undefined_peliplat

Harry Potter Y El Prisionero De Azkaban (2004) Reestreno en cines - 20 años de autodescubrimiento y magia

Spoilers

Amada por muchos y odiada por otros, la saga del niño mago ha movido masas de forma extraordinaria desde que su primera entrega vio la luz en el año 2001. Desafortunadamente, como suele ocurrir con los tópicos que cobran una fama desmedida, esta franquicia ha ganado un buen número de detractores al igual que los millones de dólares que generó en sus 10 años de duración. Puede ser que te harte, puede ser que te incomode o que te haga pensar que no es para tanto, pero no hay forma de negar que el cine basado en las novelas de J.K Rowling se inmortalizó en la infancia y la juventud de generaciones actuales. Sin embargo, no tengo interés en abordar temáticas de influencia y fama, al menos no hoy.

Mi intención es charlar sobre una sola película de dicha saga, la única en contar con un director hispano, el señor Alfonso Cuarón (Roma, la princesita, etc…). Y es que en estos presentes días se ha armado todo un revuelo en redes porque esta película en particular no regresó a los cines a tiempo a México para conmemorar su aniversario de 20 años, con el argumento principal de que el director es de México. Y personalmente justifico este disgusto colectivo. Pero más allá de eso, y volviendo a la película en sí, muchos se preguntan hasta el soy de hoy por qué tanto alboroto y “hype” con Harry Potter 3. Pocos saben que el director en realidad es la punta del iceberg y el desencadenante calculadoramente frío y perfecto.

Las dos entregas anteriores de Potter arrancaron con el director Chris Columbus (mi pobre angelito), así que podría decirse que Chris gateó para que Cuarón pudiera caminar. Conservando una paleta de colores alegre y el espíritu aventurero clásico de su filmografía, estas dos películas no distaron mucho la una de la otra, a excepción de que se oscureció prudentemente la secuela “Harry Potter y la cámara secreta”, porque el libro original así lo exigía. Con todo, y a pesar de que en Harry Potter 2 se tocaron temas más maduros con respecto a su predecesora, la película siguió conservando ese humor y tono infantil característicos de películas navideñas de época. Pero todo aquello se fue al garete con ‘Harry Potter y el Prisionero de Azkaban’, y no es que me esté quejando para nada.

Alfonso Cuarón acababa de dirigir una película propia, una película protagonizada por el inseparable dúo que conformaban Gael García y Diego Luna, acompañados por la actriz española Maribel Verdú. Bajo el título cómico de “y tu mamá también”, esta cinta increíblemente explícita ocultaba bajo su morbo y sus escenas nudistas abundantes la necesidad humana de un adolescente de encontrar su identidad y libertad, el dolor de crecer y la desgarradora verdad de que las amistades en el mundo real no duran más que en la fantasía. Quizá por todo lo anterior fue que Cuarón no se la creyó cuando le ofrecieron el puesto de director de una película “infantil” donde la amistad ficticia de los protagonistas sobrevivía a viento y marea. El tipo tan modesto no vio lo que los demás vieron, ni entendió porque el guionista de Harry Potter y compañía supieron que sería el director ideal tan pronto vieron “y tu mamá también”. Tanta era su intriga que lo comentó con su colega Guillermo del Toro, otro director renombrado, ¿y adivina qué? Este último le dijo que era un “imbécil arrogante” por no aceptar el chance, y concluyó entre líneas con un “más vale que lo hagas”.

El ultimátum no pudo resultar mejor. Cuarón aceptó y enseguida se dio a la tarea de leer los libros de Harry Potter a tiempo récord, porque daba la casualidad de que no había sido alcanzado por el “hype”. No leyó el material original como fan, sino como trabajador, y eso le permitió mezclar la mente abierta que exhibía “y tu mamá también” con la mente en evolución que exhibía Rowling.

La combinación desembocó en algo enormemente provocativo y gótico que coronó a Harry Potter 3 como la mejor película de la saga ante el 95% de espectadores, y que no deja indiferente a nadie, aunque no estés 100% al tanto de todo el rollo del mundo mágico. Cuarón se tomó diversas licencias creativas que funcionaron a las mil maravillas, pese a que el resultado final no estuvo ni de cerca tan apegado a los libros como el trabajo de Chris Columbus. De igual forma, Rowling lo supervisó y aprobó con piel de gallina.

