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Winnie the Pooh: Sangre y Miel - Una Inmersión en el Lado Oscuro del Bosque de los Cien Acres

La franquicia de Winnie de Pooh, ha sido un pilar en la cultura popular durante décadas. Sus personajes entrañables, como el oso amante de la miel y sus amigos Piglet, Tigger, Ígor, Christopher Robin, Conejo, Cangu, Rito y Búho, han cautivado a generaciones de espectadores.

El libro original de Alan Alexander Milner, cuya primera colección de historias sobre este personaje comenzó con el libro Winnie-the-Pooh en el año 1926, se convirtió en una obra de dominio público en enero del 2022, con lo cual The Walt Disney Company ya no tiene los derechos cinematográficos exclusivos de los personajes.

Y es por esto que Rhys Frake-Waterfield, director y guionista de “Winnie the Pooh: Sangre y Miel”, ha decidido y puede explorar un territorio inesperado y oscuro.

¿Qué sucede cuando llevamos a estos personajes a un lugar más siniestro?

¿Cómo se desenvuelven en un mundo donde son abandonados a su libre albedrío?

El Giro Inesperado

La película comienza con una premisa intrigante: la nueva franquicia se ha abierto a un enfoque más adulto. Winnie the Pooh ya no es solo un oso de peluche amigable, pensativo y determinado, torpe, ingenuo y cariñoso.

Actualmente es un villano… y muy perverso.

La audiencia se encuentra con un Pooh (representado por Craig David Dowsett) que ha dejado atrás su inocencia infantil. El director y guionista nos dice:

“Te queremos Winnie Pooh, te queremos malo, muy malo y cruel”.

Y lo logran, para beneplácito de nosotros, los espectadores ávidos de algo diferente.

El Horror en el Bosque

El Bosque de los Cien Acres, que solía ser un lugar idílico, se ha transformado en un escenario lúgubre.

Los árboles antes erguidos y frondosos, ahora se encuentran retorcidos y las sombras ominosas crean una atmósfera inquietante.

Christopher Robin (interpretado por Nikolai Leon) se interna en el bosque creyendo que, como cuando era pequeño, Pooh es como siempre, su amigo. Cuando en tiempos anteriores, los visitaba a menudo, jugaba con ellos y les lleva alimentos y todos eran felices.

Pero el tiempo ha pasado y él ha crecido, ha ido a la universidad y ahora, luego de 5 años regresa a visitar a sus camaradas y a presentarles a su prometida que no alcanza a creerle del todo que ha tenido amiguitos animales antropomorfos que hablaban.

Sin embargo, ya nada es tal cual como él lo recuerda…

En ese tiempo Pooh y sus compañeros se tuvieron que enfrentan al desamparo, la soledad y a la necesidad de tener que valerse por sus propios medios, los cuales como bien sabemos siempre fueron muy acotados.

Se enfrentan al hambre, y tienen que tomar decisiones drásticas para sobrevivir, algo que nunca hubiéramos imaginado en sus aventuras anteriores.

La miel, que solía ser su mayor placer, ahora es solo un consuelo.

Fueron abandonados a su suerte y tuvieron que elegir para poder seguir viviendo.

Eso los llenó de angustia, dolor y odio, muchísimo odio, un odio tan fuerte que los envenenó y los llevó a un frenesí de matanzas en busca de desquite.
Ahora buscan vengar el abandono por parte de su antes mejor amigo humano Christopher y hasta que llegan a él van masacrando al resto de los humanos que se les cruzan.

Pero no es solo vendetta.

Ahora también los humanos somos parte de su alimentación.

No solo de miel vive el oso...

Y aquí comienza la aventura …

El reencuentro no se da tal como él lo esperaba, no lo reciben con abrazos y sonrisas.

Winnie y Piglets (encarnado por Chris Cordell) han crecido y cambiado mucho pero mucho…muchísimo… ya no son más los adorables muñecos de peluche antropomorfos, ya no sonríen ni abrazan ni mucho menos dan cariño.

