Phil ya en medio de la repetición temporal, y con una explicación en off del protagonista. Por suerte, se decidió que la película se iba a contar hacia adelante, como relato cronológico, con todo lo que esto implica en el mecanismo de alguien que “se despierta siempre el mismo día”, sin volver atrás -¿Phil vuelve atrás?- y sin voz en off que explicara nada. Y ahí está otro de los milagros de esta película: el de poder contar una situación así de compleja sin usar esas estrategias, que podrían verse como resolutivas pero que en este caso podrían haber mecanizado el relato.

Muy estratégica es la elección -crucial, como deberían ser siempre estas cosas- de la canción que suena en el radio-reloj-despertador a las 6.00 am (como deberían ser siempre estas cosas, eso es lo que dijo el madrugador). La canción es “I Got You Babe”, de Sonny & Cher, una canción muy exitosa en su momento, mediados de los sesenta, es decir muy conocida para muchos y fácilmente identificable para el espectador aunque no la conociera de antes por su singularidad sonora, lo que hace que ya se nos haga familiar a la segunda vez que la escuchamos (y habrá muchas más veces). La letra comienza diciendo “They say we're young and we don't know / Won't find out until we grow”. En castellano sería “Dicen que somos jóvenes y que no sabemos, y que no nos daremos cuenta hasta que crezcamos”. Quizás pueda ahí haber alguna clave de lectura para el personaje de Phil, o para nosotros. (Otro de los usos cruciales de una canción con su letra sobre saber y no saber y ser joven es el de “Oh La La” de Faces en Rushmore de Wes Anderson, pero eso es otro asunto, otro artículo). Ahora bien, más allá de la letra de “I Got You Babe”, te tengo, te atrapé, esa es una de las canciones que le deben su estética sonora a Phil Spector. La wall of sound (pared de sonido) de I Got You Babe también puede ser entendida como una wall of time, una pared temporal, que Phil deberá saltar si quiere saber lo que es el amor. O más bien sólo -y solo- al saber lo que es el amor la podrá saltar. Y sí, en estas últimas dos oraciones había una referencia a otra canción, “I Want to Know What Love Is” de Foreigner, que se usa de forma inolvidable en Fucking Amal de Lukas Moodysson, pero ese es otro asunto. Tanto Groundhog Day como Rushmore y Fucking Amal son películas de los noventa, la última década del siglo pasado, la que muchos tienen ganas de volver a vivir con conciencia de haberla vivido, sabiendo lo que no sabían en ese entonces. Pero los noventa y el cine y el mundo ya son tema de otro u otros artículos. Ahora es hora -ya es hora- de volver a Groundhog Day, o de seguir convencidos de nunca irse de ese 2 de febrero con deseos de eternidad, en medio de un invierno glorioso, radiante y en un pueblo pequeño, con una linda sala de cine con marquesina y luces orgullosas.

Más populares
Más recientes

No hay comentarios,

¡sé la primera persona en comentar!

7
0
0