Cuarón terminó siendo esa persona perfecta que llega en el momento perfecto, porque no vino con intenciones de seguir detallando el mundo exterior en Hogwarts, sino más que todo el mundo interior de sus personajes, y daba la casualidad de que Rowling también buscaba lo mismo. Antes de proseguir con la bruma oscura que rompería este universo, se precisaba conocer la tormenta que el protagonista traía dentro, porque es la misma tormenta que nos azotó a todos al entrar en la pubertad, y por eso nos golpea entre los ojos y resulta tan identificable. Tiene sentido, ya que este es el único año en que Voldemort no ataca al colegio de magia y hechicería. ¿Y qué sucede con ese tiempo libre entre comillas? Harry siente la incertidumbre a futuro, la sensación del peligro que se avecina, el conocimiento de que tendrá que hacerse hombre pronto, tomar control de su cuerpo y su mente…

Y permítanme pegar el grito al cielo en adoración a Daniel Radcliffe. Su actuación no pudo estar más poderosa a sus cortos 14 años de edad. También tiene sentido, ya que pudo trabajar en conjunto con su gran ídolo Gary Oldman (Sirius Black). Y entre las coincidencias que dan gusto, Oldman se convirtió para Radcliffe en una especie de padrino de actuación, así como su personaje resultó ser padrino del protagonista. Incluso le llegó a aconsejar sobre sus primeros coqueteos con el género opuesto. Radcliffe se había tomado unas cortas vacaciones antes de rodar este filme, y regresó recargado y con un cambio físico brutal, para ponerse al nivel del conflictuado Harry puberto que quiere tener el mundo en sus manos. El paralelismo entre actor y personaje es delicioso. Y sumando a Cuarón en el juego, que le puso de tarea a Radcliffe que viera ciertas películas para construir la rebeldía de su personaje, y que oyera música punk, tenemos la certeza de que Cuarón y Oldman convirtieron a Daniel Radcliffe en un hombre, justo a tiempo para reflejarlo con una honestidad conmovedora y melancólica en la gran pantalla. A este punto, Radcliffe será actor de método, ¿no creen?

En conclusión, Alfonso Cuarón dio lo mejor de sí en esta cinta, y afortunadamente todos pudimos notarlo. Esta película tiene alma propia, se independiza como Harry, trae una vibra latina que flipas (básicamente enalteció a México sutilmente ante el mundo, e hizo sentir a los gringos lo que de verdad es ser latino, sin que siquiera se den cuenta). Referencias mexicanas por doquier, la vibra oscura que siente el adolescente universal promedio al entrar en la madurez, la forma y el color en que ves las cosas cuando ya te estás haciendo mayor, todo aquí está perfectamente balanceado y planteado. Incluso el detalle del vestuario es un refrescante efectivo. Cuarón les dio permiso a los jóvenes actores a que se vistieran como lo harían si un adulto no los controlara, y el producto resultó en camisas desabrochadas, fuera de lugar, cabellos desordenados, corbatas torcidas, y todo lo que un adolescente quisiera mostrar en una escuela normal, dándole un toque preciosamente realista.

Y claro, ¿cómo olvidarnos de las referencias subidas de tono? Harry, agitado y amparado por la oscuridad de la noche, al inicio de la película, moviendo su varita bajo las sábanas, practicando un hechizo que expulsa luz blanca, deteniéndose cuando su tío viene a revisar, y volviendo a intentarlo en cuanto se va, hasta que logra un estallido de luz que lo coge por sorpresa, y termina ruborizado y sonriendo con picardía luego del título que se mueve como líquido. Y sin contar las huellas sospechosamente ubicadas en el mapa del merodeador durante los créditos finales, el abrazo de los tres amigos cuando ven el destino de Buckbeak (un paralelismo descarado a "y tu mamá también"), Harry entrando invisible al bar de adultos como si lo hiciera con una identificación falsa, etc… etc… etc…

Todo en esta película sienta las bases para el porvenir, te grita en la cara que Harry ya no es un niño, a la vez que te acaricia el instinto de rebeldía y te revive a ese jovencito que todos tenemos dentro, te retrata la tristeza, la soledad, el autodescubrimiento, y todo en un viaje que a miles de personas no les importa repetir mil veces, y más ahora, que el filme ha vuelto a los cines en 2024. Puedo jurar solemnemente sin temor a equivocarme que el mayor deseo de todos los que han visto ésta película es borrarse la memoria una y otra vez para verla en bucle como si fuera la primera. Entre el terror psicológico comparable a “la bruja” de 2015 y películas de Darren Aronofsky, la escena de Harry recorriendo Hogwarts a vuelo sobre Buckbeak con la partitura de John Williams de fondo, y la belleza ochentera de Daniel Radcliffe, ésta película es de culto, te marca, y sobre todo…

Es de las películas que volvería a ver.

¿Y tú?

Más recientes
Más populares

No hay comentarios,

¡sé la primera persona en comentar!

0
0
0