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La Virgen de la Tosquera

Lo nuevo de Laura Casabé viene de la mano de la adaptación de dos cuentos de Mariana Enriquez

Hace pocos días se dieron a conocer las primeras imágenes de La virgen de la tosquera, el nuevo proyecto de la directora argentina Laura Casabé. Basada en dos cuentos del libro de Mariana Enriquez Los peligros de fumar en la cama, la película es el encuentro de lo mejor del terror hecho en estas latitudes por mujeres que se dedican al género. Luego del éxito de Cuando acecha la maldad de Demián Rugna, el cine de terror argentino transita un momento especial que permite poner en evidencia los particulares modos de construcción del miedo que se están desarrollando en nuestro país, donde las monstruosidades son pensadas desde referencias propias de nuestra historia y nuestra cultura.

La literatura de terror argentina hecha por mujeres está atravesando uno de sus mejores momentos. Escritoras como Mariana Enriquez, ganadora del Premio Herralde de novela por Nuestra parte de noche en 2019, Agustina Bazterrica, elegida como Ladies of Horror Fiction por Cadáver Exquisito, Samanta Schweblin quién se consagró con el National Book Award por Siete casas vacías o Ana Llurba que en la Semana Negra de Gijón se llevó el premio Celsius a la mejor obra de ciencia ficción y fantasía con su libro Constelaciones familiares; demuestran la fuerte presencia del horror nacional en el plano internacional. En paralelo, el cine de terror hecho por mujeres vive un momento similar de efervescencia. Jimena Monteoliva, Tamae Garateguy y Laura Casabé se encuentran realizando proyectos audiovisuales que conquistan gran parte de los festivales especializados del mundo. No hay más que festejos cuando dos pesos fuertes del horror argentino entran en diálogo desde diferentes disciplinas artísticas.

Pocos no habrán escuchado nombrar a Mariana Enriquez. A su talento y múltiples reconocimientos se les suma su reciente faceta rockstar que la lleva a producir espectáculos en vivo y a recorrer diferentes medios nacionales e internacionales para hablar de sus intereses y opiniones sobre la situación de la literatura de horror actual. El caso de Laura Casabé es diferente ya que, por fuera de los festivales de todo el mundo que premian su trabajo, en nuestro país su nombre todavía es reconocido únicamente en espacios dedicados al cine de género donde, además, la presencia femenina suele ser ínfima.

Nacida a principios de los ochenta, Casabé pertenece a la generación de directores autogestivos que encontraron en el fantástico y en el horror un espacio para la experimentación y el placer de filmar con amigos. En 2010 debuta en la dirección con el largometraje El hada buena. Una fábula peronista, donde construye un relato particular en el que la política y la fantasía se entrecruzan. Situada en la Argentina, en un futuro más o menos lejano, la autoridad ha decidido reinstalar el modelo benefactor peronista, su estética y vocabulario. El universo de lo fantástico que el film construye le presenta al espectador imágenes diversas que van desde un holograma de un Perón que no es, subastas populares de niños deformes a cambio de bienes materiales, la disruptiva llegada del séptimo niño llamado Juan Domingo Séptimo hasta la aparición de un hada que intenta corregir las injusticias sociales. Realizada a lo largo de seis años por un grupo independiente llamado Horno Producciones y completamente autofinanciada, la película se enmarca en las formas del fantástico y de la comedia, funcionando como una mirada crítica y hasta cierto punto siniestra de la realidad de nuestro país.

Habrá que esperar hasta 2016 para que presente su segundo largometraje, La valija de Benavidez. Basada en un cuento de Samanta Schweblin, y en coproducción con México, Casabé continúa indagando en las formas de lo fantástico. Protagonizada por un elenco de figuras destacables como Jorge Marrale, Guillermo Pfening y Norma Aleandro, nos cuenta la historia de Pablo Benavidez, un joven artista que vive atormentado por el éxito de su padre. Luego de pelear con su pareja, decide refugiarse en la casa de su psiquiatra (también vinculado al mundo artístico) en compañía de una extraña valija que se convierte en un secreto que motoriza el deseo de los residentes de la mansión. Nuevamente la parodia y la crítica del contexto, esta vez asociado al mundo artístico, se despliegan en una realidad minada por lo fantástico. Como en su primer film, las habilidades técnicas de Casabé sobresalen, esta vez puestas al servicio de una narrativa simple y bien llevada en lo que refiere a la resolución de su misterio central.

Los que vuelven (2019) es su último largometraje, en el que se zambulle de lleno en el horror. En muchas entrevistas realizadas, Casabé no duda en mencionar como sus directores favoritos a Jacques Tourneur, George Romero y Roman Polanski al que además homenajea incluyendo en la película una referencia a El bebé de Rosemary. Interesada en trabajar desde lo literario, declara su fascinación por la literatura de horror argentina en lo que respecta a los temas que abordan y a los climas que generan, queriendo hacer sus películas en esta misma línea.

