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DARTH MAUL Y EL REY DE LA NOCHE: ¿GEMELOS CUÁNTICOS?

Tengo una teoría: Darth Maul y El Rey de la Noche son hermanos.

Hermanos gemelos que al nacer, fueron dados en adopción a dos brujas de mundos distintos.

En uno reinaba el volcán, en el otro, vientos helados.

Uno es arrebatado por un fuego incontenible, el otro destripa la luz con un frío mortal.

Darth Maul incendia su alma con inteligencia de lava mientras que El Rey de la Noche hiela lo inerte para hacerlo inhabitable.

Ambos conviven, de manera extraña, en la intersección del poder. Se mueven en los confines de lo humano, en la frontera de lo conocido, justo allí donde lo indescifrable habita y un éter extraño rocía las almas.

Los une la determinación. Los emparenta la furia. Un anhelo de poder que no cesa de latir como un tambor en los confines de las tumbas.

Porque más allá del hielo solo hay desolación y más acá del néctar de la Tierra apenas rocas negras. Por cada tronco convertido en metal hay un témpano cubriendo un bosque.

Ambos trabajan para la misma fuerza y ni siquiera saben de la existencia del otro.

Han sido hermanos desde antes de nacer pero desconocen a su madre y a su padre. Todo lo que les han dicho, aquello que han visto en sus visiones, es mentira, una ilusión.

Cuando las brujas se llevaron sus cuerpos, cada cual a su dimensión y elemento, sus almas se perdieron en una oscuridad sin nombre ni medida. Apenas crecieron, entre las inclemencias de sus mundos y la ausencia de leche materna, se volvieron tan salvajes como puede serlo un ser privado de su luz.

Corazones de fuego helado y de hielo incandescente.

Buscadores de verdades inexistentes y asesinos sin más amo que la pulsión que los anima.

Juntos hubiesen tenido un destino, una posibilidad. Mas han sido divididos y obligados al olvido. Cruenta cosa para hacerle a dos niños que han compartido vientre.

¿Ha servido para algo tanta locura tatuada en sus almas? ¿Acaso la llama encendida que arrasa con el propio pecho y la gélida nieve mortuoria pueden ser contenidas por tiempo indefinido?

Pareciera ser que, al ser fragmentado lo más íntimo y sagrado, sus partes faltantes han sido compensadas con astucia, maldad y determinación.

Pues así como el reno sobrevive a la falta de su alimento y cobijo, y las salamandras respiran azufre bajo el sol que arrasa y lo quema todo, ellos han logrado sobrevivir, lo que no es poco.

Las brujas no fueron, sin embargo las culpables de aquel acto aberrante. Si lo fue el destino.

Sus rostros estaban marcados desde el principio.

Incluso antes de nacer, cuando incorpóreos vagaban como brillantes amebas sin bordes, a ambos les habían hecho la marca en la frente. La marca de la desgracia. La marca de un dios cruel.

Juntos hubiesen tenido acaso alguna posibilidad, una chance de sonreírse mutuamente y con ello retratar en el presente alguna felicidad incipiente.

Pero ni el reflejo les han dejado. Soledad y rabia profunda. Deseos de venganza contra madres y padres inexistentes, contra la civilización y sus sistemas, contra todo aquello que hace girar al mundo.

Como territorios inexplorados se buscaron a sí mismos y solo encontraron desazón y locura, incomprensión y desprecio.

Darth Maul se hizo veloz, ágil y certero. Con o sin sus armas, aprendió a matar con gracia como el más artero de los felinos. Sus dientes reflejaban no solo una blancura pálida y desconcertante, sino el deseo de desgarrar la carne de sus enemigos. Rojo y negro como un cuadro del diablo, los ojos amarillos y con cuernos como corona, su presencia presagiaba la muerte.

El Rey de la Noche en cambio poseía la inmensidad del azul profundo en sus brillantes ojos sin vida. También coronado con cuernos de naturaleza poderosa, su mirada no contenía vida, sino solo, aquello que espera a los mortales hacia el final de su corta existencia: incertidumbre.