Por otra parte, María (interpretada por Maria Taylor) es una joven de la ciudad que es atormentada y acosada por un extraño, motivo por el cual decide hacer un retiro junto con sus cinco amigas al bosque, más específicamente alquilan una cabaña en el Bosque de los Cien Acres, necesita despejar su mente y alejarse de lo que la atormenta.

A tal punto deciden aislarse que al llegar a la cabaña apagan y se desprenden de sus celulares, los guardan todos en una bolsa con el fin de lograr desconectarse.

Es por ello que cuando Charlene, una de las amigas (representada por Danielle Scott) se pierde con su auto camino a la cabaña, no logra contactarlas…

No voy a adelantarles lo que sigue, lo tienen que ver.

Llega la noche y en la cabaña, María presiente que la espían. Ella cree que su acosador la ha seguido hasta la casa del bosque y a partir de ahí se desencadenan los trágicos y tenebrosos hechos.

Por un lado, Lara (Natasha Tosini), Mary (Paula Coiz), Alice (Amber Doig-Thorne), Jessica (Natasha Rose Mills) y María, tiene sus respectivos encuentros con Pooh y Piglets (de los cuales nada diremos…)

Eso sí, adelanto que son escalofriantes, que nos paran los pelos de punta, de esos encuentros que nos hacen decirle a la pantalla con la secreta esperanza inocente de que el personaje nos escuche…: “-Pero … ¿por qué vas ahí?... no vayas… corré… escondete…. Nunca nos escuchan y así les va…

Obviamente no faltan los hombres rudos, Logan (Richard D. Myers), Tucker (Simon Ellis), Colt (Marcus Massey) y John (Jase Rivers) hombres muy ásperos, vestidos con cuero y jeans, equipados con cadenas de hierro, barras de acero y botellas de vidrio dispuestos a poner el cuerpo y enfrentar al oso amarillo para intentar salvar a las damiselas en apuro, María y Jessica y demostrar su hombría.

Pero claro, no tienen en cuenta que Winnie the Pooh es un oso y tiene la fuerza y la fiereza de un oso muy enojado. Y muy malo.

En “Winnie the Pooh: Sangre y Miel”, no falta ningún condimento de los ya esperados en este tipo de películas de terror y slasher. La sangre fluye y no solo en pequeñas cantidades, sino que a borbotones.

Se pueden ver las heridas más horrorosas y profundas junto con desmembramientos detallados y otras hermosuras del género.

Incluso nos podemos deleitar viendo a alguien que es triturado mientras sus piernas siguen moviéndose...

Las muertes son absurdas, retorcidas y truculentas. Los diálogos, a menudo, son un tanto inverosímiles.

Pero no estamos aquí para ver una obra de Shakespeare; sino para disfrutar con la impresión que nos genera el horror. Y de eso tenemos un montón.

En la interpretación actoral se filtra la intención del guion, en la que encontramos una mezcla de humor negro y cinismo.

Todos los efectos prácticos (en cine se llama así todos los FX que no son digitales, sino que son hechos de forma manual) están muy bien realizados. Las heridas son creíbles e impresionan. Las máscaras de Pooh y de Piglest están perfectamente logradas para el tipo de relato que nos propone el director.

La película no decepciona; al contrario, nos deja con ganas de más.

“Winnie de Pooh: Sangre y Miel” es un experimento audaz que desafía nuestras expectativas.

Aunque algunos fanáticos pueden sentirse incómodos con este giro oscuro, otros lo recibirán con los brazos abiertos. Al final, esta película nos recuerda que incluso los cuentos más dulces pueden tener un lado siniestro.

Así que, querido espectador, prepárate para sumergirte en el Bosque de los Cien Acres como nunca antes lo habías hecho.

La miel nunca volverá a ser la misma. Los cuentos son nuevos cuentos y en este caso ya no son amorosos sino escalofriantes.

¿Te atreverás a sumergirte en el Bosque de los Cien Acres junto a estos personajes transformados?

“Winnie de Pooh: Sangre y Miel” es una experiencia cinematográfica única que desafía nuestras expectativas.

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