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Better Call House... o MasterClass de Cómo Crear un Héroe/Villano

Spoilers

En la cultura popular contamos con muchos ejemplos de personajes que, aún siendo protagonistas de sus propias historias, tienen actitudes, cometen actos o practican actividades repudiables, polémicas o cuanto menos cuestionables. Caminan sobre una delgada línea entre ser héroes o villanos.

Cuando hablamos de este tipo de figuras, podemos pensar no en uno, sino dos casos ejemplares en los cuales los protagonistas nos cautivan por su enorme carisma, pero que al mismo tiempo nos generan rechazo por sus acciones deleznables: hablamos del -me pongo de pie- Dr. Gregory House (Hugh Laurie) y del abogado James M. McGill (Bob Odenkirk).

El primero, completamente genio, de una ironía sumamente ácida y con complejo narcisista es el protagonista absoluto de Dr. House (David Shore), una serie médica desarrollada en el ficticio Hospital Princeton-Plainsboro, en el que nuestro personaje principal se desempeña como Jefe del Departamento de Diagnóstico, al cual le llegan los casos más extraños para resolver junto a su equipo médico.

El segundo es la estrella de la serie Better Call Saul (Vince Gilligan y Peter Gould), spin-off y precuela de la aclamada Breaking Bad. Jimmy es un abogado que intenta alcanzar el éxito en su vida laboral y personal, pero en su constante manía de buscar atajos para conseguirlo, se va a ver envuelto en situaciones de lo más extremas.

Y, ¿por qué podemos decir que se trata de villanos (al menos, por momentos)?

Veamos el caso de House. Inspirado en el popular detective privado Sherlock Holmes, House posee ciertos hábitos insanos, como su adicción a las drogas (Vicodin, que calmaba un dolor crónico en su pierna), su vicio por la prostitución o el uso de métodos poco ortodoxos para resolver sus casos. La espiral autodestructiva que domina en efecto de loop al Dr. le afecta a él pero también a quienes le rodean, impactando negativamente en sus compañeros de trabajo, sus parejas y hasta a su mejor amigo, el Dr. James Wilson (Robert Sean Leonard), el único que lo saca del pozo cada vez que va a parar ahí. La coraza hermética con la que House se reviste, provoca que no pueda confiar en nadie (de hecho, resuelve sus casos bajo el lema “todo el mundo miente”) y que le impide mostrar sus sentimientos y emociones, llegando al límite de ni siquiera poder devolverle un “te amo” a su amigo cuando sabía que éste estaba muriendo de cáncer.

¿Otros actos que le dan el rótulo de villano? Ser responsable indirecto de la muerte de la novia de Wilson; estrellar su auto contra la casa de la Dra. Cuddy (su novia y jefa); despertar a un paciente con quemaduras sumamente severas para hacerle preguntas; provocar (también indirectamente) un accidente casi fatal a un paciente psiquiátrico; tratar con desprecio a la mayoría de sus pacientes; humillar a su equipo; y un largo etc.

Por otro lado, tenemos a Jimmy McGill (o Saul Goodman, o Gene Takavic, dependiendo de en qué parte de la historia te sitúes). En mi opinión, si se me permite, uno de los personajes mejor construidos de la pantalla chica. Su primera aparición fue en Breaking Bad, y luego de eso, los creadores se dieron cuenta del enorme potencial con que contaba, por lo que decidieron avanzar con una serie basada en Jimmy que profundizara el personaje y la historia original de Breaking Bad, expandiendo el universo del mismo (se llegó a estrenar una película, El Camino). Es increíble cómo a medida que avanza la historia y con el soporte de flash backs nos vamos poniendo del lado de Jimmy o en contra de él. No sabemos si su naturaleza delictiva es causada por la infancia que tuvo producto de una paternidad frágil y un hermano que prácticamente lo odiaba, o si nació como un “árbol torcido” destinado a crear caos y degenerar moralmente a su entorno. Experto en estafas callejeras, intentó (y damos fé de que lo hizo) insertarse en la sociedad como un ciudadano y trabajador honesto “ayudado” por su hermano Chuck, estudiando por su propia cuenta la carrera de abogacía y ejerciendo finalmente como tal. Sin embargo, su atracción fatal por lo ilícito y la “salida fácil” lo llevaron, paso a paso, decisión tras decisión, al camino del crimen (falsificación documental, robo, participar de una asociación ilícita relacionado al cartel de drogas, etc), y lo que es peor, en la destrucción espiritual y física (se suicida) de su propio hermano, único familiar vivo.

Tal fue su vida como criminal que al final de la serie admite que ninguno de los actos perpetrados por -el inmenso- Walter White se podrían haber llevado a cabo sin su cooperación “detrás de escena”. Incluso se nos permite participar de este juego de amor odio por Jimmy a través de un personaje clave, el de Kim Wexler (Rhea Seehorn), su amiga y posteriormente esposa, quien en su afán por ayudarlo a enderezar su rumbo, termina siendo consumida por la vida que él lleva (y disfruta).

Me gusta considerarlos villanos encantadores sobre todo por cómo se redimen hacia el final. Tanto House como Jimmy toman la decisión en la recta final de “dar su vida” por la persona que aman. El primero, fingiendo su muerte (porque iba a ser llevado a prisión) para pasar junto con su mejor amigo los meses que le quedaban de vida debido al cáncer. El segundo, asumiendo la responsabilidad total por todos los crímenes de los cuales se le culpaba y absolviendo así a Kim como una posible cómplice de sus actos.

Porque como dice un personaje en el anteúltimo capítulo de Dr. House: “soportar el dolor por alguien que amas, ¿la vida no es eso?”.

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