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El Nuevo Imperio: ¿Por qué nos gustan las películas genéricas?

Vemos los créditos iniciales, escuchamos los diálogos, vemos al CGI interactuar, a los humanos diciendo frases en extremo clichés, entendemos la trama enrevesada, genérica y predecible… y aun así nos gusta, ¿por qué?

Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio es el último título del Monsterverse de Legenday Pictures y Warner, juntando una vez más a las dos más grandes franquicias del cine de monstruos (o del cine en general), pero con resultados variopintos.

Las películas de monstruos pueden tener una profundidad más grande de lo que parece, títulos como King Kong (2005), Shin Godzilla (2016), o incluso la reciente Godzilla: Minus One (2023) lo demuestran por sus paisajes realistas de lo que un elemento como monstruos gigantes significaría para el mundo. Pero el MonsterVerse, bueno, estamos hablando de uno de los pocos (creo que el único, incluso) universos cinematográfico que intentó copiar la fórmula de Marvel y no murió en el intento; es un caso digno de analizar, porque a pesar de la gran cantidad de errores que han presentado sus películas, igual nos emociona cada nuevo título, y hay una explicación para eso: el género.

¿En qué se diferencian las películas de acción de los blockbusters de terror que no dan miedo, o de los dramas empalagosos o tóxicos de los romances juveniles contemporáneos? El género de acción, por más bruto que sea, nos recuerda ese valor innato de los fuegos artificiales, u obviar ese mordisco del postre con dos kilos de chocolate que nos dará dolor de panza al día siguiente. Es la emoción y éxtasis del momento que nos hace alejar de la realidad. ¿Esto no es el concepto básico del cine?

Monstruos gigantes y… más nada

El Nuevo Imperio nos lleva al final de Godzilla Vs. Kong, con Godzilla batallando en la superficie y Kong siendo rey de facto en la recién descubierta Tierra Hueca; pero una nueva amenaza hará que los polos opuestos se unan a pesar de sus diferencias y evitar una catástrofe de nivel colosal.

Si esa trama te pareció genérica, no estás lejos de la realidad. Mencionaré algunos puntos bajos de la película:

  • Los diálogos son tan clichés e ‘intencionalmente épicos’, que puedes sentir un exceso de azúcar en tu sangre.
  • El CGI, si bien emociona al ver por millonésima vez a los monstruos gigantes, ahora se toma tantas libertades físicas que no resulta extraño ver a Godzilla saltando y dando piruetas y Kong yendo como Tarzán por sitios como si pesara lo mismo que una pluma.
  • La trama es tan forzada, conveniente, ilógica y repetida, que no sientes ver la misma película de monstruos de nuevo, sientes que ves la misma película de acción de siempre (solo que con monstruos).
  • Rompe con tantos cánones de las películas anteriores que en un punto te cuestionarás si se trata del mismo universo cinematográfico.

Parecerá poco, pero una hora cincuenta de esto es un viajazo. Si bien las películas del MonsterVerse siempre tuvieron una crítica en común, la relevancia del componente humano dentro de ellas, en esta ocasión pasa todo lo contrario. Esta pudo ser una película de Kong, sin diálogos, solo ‘uh-ah-ah-AH’ de monos gigantes y siento que pudo funcionar mucho mejor.

La trama de Kong era lo que más se merecía profundizar

Y es que la película tuvo un potencial increíble, de no ser por los puntos destacados anteriormente, y el foco central de este dilema es que los fans ya se veían venir estos errores. Pero entonces ¿por qué emocionarse por verla?

El Nuevo Imperio entra en este limbo de películas donde sabes que no será el evento del año, y aun así te quedas hasta el final de los créditos, quizá por cariño a sus personajes o tal vez por puro seguir tradiciones, pero ese factor de acción que hace latir al corazón cuando un mono gigante activa su brazo robot para darle un electro-golpe a una iguana radioactiva en Egipto es lo que hace que todo, en cierto sentido extraño, valga la pena.

Fea, pero ¿fea buena?

En el arte existe el término feísmo, una especie de movimiento que busca darle valor a aquello que pueda considerarse objetivamente feo (sé que el tema es subjetivo, pero si piensas que La duquesa fea es digna de una cena romántica… diablo'), y siento que el guion de esta película es una expresión similar a este concepto.

Claro que no es una película ‘fea’ (el feísmo entra en campos más hórridos, extraños, asquerosos), pero es el principio de darle un pequeño gusto a una obra “mala” lo que siento que destaca dentro del género.

Si bien hay películas de acción excelentes como Die Hard (1988) o la franquicia de Misión Imposible (1996-actualidad), también hay otras que son una excusa barata para quemar pólvora y traer caras reconocidas a la relevancia de nuevo. El Nuevo Imperio es una excusa para seguir buscando rédito de franquicias exitosas y que así se mantengan en boca de todos, pero resulta amargo el ver que no se le pone algo de esfuerzo a un guion que, como dije antes, puede llegar a explorar bastante bien los conflictos que el subgénero plantea.

Godzillamentable e inKONGruente

Hay cosas positivas, sin embargo; el villano, Scar King, aunque algo genérico, sí se ve como una amenaza real para los protagonistas. La relación y tensión entre Godzilla y Kong, o el camino de este último por adaptarse al nuevo mundo, es lo más cercano a la humanidad que interesa ver. Las secuencias de acción, aunque ilógicas (y que independiente de quién pelee, hace mostrar como que la mitad de la población mundial muere con cada pisada de los monstruos) son emocionantes y nos activan ese switch que nos hace volver a cada nueva entrega.

Es resguardarse en la pirotecnia para poder mantener el éxito a tope, porque aceptémoslo: son menos los que quieren ver a un Kong melancólico que aquellos que lo quieren ver dando chango-vergazos, mientras es narrado por las voces humanas más genéricas y obvias de la narrativa. Y Godzilla está en la ecuasión por su necesidad constante de pelea. No, no es broma, la iguana tiene un instinto natural de buscar pleito.

Ah, y Mothra volvió porque… sí. En un punto hubo una subtrama de una civilización perdida en la Tierra Hueca (concepto que le puede dar una embolia a cualquier físico) que intentó llegar a algo, pero solo fue una excusa para hacer avanzar la trama y ¿dar un mensaje ambiental? ¿Hablar de la familia o de la adaptación? ¿Respetar otras culturas? Lo único que sé es que son los cortes entre pelea y pelea.

No sé cómo nos deja esta entrega para una secuela, pero si de algo estoy seguro es que el cine genérico jamás morirá, como los nombres o criaturas míticas que lo componen. Una excusa para comer palomitas y emocionarse por acción y destrucción sin sentido.

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