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Katharine Hepburn: ser veneno, y volver como antídoto

El maravilloso libro The Chronicle of the Movies - A year-by-year history from The Jazz Singer to Today (es decir, La crónica de las películas - Una historia año por año desde El cantor de Jazz hasta hoy) cubría desde 1929 hasta 1991; ese era el today, el hoy de la edición del lujoso volumen. La feliz idea del libro era ir año por año con pequeñas noticias de cada momento escritas en presente, con una doble página por cada cuatrimestre. En la página 74, en la primera noticia de la doble página dedicada al segundo cuatrimestre de 1938 (es decir a los meses de mayo a agosto inclusive) el título es “Box-office Poison”, es decir, “Veneno para la taquilla”. El pequeño texto dice algo así: “Una bomba ha sido arrojada en Hollywood desde que la revista Time le dio publicidad a un artículo del poco leído Independent Film Journal. En mayo el Journal publicó los nombres de algunas estrellas que consideraba ‘veneno para la taquilla’ y esto provocó ceños fruncidos porque el autor es Harry Brandt, un dueño de cines de Nueva York que es además vocero de los Dueños de Cines Independientes de América. Brandt escribe: ‘entre aquellos intérpretes cuyas habilidades interpretativas son incuestionables, pero cuyo atractivo para la taquilla es nulo, se pueden enumerar a Mae West, Edward Arnold, Greta Garbo, Joan Crawford, Katharine Hepburn y muchos, muchos otros.’ Esos otros incluyen a Marlene Dietrich y Fred Astaire. La foto bajo el texto es la de Katharine -no Katherine- Hepburn en Bringing Up Baby.

Ahora bien, más allá de que hoy uno pueda asombrarse de semejantes apreciaciones hechas hace ya setenta y seis años, es cierto que las dos películas protagonizadas por Hepburn estrenadas en 1938 no anduvieron bien en la boletería. Una de ellas, Vivir para gozar (Holiday) de George Cukor no fue un gran éxito. Pero la otra, la ya mencionada Bringing Up Baby de Howard Hawks, conocida como La fiera de mi niña en España y como La adorable revoltosa en Argentina, fue un fracaso notable. Sí, una obra maestra absoluta como Bringing Up Baby fue un fracaso en el momento de su estreno, y fue la última película de Hepburn para la RKO. Pero el cine, o más bien quienes vemos cine, a veces ponemos las cosas en su justo lugar, y hoy en día esa comedia screwball es una de las más valoradas, una de las más citadas, una película fundamental, de las imprescindibles.

Cuando ya se habían estrenado Bringing Up Baby y Vivir para Gozar, a fines de mayo de 1938, Katharine Hepburn había cumplido 31 años y desde 1932, cuando había comenzado a actuar en el cine, no había parado: tres películas en 1933, dos en 1934, tres en 1935, dos en 1936 y dos en 1937. Pero luego de las dos mencionadas de 1938, nada en 1939. ¿Qué sucedió? Que la fama de “veneno para la taquilla” la había afectado a Hepburn, y se fue a curar las heridas al teatro. Impetuosa y confesa egocéntrica, Hepburn volvió energizada del teatro, en donde había tenido tremendo éxito con Historia de Filadelfia. Y, además, decidió que iba a volver con todo. Por recomendación e influencia de Howard Hughes, Hepburn compró los derechos para el cine de Historia de Filadelfia. Así, con el poder de esos derechos negoció con la Metro, lo que incluía asegurarse el protagónico y también aprobar a los actores que la iban a acompañar y también al director. El resultado fue un equipo conformado por ella misma, Cary Grant y James Stewart para los papeles principales, y su amigo George Cukor en la dirección. Además del máximo ejemplo de gran comedia brillante, la película fue un éxito y la carrera en el cine de Hepburn recomenzó potenciada, y se extendió hasta 1994, cuando se retiró (Hepburn murió en 2003, cuatro años después de ser distinguida en 1999 como la mayor estrella femenina de la historia por parte del American Film Institute). Además, después de recomenzar en 1940, al Oscar que ya tenía como actriz protagónica ganado le sumó tres más, y un montón de nominaciones. Al día de hoy, ninguna actriz ni actor ha igualado el récord de Katharine: cuatro Oscars como mejor actriz protagónica. Para más detalles, entre el primero que ganó y el último pasaron cuarenta y ocho años, Ah, y mucho antes de que lo hiciera Marlon Brando, Hepburn decidió no ir jamás a buscar sus Oscars, ni siquiera el que había ganado antes de ser considerada veneno para la taquilla, alejarse un poco del cine y volver con todo.

Ese regreso con Historia de Filadelfia no solamente fue un hito por el éxito y “la vuelta” de Hepburn, sino además porque esa sería la última película que haría junto a Cary Grant. Para muchos cinéfilos, esa dupla fue la mejor que dio la comedia en Hollywood, aunque solamente estuvieron juntos en cuatro películas, todas entre 1935 y 1940. Algunos consideramos a la primera de ellas la única experiencia fallida del dúo: Sylvia Scarlett (Cukor, 1935), en parte quizás porque Katharine no hacía de niña rica sino de empobrecida. Además, Hepburn y Grant no eran allí "la pareja" protagónica. Por otro lado, si miramos con atención, en Historia de Filadelfia Stewart actúa más tiempo que Grant, e incluso en Vivir para gozar no son tantos los momentos en los que Hepburn y Grant están juntos en la pantalla, por lo que el ejemplo máximo e insuperable del dúo es y será Bringing Up Baby, en la que, con un civilizado leopardo y un perro psicótico que les enredan las piernas, están siempre presentes, y juntos. Juntos, claro, por decisión de Susan Vance, el personaje de Hepburn. Tanto en Vivir para gozar como en Bringing Up Baby ella se mostraba decidida a conquistar a Grant, algo así como su ideal cinematográfico masculino. En ambas películas, al enterarse de que él pretende casarse con otra mujer ella hace el mismo gesto, que da a entender que recibió el golpe, la noticia, y que se prepara para modificar la situación a la brevedad y así las cosas, enseguida sale corriendo con un objetivo preciso. En Bringing Up Baby su decisión es manifiesta y sus maneras, desaforadas y desafiantes; en Vivir para gozar trabaja con mayor sutileza, tal vez porque su rival es su propia hermana. En ambas películas, Hepburn interpreta a heroínas adineradas, a chicas de familia rica, como lo era ella. También era una voluntariosa perfeccionista y alguien que de niña manifestaba junto a su madre por el voto femenino y una mujer determinada y, según muchos, terca y obstinada. Así las cosas, como se dijo, nunca fue a recibir ninguno de los Oscars que ganó, jamás fue a la ceremonia por sus propias distinciones y apenas fue una vez porque había un homenaje a un amigo productor. Es decir, no hay ninguna foto de Hepburn recibiendo un Oscar. Aunque sí hay fotos de ella, o mejor dicho de Susan Vance, con un leopardo. Y, además, una radiante imagen de Hepburn es la primera que aparece en la tapa de The Chronicle of the Movies - A year-by-year history from The Jazz Singer to Today.

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