LIBEREN A WLLY UN PROFUNDO MENSAJE A LAS NUEVAS GENERACIONES

LIBEREN A WLLY

UN PROFUNDO MENSAJE A LAS NUEVAS GENERACIONES

En 1993, la visión que se tenía de las ballenas Orcas dio un drástico e importante giro dentro de la industria cinematográfica; para muchos, como en mi caso, siendo niños aun; conservábamos la imagen que mostró Dino de Laurentiis sobre estos imponentes mamíferos marinos con su película Orca, la ballena asesina; poniéndolos como cazadores despiadados, humanizando sus instintos como si se trataran de asesinos seriales persiguiendo al hombre con sed de sangre y muerte; y no es que este mal poniendo la película, sino que ya se sabe que el comportamiento de estos animales está muy lejos de tener esas cualidades escalofriantes.

Sin embargo, Simon Wincer acertó de manera no convencional pero magistralmente cuando eligió a esta especie de cetáceos para una película que habla sobre la amistad, el encierro, las normas que se deben seguir dentro de un recinto al que no perteneces, cuando estas separado de tus seres queridos y cuando no vislumbras si quiera la esperanza de volver a verlos. Y con Liberen a Willy, se mostró la otra cara de las orcas, enfatizando que, siendo animales salvajes, imponentes y sumamente inteligentes, no debemos descuidarnos ante su desinteresada forma de acercarse a los seres humanos.

En la actualidad aún se sigue viendo cómo se incrementan las cifras de los niños y adolescentes que no tienen un hogar estable, que continúan desplazándose de un lugar a otro y luchan por encajar en una sociedad que los recrimina por su comportamiento soez y muchas veces salvaje. Es el profundo mensaje que transmite este filme, que a pesar de no contar con un elenco super estelar, tuvo un impacto significativo para su época; muchos de nosotros nos identificábamos con el joven Jesse cuando se topó accidentalmente con este majestuoso animal, que poco a poco lo condujo a un nuevo estado de consciencia y convivencia con sus padres adoptivos y, a querer y a aprender a hacer las cosas correctamente.

Obviamente una orca no es una mascota que se puede tener en un estanque en el patio de tu casa, pero para aquellos que no hemos tenido la oportunidad de estar cerca de estos hermosos animales; cuando veíamos Liberen a Willy sentíamos esa profunda emoción, pero también mezclados con impotencia, al ver como sufría cuando escuchaba los llamados de su familia en las cercanías del acuario donde estaba cautivo sin poder hacer nada. Irremediablemente la rabia y la tristeza se apoderan de uno al ver como algunas personas sin escrúpulos se valen de toda clase de artefactos y armas para capturarlos y, así satisfacer la ambición en un mercado que se ha creado a costa de estos ejemplares para mitigar la necesidad de entretenimiento, y que aun siendo excepcionalmente inteligentes quedan vulnerables ante tales acciones.

Esta película, aparte de transmitir un profundo mensaje social, pasó a la historia por recaudar más de 150 millones dólares en su año de estreno, cuando se invirtieron para su producción tan solo 20 millones; también fue la semilla para una segunda y tercera entrega, así como otras producciones relacionadas con la majestuosa ballena. Y dándole mayor relevancia a este drama de aventura, es el aporte musical que hizo el legendario Michel Jackson con su tema Will be you there?, el cual vino a agregar esa sustancia magnética y melancólica a las situaciones por las que tenía que pasar el protagonista interpretado por Jason James Richter y su compañero Willy (Keiko en la vida real).