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No toda caída fue por un tropezón

¿Es un ascenso en el cine pasar de dirigir la segunda unidad a la primera? ¿Qué es la segunda unidad? ¿Es un ascenso pasar de ser doble de acción a ser protagonista? ¿Tienen respuestas correctas estas preguntas? ¿Es ésta una inútil acumulación de interrogantes al comienzo de una nota? Sí.

Si alguien que esté leyendo esta nota ha leído otra de mis notas / críticas, sabrá que tengo una eterna devoción por la relativización de los conceptos, de la objetividad, y el deporte maravilloso de volver “objetiva” a la subjetividad. Me admito deportista en la verdad, y terco en mi tabla de valores. Dicho ésto, continúo con lo conceptual. Una segunda unidad en una filmación habla por sobre todas las cosas de la dimensión del rodaje. Si son necesarias dos unidades (o más), estamos sin dudas hablando de una enorme producción. Y la función de esa segunda unidad, depende de otros factores. A veces es la unidad que se encarga de los exteriores, en simultáneo de que la primera unidad se encarga de los interiores. A veces se encargan de filmar escenas de menor importancia dramática pero que por tiempos de producción necesitan ser filmadas para que avance el plan de rodaje. Si suceden en simultáneo por necesidad de producción, a veces son dirigidas por el asistente de dirección porque el director o la directora prefieren estar en la primera unidad. En mi experiencia laboral personal, he visto a los realizadores elegir aquella unidad que sencillamente le divirtiera más y en la que se supiera más útil. Incluso como actor, mi primera experiencia personal en una serie para una plataforma fue en una segunda unidad. Tenía por fin la fortuna de actuar y ser visto por el director, pero por la lógica del armado del plan de rodaje y la comparación de la importancia entre ambas escenas, siendo la mía menos importante, me terminó dirigiendo el asistente de dirección contra un rincón que la primera unidad nos regaló. Pero, independientemente de mi deseo personal de engrosar mi ego, no era menos importante esa segunda unidad, ni menos talentoso el asistente de dirección encargado de esa segunda unidad, ni menos significativa esa escena para la totalidad del enorme relato. Independientemente de la jerarquía reinante en una filmación, como en cualquier empresa, cada eslabón es igual de fundamental para el funcionamiento total. Entonces, respondiendo a una de las primeras preguntas que deslicé al comienzo, una segunda unidad es igual de sustancial que una primera unidad de filmación. Es más. Hay escenarios donde el conocimiento técnico de esa segunda unidad es más específico que el de la primera. En una superproducción, ya sea en un largometraje o una serie que lo requiera, esa segunda unidad es aquella que se encarga de las escenas de acción.

Pensando a toda la fábrica audiovisual y sus operarios como los responsables de sostener la ilusión de la magia y el verosímil que el relato demande, la unidad que se encarga de escenas de acción pareciera tener un conocimiento específico sumamente valioso. Depende de ella el aceite del enorme artilugio, desde volver creíbles las escenas de combate (y el conocimiento específico que a su vez demande cada tipo de pelea) a volver posible que un auto vuelve por los aires en un abismo y explote al caer por el precipicio. Es una unidad que vuelve hipnótica una persecución entre autos en un camino sinuoso. Es inclusive responsable de la seguridad de los intérpretes cuando hacen ellos mismos sus escenas de acción. Que tengan armas de fogueo, que sepan recibir un disparo, que sepan perfilar el cuerpo como corresponda para volver creíble un golpe para la cámara. Y también, dentro de esa unidad, también están aquellos individuos que vuelven posible un salto desde un avión, una pirueta en una moto, que haya un cuerpo en llamas luego de una explosión, y que probablemente (a su vez) manejen todos los conocimientos técnicos antes descriptos. Esa especialidad, se llama doble de cuerpo, y el 1 de mayo del 2024, se estrenó una película que es una oda a esa profesión. Su nombre es The Fall Guy.

Una estupidez personal

Pasaré rápido por un inconveniente terminológico inútil. El género de acción, técnica y teóricamente, no existe. Es más bien una cualidad de un relato, pero no un género. Normalmente es el género épico el que está más sostenido por esa cualidad. Sin embargo, todos recordaremos ir al videoclub y ver la sección de “Acción”, o incluso hoy mismo encontrar dicha sección en las plataformas. Por ende, la modernidad y el paso del tiempo, finalmente lo han vuelto real. Así que, por más defensores que nos pongamos del origen de las cosas o de las enciclopedias, podemos decir que el género de acción existe y la frase que antes dije se derrumba por completo.

El género de acción tiene sus fanáticos y sus detractores. Los últimos suelen juzgarlo de vacío. Los primeros disfrutan del dispositivo como si estuvieran en el circo, y tienen la facilidad (y bendición) de dejarse llevar por el viaje.

El responsable

Un matrimonio común que nos ha regalado el cine, es aquel entre la comedia y la épica. Muchos de los más famosos y populares relatos de acción de la historia audiovisual, preservan esa unión. The Fall Guy, es un homenaje al cine de acción en su totalidad llevado a cabo por un especialista: David Leitch.

Si leen el historial de este señor como director de segunda unidad desde 1997, pensarán como yo que es quizás el director más prolífico de la historia del cine: aproximadamente 75 largometrajes, teniendo 48 años. Y habiendo sido nada más y nada menos que John Wick su primer largometraje como realizador, ha dirigido 7 largometrajes. Fue incluso doble de Brad Pitt y de Jean - Claude Van Damme. Intuyo que pocas personas (si no nadie) podría hacer una película de acción sobre la realización de una película de acción que reflexiona acerca de hacer una película romántica y de acción en los tiempos que corren.