Los que vuelven, que toma como puntapié para su producción un corto suyo de 2010 titulado La vuelta del malón, es un drama histórico situado en los yerbatales misioneros de principios del siglo XX. En él se cuenta la historia de una mujer acaudalada que, ante la pérdida de su hijo, decide invocar a la Iguazú para que lo traiga a la vida, a pesar de las advertencias de los nativos. Con la intención de realizar un film de terror que fuera testigo de las problemáticas argentinas de la época, Casabé elige profundizar en el proceso de colonización que afectó a esa región en particular, poniendo en evidencia cómo las condiciones laborales que se empleaban cien años atrás, continúan vigentes en nuestro país. Enmarcado en el melodrama familiar, los que vuelven funciona como una reflexión sobre el lugar de la mujer, el de la nativa y el de la mujer blanca, en el contexto colonial. Con este film no sólo logra formar parte de la sección oficial del Festival de Cine de Mar del Plata, ganando el premio de Mejor Película del Mercosur junto con Mejor Música y Mejor Fotografía, sino que además se estrenó en el Festival de Rotterdam, el BIFAN, el BIFF y el Festival de Sitges, en donde ganó el premio a “Mejor dirección” de la sección Noves Visions.

Dentro de sus últimos trabajos se encuentra la dirección del episodio El temblor para la nueva temporada de la legendaria serie antológica mexicana de los ochenta La hora marcada. En esta nueva versión nueve directores latinoamericanos, entre los que se incluyen a Gigi Saul Guerrero y Michelle Garza Cervera, construyen relatos contemporáneos de horror que tienen en común la presencia de la inquietante mujer de negro. Con guión del escritor argentino Tomás Downey, también dedicado al horror, El temblor cuenta la historia de Inés (María Evoli), una joven vidente que recibe la visita de Elena (Angélica Aragón), una mujer que intenta averiguar las condiciones en las que falleció su hija. A pesar de informarle que no está capacitada para ayudar en casos como el suyo, Inés comienza a experimentar una serie de sucesos extraños y paranormales, marcados por temblores que atraviesan su cuerpo, que alteran su cotidianeidad y que dan cuenta de que algo más está ahí con (en) ella. Con una primera secuencia que remite a la Suspiria (2018) de Luca Guadagnino, el cuerpo de Inés se expresa y contorsiona en movimientos que remiten por igual al placer y al dolor. Casabé ofrece un episodio donde el uso del claroscuro es central para comprender la interioridad de la protagonista acompañado de una fotografía marcada por la sutileza y la elegancia que anclan el relato, nuevamente, en el universo de lo femenino.

Todo este recorrido es el que la lleva a dirigir La virgen de la tosquera. El encuentro con el mundo de Mariana Enriquez, supone lo mejor del horror que se está realizando hoy en nuestro país. Si bien el nombre de la escritora estuvo hace algunos pocos años en el foco por una posible adaptación cinematográfica de Las cosas que perdimos en el fuego por la directora galesa Prano Bailey Bond, la película de Casabé es el primer proyecto concreto y próximo a estrenar que adapta la literatura de Enriquez.

Hace pocas semanas se presentó en el Marché du Film del Festival de Cannes 2024 donde logró ser adquirida por el estudio español Filmax para su distribución internacional. Se cree que en el último tercio de este año se estrenará en algunos de los más importantes festivales. Uno de los aspectos más destacados de esta producción es el modo en el que combina la fantasía, el folklore ancestral y local en conjunto con la realidad socioeconómica de la argentina y la crisis previa al 2001. Para Casabé, “La virgen de la Tosquera se trata de una historia universal que habla de esos rincones vulnerables y silenciados de nuestra naturaleza, pero si bien sus temas son universales, ésta es una película que podría suceder solo en esta parte del mundo”.

Natalia, Mariela y Josefina son tres amigas inseparables que viven en un suburbio en las afueras de la Capital Federal. Luego del estallido del 2001, comparten un verano en el que varias cosas ocurrirán. No sólo conocen a Diego, del que las tres se enamoran locamente, sino también a Silvia, una treintañera de la ciudad que él conoció por chat y con la que comienza a vincularse románticamente. Su llegada, pone fin al idilio amoroso de las jóvenes con Diego, lo que lleva a Natalia a realizar un conjuro contra la pareja. Aunque no funciona, algo nuevo y desconocido se manifiesta en su interior. El marco de la historia es el de la tosquera, un extraño paraje campestre donde, entre basurales, se esconde una misteriosa laguna que será el lugar donde verán pasar sus tardes de verano. Lejos de la calma, algo cambiará para siempre cuando descubran que quién se baña en la tosquera no sale con vida.

La Virgen de la Tosquera fue seleccionada por el Festival de Sitges en su mercado “Sitges PitchBox” ganando como mejor proyecto. Además, el Festival de San Sebastián la seleccionó para que participe del foro de Coproducción Europa-América Latina. En Argentina, el proyecto obtuvo la declaración de interés del INCAA y varios fondos de financiamiento del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, del programa Mecenazgo; y el apoyo del programa BACA de fomento al desarrollo de proyectos del Cluster Audiovisual de CABA. Además, obtuvo la “Beca de Creación” del Fondo Nacional de las Artes y Cash Rebate, en su última edición, programa de incentivos a la industria audiovisual mendocina.

“Como mujer realizadora encontré en el cine de género de terror un espacio en donde exorcizar mis miedos”. En un contexto donde los miedos sobran, urge demostrar que el cine de terror hecho en argentina no falta. Hay una legión de directoras nacionales, en paralelo al boom literario de escritoras argentinas haciendo terror, que hace años ofrecen propuestas por fuera de los moldes encorsetados y que encontraron una impronta propia para pensar y representar nuestros miedos nacionales. El trabajo está hecho. Sólo resta pasar la voz y militar, para que nuestro cine de terror se viva como una victoria en nuestra propia tierra.

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