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El Mago de Oz: la brujería del Deus Ex Machina

Spoilers

Volver a ver El Mago de Oz (1939) o The Wizard of Oz como su título original, implica revisitar un recurso a menudo bastardeado tanto por el público como por los guionistas: el Deus Ex Machina. Literalmente, significa “Dios desde la máquina”. Si el guión clásico es la máquina, Dios-Guión aparece como un control todopoderoso que organiza y resuelve la trama, generalmente hacia el final del film. Por citar sus ejemplos más comerciales, está la apertura del arca al final de Indiana Jones y los cazadores del Arca Perdida (1981) o Capitán Marvel al final de Avengers Endgame (2019). No hace falta ser un académico del cine para sentir la presencia de esta clase de dioses narrativas: cualquier espectador mínimamente atento podrá percibir cómo la peripecia se resuelve atándola con alambre. Dicho esto, revisitar El Mago de Oz trae una propuesta interesante para resignificar ese recurso.

El Mago de Oz - Vintage by López LinaresVintage by López Linares

SINOPSIS

En El Mago de Oz, conocemos a Dorothy Gale, una joven que vive en Kansas con su tía Em, su tío Henry, tres granjeros y su querido perro Toto. La vida en la granja es tranquila hasta que Toto muerde a la Sra. Gulch, una mujer malvada del pueblo, quien amenaza con deshacerse de el perro. Temiendo por la seguridad de su perro, Dorothy decide huir con él con la mala suerte que justo un tornado azota la región. Sin sus tíos, Dorothy vuelve a la casa y ella y Toto vuelan por los cielos adentro, aterrizando en la mágica tierra de Oz, donde Dorothy quedará varada.

En Oz, un lugar colorido repleta de seres mágicos, Dorothy se topa con varios aliados. Se hace amiga de un Espantapájaros que busca un cerebro, un León que busca coraje y un Hombre de Hojalata que busca un corazón. Por su parte, Dorothy ansía volver a su hogar. Juntos, emprenden un viaje hacia la Ciudad Esmeralda para encontrar al Mago de Oz, quien podría concederles sus deseos. En el camino, son guiados momentáneamente por Glinda, la Bruja Buena del Sur, y se enfrentan a la malvada Bruja Mala del Oeste, quien quiere los zapatos mágicos de Dorothy para adquirir su máximo poder. Esos zapatos pertenecían a la Bruja Mala del Este, quien murió aplastada por la casa de Dorothy al caer en Oz, y reaparecieron mágicamente en los pies de ella.

Finalmente, Dorothy y sus zapatos rojos mágicos - junto con Toto y sus nuevos amigos - llegan a la Ciudad Esmeralda, donde el mago les pide a cambio la escoba de la Bruja Mala del Oeste. Dorothy es atrapada por la bruja, pero sus amigos logran rescatarla. La Bruja Mala muere por arte de unas gotas de agua que le caen encima, y la misión está cumplida.

Al volver a ver al Mago, éste comete un error que devela que no es más que un hombre común que llegó de la tierra como Dorothy, y se autoproclamó Mago. Sin embargo, todos se dan cuenta que el viaje les ha enseñado que ya tenían lo que buscaban dentro de sí mismos. Después de que el Mago les entregue unas condecoraciones para oficializarlo, el León descubre su coraje, el Hombre de Hojalata siente su corazón, y el Espantapájaros encuentra su cerebro. El mago intenta devolver a Dorothy a su casa en un globo aerostático, pero fracasa. Dorothy parece resignada, pero Glinda, la bruja buena, reaparece y le explica a Dorothy que, para retornar a casa, solo debe golpear tres veces sus zapatos rojos. Dorothy se despierta de vuelta en Kansas, junto a su tía Em, su tío Henry y los tres granjeros, quienes la reciben con cariño.

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El Mago de OZ y la importancia del Technicolor | Código Espagueti

El Mago de Oz es una de las películas más queridas por los niños y ex niños del mundo, pero no deja de ser el rey del artilugio Deus Ex Machina. Los zapatos rojos de Dorothy siempre pudieron llevarla de vuelta a casa. Hay otras muchas situaciones que podrían catalogarse también de esta forma, como que la muerte de la Bruja Mala, que se da por pura casualidad; que la revelación del fraude del Mago sea por un error operativo de sus pantallas, o incluso que finalmente Dorothy se despierte y nada de eso haya ocurrido. Como en los mejores cuentos infantiles inventados por padres y madres, se despierta porque “todo es un sueño”. Incluso, parece que en el corte inicial la cámara revelaba que Dorothy seguía teniendo los zapatos rojos, pero se prefirió evitar la ambigüedad, y todas las ansiedades que vienen con un final más abierto.

