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Todavía me pregunto por qué Andrew Garfield no ganó el Óscar en 2022

Recuerdo que en 2022 la actuación que más me conmovió, deslumbró y sorprendió fue la de Andrew Garfield como Jonathan Larson en ‘Tik, Tik… Boom!’ Hacía mucho no había deseado tanto un Óscar para un actor desde que lo pedí hasta el cansancio para Leonardo DiCaprio en 2014 y 2016, como tal vez muchos de nosotros lo hicimos.


Cuando el galardón terminó en las manos de Will Smith, de quien no discuto que hizo un buen papel como el padre de las hermanas Williams, me quedé estupefacto. ¿Cómo era posible que la Academia lo premiara a él por encima de Garfield? ¿Es que no vieron la misma película que nosotros?

Ha pasado un tiempo desde entonces y todavía me lo sigo preguntando. Por esos días, todo el mundo hablaba, justamente, acerca de la película de DiCaprio y Jennifer Lawrence, ‘Don’t Look Up’, que se había convertido en la cinta de moda. Por ahí se asomaba también ‘The Power of the Dog’, con el talentoso Benedict Cumberbatch, a quien, quizá sin planearlo, le quitó protagonismo un muchacho flaquito que la rompió toda con su tremendo cinismo en la pantalla. Y anduvo también dando de qué hablar la película basada en el libro “La niña perdida”, de Elena Ferrante, con la cual se dijo que Maggie Gyllenhall lo había hecho muy
bien en su primera experiencia como directora.


El mundo del cine se concentraba en estas producciones y, ahora que lo pienso, quizá era el precedente del desenlace final. Muy pocos hablaban de Garfield y su actuación en aquel musical. El asunto era más que curioso, considerando que el actor, literalmente, se dejó la piel en esa producción. Qué actuación soberbia, de verdad.

Quizá el hecho de que no se le hubiese prestado tanta atención es porque se trataba de un musical, pero no tendría mucho sentido si pensamos en ‘La la land’, que tiempo atrás dio de qué hablar. Cuando Lin-Manuel Miranda, el director, tuvo en sus manos el guion escrito por Steven Levenson, que a su vez se basaba en una obra semiautobiográfica del mismo Larson, supo que lo que vendría sería por completo difícil, no solo desde lo actoral, también desde el montaje. Fiel a su filosofía de trabajo, decidió hacerse de lo necesario para triunfar, una vez más, con las herramientas que le brinda el musical como género teatral y cinematográfico. Garfield como protagonista ni siquiera se le pasó por la cabeza.

Hubo audiciones y todo, pero al verlo al actor sintió que este se conectaba mucho más y de forma genuina con el personaje. ¿La razón? Larson habla de las pérdidas y fracasos personales en su obra, y a Garfield le tocó enfrentar en esa época una de la que, aún hoy, no ha logrado reponerse.

La madre del actor había muerto hacía muy poco y parte de su mundo voló con ella. Por eso Garfield se tomó ese rol de forma tan personal. En los dolores de Larson encontró la excusa perfecta para soltar todo eso que tenía adentro. De la manera más feroz, el personaje agotado de todo que es Jonathan Larson, le sentó perfecto a Garfield. Basta verlo de nuevo con esas líneas en las que reflexiona acerca del sentido de todo, de si debe hacer caso a su corazón o a su cabeza, al sentido común. Y fíjense en algo, la voz de Garfield es buenísima. En verdad te pone a cantar, pero lo importante no es tanto eso, el hombre te estremece.

Jonathan Larson fue, probablemente, una de las figuras más destacadas, y revolucionarias, del teatro musical en Estados Unidos. Le bastaron dos obras para desencajarlo todo. Es probable que su muerte, tan temprana, haya tenido que ver con el éxito de su trabajo. Contrario a otros artistas, la muerte de Larson no fue épica o misteriosa. Todo se debió a un aneurisma de aorta. El hombre llegó a su casa, luego de ofrecer una entrevista sobre Rent a un periodista de The New York Times, y cansado como se sentía decidió prepararse un té, si lo bebió o no es un misterio, el caso es que murió en ese momento. Era el 25 de enero de 1996. Tenía 35 años.

Andrew Garfield lo trajo a la vida una vez más con una actuación que es, de verdad, impecable. Su interpretación hace que conectemos con sus frustraciones, sus preocupaciones y lamentos; nos permite ver su talento, sus anhelos y la forma como contempla sus días. Ante la pantalla, gracias a eso tan personalísimo que logró Garfield con los diálogos, todos fuimos Jonathan Larson, estancados, atrapados dentro de nosotros mismos, queriendo ser los mejores, evitando el miedo, o refugiándonos debajo de él.


Coraje y fiereza, eso es lo que demostró esta interpretación de Garfield, de lejos, uno de los actores más camaleónicos del cine americano contemporáneo. Además de buen tipo.

Por todo eso es que, habiendo pasado dos años, yo todavía sigo preguntándome por qué Andrew Garfield no ganó el Óscar en 2022. Si todavía no le han dado la oportunidad a la película, háganlo, se harán un regalo. Está en Netflix, y no pierde segundo. No solo es buena por la actuación de Garfield, sino por todo lo que está detrás. La música, el arte, los escenarios, la fotografía, en fin. Quizás no los deje pensando tanto como ‘Don’t Look Up’ o tan descolocados como 'The Power of the Dog', pero seguro los hace levantarse de la silla, la cama o donde están, luego de secarse algunas lágrimas, y aplaudir.

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