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Las mujeres de Kelly Reichardt son un cierto tipo de mujer

Spoilers

A propósito del cine de Kelly Reichardt y Ciertas Mujeres (2016).

Cuando comienza una película de Kelly Reichardt, es fácilmente reconocible su mirada, su ritmo, su forma de contar. Con planos que narran el ritmo propio de lugares, pueblos, ciudades que no sufren la urgencia del tiempo ni la agilidad de lo inmediato, en los que muchas veces aparecen medios de transporte (barcos, trenes) que dan cuenta de que están alejados del mundo de hoy y de que, así como su cine, mucho tiene que ver con vivir la vida a otro ritmo y en mayor calma.

Su cine no es de persecuciones, no es de acción, no es entretenimiento ni cae en lo evidente. Su cine es de personajes que trabajan en tareas poco extraordinarias, que hablan poco pero hacen en base a lo que sienten, que finalmente no hacen más cosas que por sí mismos. Esto no hace a estos personajes menos interesantes, si no aún más porque es el espectador el que intenta, plano a plano y minuto a minuto, conocer quiénes son y qué es lo que están viviendo. Porque también en esa dirección de actores tan minuciosa, de aparente sencillez pero de difícil ejecución, Kelly Reichardt delinea estos personajes calmos, introspectivos y los convierte en sus propios héroes.

Kelly Reichardt es una directora y guionista estadounidense que nació en Miami, sin embargo, para sus películas elige filmar en el oeste del país norteamericano. Elige estados como Oregon para sus historias, lugares que muchas veces parecen olvidados o que pocas veces son recordados para la cinematografía. También escribe sus guiones a partir de historias de escritores de estos lugares.

Este es el caso de Ciertas mujeres (Certain women, 2016) una película de tres historias en las que todas sus protagonistas - mujeres como nos tiene acostumbrados en su cine - viven en un mismo pueblo. Estas tres historias están basadas en "Native Sandstone", "Travis, B." y "Tome", tres cuentos de las colecciones de Maile Meloy.

Además de la particularidad de ser contada en tres capítulos, ésta es una de las pocas películas de la directora que no fue filmada en Oregon, si bien estuvo inicialmente pensada que se filmara allí. Pero por motivos económicos y otras ventajas a nivel de producción, la filmación fue en Livingston, Montana.

Certain Women es su sexta película, se estrenó en Sundance en 2016 y recibió la instantánea aprobación de parte de la crítica. Las mencionadas mujeres del título son interpretadas por Laura Dern, Michelle Williams, Lily Gladstone y Kristen Stewart. Cada una es presentada de forma diferente, y a pesar de vivir en el mismo lugar, cada una tiene sus propios objetivos.

La presentación de Laura (Laura Dern) es estando casi desnuda acostada en una cama en una habitación luego de haber tenido relaciones sexuales con un hombre que está del otro lado de la pared, en el baño: no están realmente juntos. Los vemos a los dos vistiéndose a la par. Ella tiene que volver a trabajar así que él se va, dejando detrás una sonrisa de compromiso. Laura vuelve a su trabajo y la espera un cliente que está demandando a su empresa empleadora porque tuvo un accidente. Pero no hay nada que hacer y Laura intenta explicárselo.

Así conocemos al segundo personaje masculino en la película. Un hombre que no puede tomar las riendas de su vida y, si las toma, es de la manera menos indicada y no sale bien. Laura queda envuelta en esta situación pero ella también tiene que “hacer amigos”, algo que le sugiere a su cliente.

La presentación de Gina (Michelle Williams) es diferente. Ella está caminando con ropa de deporte en medio del bosque, y fumando cuando nadie la ve. Es otro tipo de mujer: preocupada por tener todo controlado. El río, la naturaleza fluye, y ella camina a su lado. Una vez más la naturaleza y el contexto para hablarnos del personaje. Llega a la carpa en la que se están quedando, su hija adolescente sale riéndose de un chiste con quien enseguida sabemos que es su marido. El marido es el mismo hombre que estaba en la primera escena con Laura. Si ya sospechábamos que había algo mal en esta pareja, ver quién es él, lo confirma.

A La Ranchera (así está acreditado el personaje de Lily Gladstone, ahora reconocida por su papel en Los asesinos de la luna de las flores) la conocemos en su oficio. Sus pies, al lado de las patas de un caballo. Su mundo es solitario: vive sola, ve la tele sola, sale sola, todos los días hace lo mismo. La forma que tiene de acercarse al mundo es meterse en una clase porque ve a otras personas entrar. Así conoce a Elizabeth Travis (Kristen Stewart) quien está de docente suplente.

En esta tercera historia, no aparecen varones incompetentes ni con problemas de salud. La historia se centra en el encuentro de ellas dos y cómo la primera intenta acercarse a la segunda, y en su torpeza y pocas habilidades sociales, intenta establecer un vínculo con alguien que no pertenece allí, ni a este mundo, y está constantemente intentando no estar allí. Algo que contrasta con la vida de la ranchera, quien, partiendo desde su nombre ficticio, no puede estar en otro lugar que no sea allí: un accidente al final de su historia parece ser el castigo por haberse querido ir y la vuelve a su lugar.

A través de estas historias, y en sus breves diálogos - breves pero sumamente eficientes porque describen a sus personajes y dan cuenta de sus vínculos con los otros - Reichardt plantea dilemas morales e inquietudes humanas: el ser bueno, hasta dónde ayudar, hasta dónde decir lo que se siente, etc. Y si hay algo que estos escuetos diálogos permiten entrever es la cualidad de estos personajes de no limitarse siempre, de protegerse en cuanto a lo que sienten y no mostrarlo, su vulnerabilidad. Muchas veces, en su cinematografía, y en este esfuerzo de las palabras precisas, se observa a los personajes luchando con lo que sienten o deberían sentir para decir finalmente y arriesgar a formar un vínculo o romperlo. Y ahí la ternura de su cine. Son personajes que en esas limitaciones, se vuelven tiernos y hasta queridos por el espectador. Sus incapacidades son las de todo ser humano queriendo entender qué siente y qué hacer al respecto.

La presencia del lugar es constante: planos de la situación narrada superpuestos con reflejos de paisajes, conversaciones en un auto con las ventanas replicando las panorámicas, los espejos duplicando contextos. Algo que también hace Kelly en su cine, es recuperar características nativas para darles visibilidad. Incluye animales locales, su música y vestimenta acorde para continuar con el mismo esfuerzo: que veamos más sobre este lugar, considerando el lugar como la suma de un paisaje y de quiénes viven allí.

Las protagonistas de estas historias, y de la mayoría de las películas de la estadounidense, tienen algo en común: la soledad. Que tengan esta cualidad en común, no las convierte en personajes iguales ni típicos. Cada una de estas mujeres tiene sus particularidades y la hazaña es construir cada uno de estos personajes singulares medidos y sin ser explícitos. Su arte es el de la sutileza y lo latente, en vez de ir por lo notorio y sobre explicativo.

A fin de cuentas, el cine de Reichardt es de una sensibilidad poco común en la cinematografía estadounidense actual y mayormente la que estamos acostumbrados a ver en las salas de cine. El cuidado de sus personajes, cómo los muestra en su calidad de seres humanos en vías de maduración, en su imperfección pero intentando hacer lo mejor que pueden con lo que tienen; crea en el espectador una sensación de tranquilidad, empatía y satisfacción cada vez que termina cada una de sus películas.

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