Otra cuestión que refuerza estos elementos “brujos” es la pasividad de Dorothy. Dorothy no suele realmente pensar las soluciones a sus problemas, sino que se vale de los tres amigos que se hizo o de las apariciones convenientemente a tiempo de Glinda. Incluso, uno podría preguntarse, por qué es que la Bruja Mala no la ataca al principio y espera al final, cuando Dorothy está más armada de un escudo de protección alrededor suyo. O por qué los zapatos rojos aparecen en sus pies, sin que ella siquiera se le ocurra probárselos. Habrá quien sienta que, como el Mago del final, este film resulte estafador en su estructura. Sin embargo, considero que el uso y re-uso de estos recursos no reflejan solo un capricho, sino una decisión.

Sí, muchos utilizarán Deus Ex Machina para salir de los callejones sin salida de un guion poco pensado. Pero así como esto puede quitar de la angustia de un deadline a un escritor, en El Mago de Oz, el recurso le habla a su público infantil. Cuando el final parece inevitablemente trágico - Dorothy no puede retornar a casa - este recurso permite una salida de, también, la angustia de la pesadilla. La película nos permite entregarnos en un viaje hacia la percepción infantil del mundo, en una experiencia emocionante y reflexiva.

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En mi experiencia personal, revisité esta película en la Sala Lugones como parte de un ciclo retrospectiva por los 75 años de la Cinemateca Argentina. Es una película que presenta el paso del tiempo como tema porque es imposible no verse de niño a uno mismo viéndola. Incluso pone de relieve el paso del tiempo para el cine, que se vuelve color una vez que atravesamos la puerta de la casa que lleva a Oz. También recorre los miedos infantiles más profundos, como perder una mascota con el hurto de Toto al principio, temerle al crecimiento, temerle a los adultos, no querer exponerse a los conflictos adultos o simplemente querer despertar de un mal sueño. Son miedos simples y trascendentales, pero no menos terribles que los que uno puede tener de adulto, entendiendo que cada drama tiene la medida de una edad. Mientras viajaba por Oz con Dorothy, me reencontré con lo conmovedora que es la actuación de Judy Garland, quien no tendría ningún Deus Ex Machina para rescatarla de su destino trágico en la vida real. Así y todo, trascendió como ícono no solo del cine, sino del musical, y también como inspiración para la comunidad LGBT, teniendo a su hija Liza Minelli como heredera en todas esas categorías.

Judy Garland interpreta a Dorothy como lo que es: una niña. Y así como en la peor pesadilla de la infancia, Dorothy no tiene todavía desarrolladas las herramientas que le permitan movilizarse. No es que sea tonta ni pasiva: es vulnerable, como la infancia debe ser. Por eso necesita de Glinda, y también necesita de amigos o figuras adultas que le ayuden positivamente en su camino. Dorothy es acompañada por sus compañeros: el amable espantapájaros, el león cobarde y un hombre de lata sensible (estos dos últimos, bastante resonantes con un futuro Chewbacca y un Arturito). Ellos son adultos con bondad genuina: no lastiman y marcan el camino.

¿De qué se trata El Mago de Oz realmente? En el Mago de Oz: el Deus Ex Machina no solo retorna a casa a Dorothy, sino que también nos retorna a nosotros a algún lugar del otro lado del arcoíris, como dice la canción. Revisitarla es revivirla, y es revivir una relación con el mundo, y con el cine en sí. Una película para recordar, para conectarse, y para dejarse emocionar. Dorothy vive una pesadilla a todo color sobre quedarse sola, donde el dolor se sana, la experiencia enseña, y los adultos están para alivianarla. También me pregunto qué valor habrá ocupado en la niñez de sus primeros espectadores, siendo que se estrenó en 1939, apenas dos semanas antes de la Segunda Guerra Mundial. Lo más probable es que la fantasía no haya logrado superar a la realidad, lo cual explica su reestreno años después.

Dicho esto, no deja de ser una película que resista el paso del tiempo por su amabilidad y su dulzura, una caricia al recuerdo. Incluso era el objetivo de sus realizadores y guionistas, quienes incluyeron una placa al inicio que dedica el film a los “jóvenes de corazón”. El Mago de Oz se basó en una novela, y encontraron en su relato “una historia de la cual el tiempo no ha podido borrar su filosofía”. En inglés, utilizan la palabra “powerless”, el tiempo no tuvo el poder de borrar. Dorothy es una niña sin poderes, sin ser la elegida de nada, sin herramientas más que las de la fascinación y la bondad de su niñez, que se encuentra lejos de su casa. La película elige protegerla a través de sus nuevas amistades, con un final donde la protección divina lo restaura todo. Una película que ama a los niños y niñas. De la forma que una pesadilla o un sueño vienen muchas veces a ayudar a procesar la vigilia, volver a ver hoy El Mago de Oz propone un viaje de retorno a la infancia, a Kansas, a casa.

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