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"Amigos Imaginarios", una retrospectiva a la conciencia de la infancia

“Amigos Imaginarios”, del director John Krasinski, es una comedia familiar que narra las aventuras de una niña (Cailey Fleming); huérfana de madre y con un padre a punto de ser operado; y un peculiar hombre (Ryan Reynolds), quien la lleva a conocer un fantástico mundo de amigos imaginarios, seres adorables que habitan en la imaginación de los niños.

A través de una propuesta poco ambiciosa y una trama edulcorada de principio a fin, la película pretende conmover audiencias masivas, entretener a los pequeños de la casa y dibujar una sonrisa en el rostro de todo espectador, como si fuera un sesión de terapia imaginaria.

Admito que conmigo lo logró. Fue un fantástico viaje a varias películas de la infancia, a través del humor blanco y unos chistes tan cursis que llegan a dar cringe, pero que curiosamente, son capaces de liberar endorfinas.

Aspectos positivos a destacar de “Amigos Imaginarios”

Enfocándose en las ciencias y artes académicas de la cinematografía, la película decepcionará en múltiples sentidos, por agujeros de guion, desenfoque temático, inverosimilitudes, entre otros, sin embargo, no me considero crítico de cine ni pretendo serlo, así que mi artículo de opinión va dirigido a lo que pude disfrutar como espectador promedio, porque esta película merece ser tratada de la misma manera como ella trata al público.

Ante todo, se agradece el acompañamiento musical del gran Michael Giacchino (Ratatouille, Los Increíbles, Up), quien ratifica ser uno de los mejores compositores de la industria cinematográfica contemporánea, a través de un soundtrack que “salva” gran parte de la película, sobretodo en los momentos de melancolía y fantasía, siendo un canalizador sensorial entre ese maravilloso mundo de imaginación y realidad.

Otro de los aspectos rescatables es que sin contar con un villano despiadado, un conflicto de urgencia o una fuerza antagónica real, la cinta logra tocar las fibras emocionales entre los espectadores de una manera desgarradora, pues, cuando despiertas del sueño, te darás cuenta que cada quien “lidia con sus propios demonios” en la cotidianidad y que los sentimientos son los que verdaderamente terminan vulnerando la frivolidad de cualquier ser humano.

La encantadora Cailey Fleming y el carismático Ryan Reynolds no combinan entre sí, pero eso no desmerita el correcto trabajo individual a nivel interpretativo, ofreciendo acciones, gestualidades y momentos atractivos, cada quien desde su papel.

De igual manera, tampoco debería pasar bajo perfil los créditos al director de fotografía Janusz Kaminski, ganador del Óscar por su lente en producciones como “La Lista de Schindler” (1993) y “Salvando al Soldado Ryan” (1998). En esta obra no realiza su trabajo más impresionante, pero respeto a quien honor merece.

El análisis de la trama queda a la imaginación de cada quien

La atmósfera de “Amigos Imaginarios” comparte la misma energía de títulos como “Wonka”, “Mary Poppins”, “Monsters Inc.” o “Mansión Foster para amigos imaginarios” (serie de Cartoon Network), pero con personajes “más grises” o menos entrañables, a través de una narrativa mucho más lenta y contemplativa, que como toda película familiar, también tiene sus toques de brillo y encanto cinematográfico.

Mucho se ha comentado que esta película es para los adultos del hogar (a lo Pixar), principalmente, por ser una retrospectiva al niño interior que toda persona guarda en el corazón, a través de los ojos; aún inocentes; del personaje de una adolescente que por circunstancias de la vida está madurando precozmente.

Temas como las etapas del duelo infantil, el poder de la imaginación, los amores platónicos, sueños frustrados, la soledad, entre otros, se diluyen entre tantas subtramas presentadas a lo largo de la película, por lo que sería injusto analizar este apartado sin base y fundamento, suponiendo lo que podría o no estar en la mente del director.

Lo que sí queda claro es que John Krasinski rompe el algoritmo que domina la ajetreada vida digital en la actualidad, que establece principios tales como “cada 3 segundos debe haber un estímulo sensorial para retener la atención del espectador”.

Por su parte, el director se toma el tiempo para contextualizar la historia, explicar el conflicto, contemplar a sus personajes y exponer una cantidad de temas que lastimosamente no terminan desarrollándose con el mismo potencial que son presentados. Sin lugar a dudas, será un ejercicio de concentración e interpretación fílmica para todo aquel niño que vea esta película.

En resumen

Si los amigos imaginarios existiesen, existen o existieron alguna vez en tu conciencia, es recomendable que vayas a disfrutar esta película que les rinde tributo; y la tengas en tu lista de cintas para volver a ver cuando quieras una dosis de fantasía, imaginación y emociones encontradas.

Una película simple y conmovedora que tocas la fibras emociones del espectador, a través de la imaginación y los múltiples recursos sensoriales que conforman el séptimo arte, sobretodo, el poder de la música cinematográfica.

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