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JIGSAW: NADA MAS PEDAGOGICO QUE EL DOLOR.

Ningún villano contempla las súplicas de sus víctimas o lo que es mejor aún, ningún villano se atreve a contemplar una segunda oportunidad para con sus víctimas. Ninguno, no. Es el caso de John Kramer, el fabuloso Jigsaw de la saga El Juego del Miedo (Saw) interpretado por el gran Tobin Bell. Y es que lo que hace a este villano digno de una particularidad sin igual es el carácter pedagógico de sus hechos ya que es el único que desde el primer momento se preocupa porque sus víctimas puedan salvarse, aprendan del hecho y tengan una segunda oportunidad. En efecto, caer en manos de Kramer no solamente depende casi de uno sino que librarse de ellas, también.

En la mayoría de los casos, podríamos afirmar que gran parte de los villanos actúan por venganza, por placer, o por algún factor psicológico que desencadena las conductas y actos que los llevan a ser quienes son. Sin embargo, el caso de Kramer es completamente distinto. Este peculiar personaje toma como punto de partida una muy particular puesta a prueba del instinto de supervivencia de sus víctimas poniéndolas ante situaciones más que extremas con el único objetivo de que aprendan una importante lección: valorar la vida. Efectivamente, este villano aporta un costado de cierto matiz educativo, por decirlo de alguna manera, ya que se preocupa porque sus víctimas tengan la posibilidad de ganar el juego que propone y que, de poder lograrlo, aprendan la importancia de vivir y lo importante que es la vida en sí. Justamente el punto en común de las víctimas de Kramer es el desprecio, la ingratitud o la falta de respeto hacia la condición de estar vivo. De esta manera, quienes caen en manos de Jigsaw deben sobrevivir al mismo tiempo que aprender la lección.

Así mismo, John Kramer va mucho más allá de su condición de villano y nos invita a reflexionar acerca de cómo en cierto punto los seres humanos tendemos a darle valor a las cosas cuando estamos a punto de perderlas y de cómo tendemos a incorporar las grandes lecciones de vida a partir de situaciones poco felices. En otras palabras, los grandes aprendizajes se dan casi siempre por las malas y, en este caso, no hay nada más amado que lo que se está por perder. En este sentido, tras haber sido diagnosticado con una enfermedad terminal, Kramer entiende que sólo en situaciones irreversibles o situaciones que nos ponen al límite de poder perder la vida es cuando justamente aprendemos a valorarla. De este modo propone una serie de pruebas donde el dolor y el riesgo son suficientes para impulsarnos a querer sobrevivir y volver a la vida que tanto despreciamos. De lograrlo entonces habremos aprendido la lección ya que la idea de una segunda oportunidad es poder aprovecharla y hacer las cosas bien.

De este modo John Kramer se constituye como un villano experto en aleccionar a quienes no se dan cuenta y por ende no valoran la suerte de estar vivos y poder disfrutar de estarlo. Hay quienes, como Kramer, se encuentran atravesando situaciones irreversibles sin la más mínima chance de una segunda oportunidad aún habiendo sido siempre conscientes de la importancia de vivir. Sin embargo, hay quienes, teniendo esa posibilidad, la desaprovechan.

Así es como definitivamente John Jigsaw Kramer reivindica su villanía al ser el único en detentar este doble rol de maestro - villano que no hace otra cosa que, a su manera, educar precisamente a través del juego. Un villano - pedagogo que viene a enseñarnos una lección enorme: ser agradecidos. En última instancia, aprender la lección depende de nosotros, es nuestra elección. Que comience el juego.

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