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EL CLUB DE LOS VÁNDALOS (2023) prometía pero se queda sin gasolina al borde de la carretera

20 años atrás, Jeff Nichols encontró un libro de fotografías sobre un grupo de motociclistas rebeldes que recorrían el oeste de Estados Unidos durante los años 60′, y el director inmediatamente reconoció que era lo mejor que había visto en su vida (tanto el material del libro cómo la gente con la que salía en las fotos) y desde ese entonces quedó obsesionado con la idea de transformar esta serie de imágenes en formato película.

Por lo mismo, para mirar esta obra de tuercas y motos que Nichols finalmente pudo adaptar del trabajo de Danny Lyon‘ (el fotógrafo) hay que comprender cómo se sintió en aquel momento.Y para ver esta película hay que aguantar 45 de los más largos y sin sentidos minutos que Nichols no cortó de la cinta por que sino no tendría una historia decente que contar sobre aquella obsesión que lo acompañó por tantos años.

Tal como dice en un momento de la película, el líder de los Vándalos, Johnny al ver como todo lo que construyó se diluía entre sus pies “Puedes entregarte por completo a algo y aún así tendrá pasar lo que tiene que pasar“. Sin embargo, jamás se podrá negar que “El club de los vándalos” logra un excelente trabajo para contar sobre el mundo que Johnny tanto se esmeró por construir está por perder, aún cuando esta es la primera película de Nichols desde su “Midnight Special” del 2016, este logra fortalecer a los personajes de con su propia identidad, algo que ellos mismos tan desesperadamente tratan de alcanzar.

Johnny, interpretado de una manera bastante particular por Tom Hardy (quien se siente más como en su trabajo de Capone, 2020) sólo fundó a su grupo al ver a Marlon Brando en la película “The Wild One“. El ya era un hombre de Chicago casado con dos hijos, y con esa idea en mente fundó un club de motocicletas donde gente con nombres tan extraños como Cucaracha, Zipco o Shitty Pete se podían sentar a beber todo el día en el bar antes de subirse en sus motos e ir a cualquier lado. Algunos hombres sólo necesitaban “el llamado“, y Marlon Brando lo fue para el líder de Los Vándalos.

Nuevamente, el deseo de ser parte de algo mas grande que tú, no es algo exclusivo de géneros, y Kathyuna camaleónica Jodie Comer– se transforma en uno de “los chicos” una vez que posa sus ojos en el elusivo Benny (Austin Butler quien aún tiene un poco de ese Elvis que lo caracterizó). Nichols usa el noviazgo de ambos personajes para entrarnos en la historia donde nos entrega una genial secuencia en que Benny estaciona fuera de la casa de Kathy y la espera (por muchas horas) para que finalmente el novio de ella de ese momento se enoje y se vaya.


No he conocido nada más que problemas desde que conocí a Benny” es lo que dice el personaje de Jodie como monologó introductorio de la cinta (que recuerda de forma bastante torpe a la intro de “Goodfellas) “Esto no puede ser amor, sino estupidéz
Y bueno, la estupidez puede ser algo bastante mágico si se comparte con las personas correctas, y el romance inicial entre Kathy y Benny genera esa química que llega hasta a Los Vándalos y a la película consigo.

El cast de la cinta de Nichols se equilibra entre lo macho duro y vulnerable. Estos chicos son muy duros pero se necesitan entre ellos como una familia de respaldo. Y la parte humana de la película funciona lo bastante bien para que el resto de personajes te interesen, pero al mismo tiempo llega un punto donde nada sucede y las escenas se sienten eternas y pierdas por un momento el interés de lo que estás viendo.

El club de los Vándalos” es una cinta sobre la familia que no es de sangre y como querer ser parte de algo te puede llevar por diferentes caminos tanto buenos como malos.

Para los Vándalos, su historia se va rápidamente a la mierda cuando el club comienza a crecer, al comienzo con filiales pequeñas, esparcidas por ahí y por allá. Pero luego al crecer y crecer, llegan personajes indeseables, llegan jóvenes con delirios de grandeza que no les importa pasar a llevar a los mas viejos, quieren imponer sus costumbres. Lo nuevo contra lo pasado de moda. Así vamos viendo como Johnny entiende que lo que alguna vez construyó gracias a Marlon Brando, ya no le pertenece solamente a él y este se ve atrapado en la presión.

Nichols nos entrega finalmente una cinta sobre la golden age de las motocicletas. Una cinta que la verdad tenía todo para ser un nuevo clásico del cine moderno, pero al final se queda sin gas a la orilla de la carretera. Pero no se puede negar que El Club de los Vándalos tiene lo suyo, tal vez no para premios, pero si actuaciones decentes, fotografías de paisajes bonitos y mucho ruido de motor.



NOTA: 6.7/10

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