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Cinema Paradiso, una oda al séptimo arte, una oda al amor.

Spoilers

Corría noviembre de 1988 y se estrenaba en las salas de cine italianas la segunda película de un joven cineasta siciliano de 33 años de nombre Giuseppe Tornatore, quien contaba con una trayectoria previa en la realización de documentales y sólo con un filme estrenado en 1986, “Il Camorrista” (El Profesor).

Por aquel entonces Italia experimentaba una baja asistencia a las salas de cine, esto debido a una alicaída producción local, sumado a que los estrenos ya no atraían tanto al público como los spaghetti western de Sergio Leone de las décadas de los 60 y 70, o aquellos filmes con historias más complejas, pero fascinantes, como las de Fellini o Pasolini, así como las neorrealistas obras de Vitorio de Sica o Rossellini que hurgaban aquellas heridas aún abiertas en la sociedad italiana producto de la II Guerra Mundial.

Tornatore también fue víctima de la baja afluencia de público en las salas locales; en el estreno de su película paradójicamente titulada "Cinema Paradiso" (Cine Paraíso), ésta no fue un éxito de taquilla, sin embargo, la recepción a su trabajo fue cambiando debido a la belleza de su historia, lo entrañable de sus personajes, la exquisita combinación de las imágenes e interpretaciones actorales, más la sublime interpretación de la banda sonora compuesta por el gran maestro Ennio Morricone y su hijo Andrea. La película logró deslumbrar a los ojos de la crítica, y de aquellos espectadores que recordaban con nostalgia los grandes clásicos de la escuela cinematográfica italiana, europea y estadounidense. Cinema Paradiso se posesionó como lo más cercano a una oda de Neruda, una oda al séptimo arte, una oda al amor en todas sus acepciones.

La historia nos sitúa en la Sicilia de postguerra, más precisamente en el pueblo de Giancaldo, ahí conocemos al pequeño protagonista Salvatore Di Vita, Totó, encarnado por un debutante Salvatore Cascio de tan sólo 6 años y a su amigo Alfredo, quien trabaja como proyeccionista del Cine Paradiso, magistralmente interpretado por el experimentado actor francés Phillipe Noiret.

Totó, huérfano de padre producto de la guerra, encuentra en el viejo cine su refugio, en las películas su escuela, y en la sabiduría y cariño de Alfredo un guía, un padre y este último, a su vez, encuentra en el niño a un hijo.

A lo largo del filme vamos creciendo junto a Totó, y así como el cine va cambiando, también lo hace él, quien comienza a experimentar los cambios propios de la adolescencia, sin perder la curiosidad del niño que fue, su amor por el cine y el amor filial que lo une a Alfredo. Esta vez interpretado por Marco Leonardi.

Somos testigos de su primer e inolvidable amor, la bella Elena caracterizada por Agnese Nano, como también de las decisiones respecto de este amor y como éstas, buenas o no, definen su camino y definen su vida.

Luego de haber hecho el servicio militar en Roma y sufrir su primera pena de amor, Totó vuelve a refugiarse en el viejo Alfredo, quien, como su guía, acostumbra a aconsejarle sobre el camino de la vida y del amor, conocer el mundo, realizarse y convertirse en alguien importante.

Posterior a una serie de sucesos y reflexiones, Totó decide dejar su natal Giancaldo y volver a la capital, despidiéndose antes de su madre, hermana y de aquel padre que el cine y la vida le habían entregado. Alfredo fiel a su estilo y con todo el amor que siente por el muchacho, impulsa su partida con estas frases, que han pasado a ser unas de las más recordadas de la historia del cine:

“...La vida no es como la has visto en el cine, la vida es más difícil. ¡Márchate! ¡Regresa a Roma! Eres joven, el mundo es tuyo, yo ya soy viejo, no quiero oírte más, sólo quiero oír hablar de ti.”

“...Este pueblo está maldito. ¡Vete!, vete y no vuelvas nunca. Y si algún día te da la nostalgia y regresas, no me busques. No toques a mi puerta porque no te abriré. Busca algo que te guste, y hagas lo que hagas, ámalo; como amabas la cabina del Cinema Paradiso cuando eras niño”.

Sólo 30 años después, Totó, personificado por Jacques Perrin, decide romper su promesa al viejo proyeccionista y volver, pero: ¿seguirán existiendo aquellos fantasmas en vida que Alfredo le mencionaba en una de sus conversaciones?, ¿podrá reconciliarse con su pasado?, ¿seguirán existiendo aquellos lugares que le sirvieron de refugio durante su infancia y juventud?

Cinema Paradiso posterior a su estreno cautivó a la crítica y a los amantes del séptimo arte, independiente de la duración del metraje, ya que existen tres versiones de la misma: la original de 155 minutos, la internacional de 124 y el montaje del director de 173 minutos; esta película logró transformarse en una joya cinematográfica, obteniendo diversos premios a nivel nacional como internacional.

1989 Ganó el Oscar a la mejor película extranjera, el mismo año obtuvo Globo de Oro mejor película de habla no inglesa, premio David de Donatello a la mejor banda sonora y el premio especial del jurado del Festival de Cine de Cannes.
1991 Premio Bafta a la mejor película de habla no inglesa, el mismo año Philippe Noiret ganó los premios Bafta y European Film Awards al mejor actor.

Entre muchos otros.

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