Ambos poseían vestimentas para tapar el color de su nacimiento, al menos en parte. Y el ceñido traje que los arropaba, exponía aún más su fuerza y determinación de fatalidad.

Cada saga tiene su lore, su mundo, un universo que compone una totalidad autocontenida, con sus leyes y sus resquicios. Y aquí colapsan dos mundos que por su misma diferencia de envergadura, no parecieran tener nada en común. Y sin embargo, al transpolar el poder latente en las figuras de sus ejecutores, estos, bien podrían haber hecho colapsar las puertas de entrada y salida de ambos mundos.

Darth Maul con su doble sable de luz rojísima, a fuerza de concentración y persistencia, sería capaz, sin dudas, de hacer un agujero entre los dos mundos.

Por otra parte, El Rey de la Noche, podría clavar su lanza mortuoria envenenada de frío y trazar una huella que aniquile los portales. Porque entre ambas sagas hay un manto opaco que cubre y protege su reino. Pero si se pusieran de acuerdo, si por un instante supieran del otro y su poder, aquella capa no bastaría para contener tanta alegría. Y juntos cortarían el espacio. Un sonido como a cristal roto sería el preámbulo a destrucciones.

Las esquirlas de la lanza arrojada con precisión y los elementos invisibles derretidos como vidrio con el sable rojo de luz, se unirían en un tercer elemento, una nueva materia.

Algo por completo inexistente, una entelequia rojiza como la llamarada y azulina como el fondo del océano helado.

Darth Maul nunca supo de su hermano y el Rey de la Noche jamás sospecho un par. Ambos, divididos al nacer con precisión quirúrgica, purgaron sus condenas entre desafíos silenciosos y miradas de odio.

Los dioses han sido crueles con ellos como lo fueron antes con otros elegidos y condenados.

Fueron estos villanos también títeres en la comedia de la existencia y de un ser aún más cruel.

El Rey de la Noche tenía su ideal.

Y quizás no fuera tan malo después de todo. Su noche interminable que devorara la luz e hiciera sucumbir a todo lo viviente, quedó trunco al final por la acción de un daga caliente. Vaya paradoja para un Rey del frío y la noche eterna, quedar atrapado a la merced de una asesina vulgar, corriente y pequeña.

Y ¿Qué podemos decir de Darth Maul, una criatura que es partida al medio por un enemigo que en el nombre de la piedad lo ejecuta?

Tanto el uno como el otro nos dejan un legado. Las brujas han cumplido con su funesta misión. Sus padres se han perdido en el olvido. Los dioses han hecho sus apuestas. Y nosotros disfrutamos de la intencionada fortaleza de sus mentes mientras ejecutaban su parte en el mundo.

Y hasta aquí llega mi teoría. No puedo probarlo. Es apenas una intuición, una chispa de certeza sin constatación. Lo cierto es que posiblemente nunca pueda confirmarla. Y si acaso se presentara una evidencia esta audacia, sospecho que ambos se encargarían de volver a este plano y encargarse de llevarme con ellos a sus propios infiernos.

Y ¿Quién sabe? A lo mejor y como dice el Indio Solari “El infierno es encantador” y decida quedarme allí. Después de todo, intimar con estos gemelos bien podría valer el viaje. Y quizás allí haya también brujas, demonios, dioses, seres mágicos, dragones de fuego y hielo, criaturas galácticas, habilidades desconocidas, sensibilidad a La Fuerza y mil motivos más para añadir fortaleza y vitalidad a un mundo que necesita verdaderos personajes del mundo de la fantasía.

Porque cada nueva criatura suma vértigo y emoción a nuestras vidas.

Y si me los encuentro, juro que les diré mi teoría sobre su origen en común y su destino abierto.

Darth Maul y El Rey de la Noche sabrán entonces que sus vidas han estado, hasta aquí, incompletas y que de ahora en adelante podrán tener otra oportunidad.

Porque detrás de todo santo ha habido un pecador y delante de todo malvado un futuro.

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