El argumento

Luego de sufrir un trágico accidente, quien alguna vez fue el doble de cuerpo más codiciado de la industria de Hollywood y a la vez doble del actor más popular, deberá volver a trabajar. Una vez que acepta el trabajo, su propia vida se volverá un relato de acción: alguien desaparece y, usando todos los artilugios que en algún momento lo han vuelto un excelente profesional, tendrá que encontrarlo. Mientras tanto, tendrá la oportunidad de redimirse con quien alguna vez fue el amor de su vida.

La película (y la película de la película)

The fall guy. ¿El de la caída? ¿El que cae? Una película que pese a ser un relato clásico en todos sus sentidos y estar estructurada sobre el camino del héroe, pareciera comenzar en un tercer acto.

Pareciera arrancar en un epílogo donde todo es color de rosas, donde él y ella están juntos, donde nada puede romperse. El y ella se llaman Colt y Jody, y están interpretados por Ryan Gosling y Emily Blunt. Si en el montaje enviáramos la secuencia de inicio previo al quiebre al final, inclusive su ritmo y clima, parecieran ser el típico de un epílogo. Pero no. Desde ese momento, Colt comienza a caer.

Una vez que pasa el tiempo y Colt vuelve a trabajar, será bajo las órdenes de Jody, quien pasó de ser directora de fotografía de la segunda unidad a ser directora. Estableciendo una suerte de infinita espiral de metacine, Leitch pareciera también hablar de su propio camino y de las reflexiones que le han dejado tantos años de trabajo.

Filmada en Australia, Jody está por filmar su primera superproducción. La historia trata (aproximadamente) sobre el indebido enamoramiento entre un humano y una alienígena que pertenece a la raza que invade la tierra. Y compartiendo sus dudas y cavilaciones a Colt, Jody (y Leitch) medita sobre como hacer el tercer acto. ¿Tienen que terminar juntos los personajes? ¿El amor resuelve todo? Se pregunta aproximadamente Jody. En el primer acto de The Fall Guy (y casi toda la película), juegan con el tercer acto de “Metalstorm” la película de la ficción. ¿Qué sería lo correcto para hacer una película actual, sobre un género con tanta historia, que ahora fusiona la comedia romántica con la acción?

Desde el comienzo, las escenas están llenas de detalles. Lejos de detenerse en imágenes típicas y simplemente explicativas, exploran constantemente sobre el propio recurso audiovisual y sus posibilidades. Existe un concepto que amo y a la vez deformé tantas veces en mi cabeza que desconozco cuál es su verdadero significado. Se llama “imagen disparadora”. Con mis palabras, una imagen disparadora sería un cuadro en el que dos elementos, o un personaje y sus elementos, o dos personajes, hacen converger dos mundos distintos. Algo que normalmente no debería estar ahí, que está fuera de su contexto lógico o tradicional. Les pido infinitas disculpas a quienes saben de qué hablo y se dan cuenta que mi propia definición está incompleta o dañada. Pero a lo que quiero ir, es que The Fall Guy es de esas películas que pese a trabajar con un género tantas veces masticado y prefabricado, se aleja de las fórmulas e intenta siempre instalar la anomalía en sus imágenes, escenas y secuencias. Pareciera que cada escena fue pensada tantas veces que nunca transcurre a través de lo obvio. Desde el diálogo, del guion en sí, su realización.

Y continuando esa misma línea que espanta aquello que tantos odian de las películas de acción, las actuaciones también están a favor del género pero sin jamás subrayarlo. Sin exagerar la épica y sin bastardear la importancia de las escenas, cercanas al naturalismo pero siempre del lado de la comedia y lo patético.

Es excelente la elección de un doble de cuerpo y doble acción para una película de acción que habla sobre una película de acción. Las actitudes del héroe y los conocimientos que tiene, desde el manejo de armas hasta trucos que nadie más conoce salvo un especialista tan pero tan calificado como el, lo vuelven aún más capaz y peligroso que el mayor mercenario, un militar, o cualquier maniático armado. Colt se vuelve ideal para la lógica de la ficción, las analogías con la premisa (mensaje) de la película , y para jugar constantemente con el metacine.

El tercer acto de la nota

Es una película que se sostiene en esta etapa de la historia moderna gracias a ese homenaje, a ese conocimiento que tiene del cine de antes y del género, y el respeto que le tiene, adaptándolo a la actualidad y usándolo a su favor de una manera muy única. Viene definitivamente de un especialista que, no solo se sirve de su conocimiento técnico, sino que comparte su paradigma e inquietudes.

Puede que por momentos tiemble el verosímil (o la sensación del mismo) al ir ingresando en el tercer acto real de The Fall Guy. Aquellos lugares que se venían dando de una manera tan diferencial, van acercándose precipitadamente a algunos lugares comunes que no se esperaban y, creo, descolocan. No puedo compartir el ejemplo sin spoilear, pero la convergencia en el comienzo del último acto entre aquello que se homenajea del cine de acción y aquello que el propio relato venía siendo, deja la sensación de que algo se perdió en el camino. Sin embargo, luego de algunas secuencias del tercer acto (y finales del segundo) donde todo parecía precipitarse, el propio desarrollo del mismo lo rescata. Triunfa sin duda la oda, la reflexión, el riesgo autoral y realizativo, y se vuelve entonces The Fall Guy, sin ser inolvidable, una película para el recuerdo.

Chesi

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