undefined_peliplat

¿Qué es una pantomima? Mejor mira 'Burning' de Lee Chang Dong para saber la respuesta

Spoilers

POR JERÓNIMO CASCO

17 de MAYO del 2024, 12.23 PM | UTC-GMT -3

La vida, o más bien la ingenua ilusión de la felicidad por sobre todas las cosas, es una mentira que nos inventamos a nosotros mismos para poder sobrellevar la cruda realidad. Una pantomima tejida por los minúsculos destellos de alegría existentes en nuestra cotidianeidad. O por lo menos así nos lo quiere hacer entender el director surcoreano Lee Chang-dong con su reflexivo y metafísico thriller de misterio ‘Burning’, estrenado en cines un día como hoy hace seis años.

Descrita por su propio director como “la historia de un joven William Faulkner viviendo en un mundo construido por Haruki Murakami” (haciendo referencia al escritor predilecto del protagonista y la obra en la que se inspira la propia película), la trama sigue a Jong-su, un ingenuo y extremadamente introvertido aspirante a escritor que vive una vida monótona y aburrida trabajando en su hogar que también funciona como granja, hasta que se reencuentra con Hae-mi, una ex compañera de escuela que trabaja como animadora para una empresa de tecnología y que es el antónimo de lo que representa el protagonista: extrovertida, sociable y sumamente divertida.

Rápidamente establecen un inesperado y extraño vínculo afectivo que pone patas para arriba la misma existencia de Jong-su. Hae-mi lo hace parte de su vida como si alguna carta del destino haya sido divinamente escrita sólo para el, no pudiendo creer qué es lo que le está sucediendo. Pero existe una breve, casi efímera escena de la película casi al comienzo que resume no sólo todo lo que el protagonista está atravesando emocionalmente, sino que también se puede usar de metáfora para entender todo lo que va a atravesar durante el desarrollo de la historia, como si la misma quintaesencia de Murakami y Chang-dong se hubiesen eclipsado en el momento indicado.

En ella, Hae-Mi y Jong-Su se encuentran conversando en un restaurante local de Seúl tras el reencuentro, y Hae-Mi imita el hecho de estar abriendo una mandarina para comerla, a lo que Jong-Su, que se encuentra observando la situación con mucha calma le pregunta si quiere ser actriz. Ella le responde que sólo lo hace para divertirse y que piensa que cualquiera puede ser actriz. Pero es en el sentido y mensaje de la escena que se encuentra escondido, como si fuera a su vez una pantomima (y estemos hablando de capas casi infinitas de disfraz), lo que refleja esta obra maestra.

La realidad no es más que una construcción mental. Hae-Mi puede comer mandarinas cuando ella lo desee porque de esa manera lo crea en su cabeza. Entonces, ¿se puede decir que Jong-Su cree estar hablando con alguien más en ese restaurante? ¿Habrá inventado todo? Esto se refuerza con tres situaciones clave que se dan posteriormente y reflejan la ambigüedad de la historia (y también del personaje): la primera es cuando después de haber establecido una cierta confianza entre ambos ella le pide si puede darle de comer a su gato ya que se irá de viaje a África, pero en las repetidas ocasiones que va a su departamento no ve a ningún gato, a pesar de que el plato siempre esta vacío al llegar.

La segunda - y quizás más importante- se da cuando Jong-Su va al aeropuerto a buscar a Hae-Mi tras el viaje pero se encuentra con la sorpresa de que en el viaje ella conoció a Ben (inquietante Steven Yeun), un joven millonario que no hace nada de su vida más que desperdiciar dinero, juntarse con sus amigos, pasear en coches lujosos y refregarle en la cara a los demás el hecho de que su pasar económico está asegurado. ¿Quién es este hombre y porqué Hae-Mi se lo presenta? Al principio las dudas sobre la figura de Ben son algo difusas en la cabeza de Jong-Su, conformando una especie de trío en donde lo carnal no surge efecto pero si lo psicológico, y es en un momentod donde todo cambia para Jong-Su: tras encontrarse los tres extasiados por los efectos de la marihuana en la casa del joven escritor, Ben le revela que su pasatiempo es quemar invernaderos. Esto refleja la condición avasallante y destructiva que el millonario tiene para con los demás, y la fragilidad contemplativa de Jong-Su al no entender la metáfora que le propone el (podría decirse) villano de la historia.

Jong-Su no logra ver ningún invernadero cercano a su hogar quemado (algo que Ben le comentó que iba a hacer luego de esa visita a su hogar) pero también se da el quiebre tanto en el tono como en el propio argumento inicial de la película: Hae-Mi desaparece sin rastro alguno. En un acto desesperado por intentar saber que fue lo que le sucedió a la joven se somete a la idea de que Ben tiene algo que ver al respecto. Como si fuera de propio de un universo hitchockiano el realizador Chang-Dong nos habla sobre las inseguridades y miedos de una porción de la sociedad surcoreana al poner a Jong-Su como un joven James Stewart en búsqueda de la verdad.

Pero, ¿que quiere creer el personaje? Su vida se reduce a correr en contra del tiempo para poder seguir con la idealización de Hae-Mi como sostén de su vida. Ella no está, las razones son inciertas, la sospecha crece, no importa su trabajo ni el hecho de que su padre haya sido condenado a prisión y su apaciguado temperamento está a punto de mutarse para explotar en cualquier momento. ¿Cuál es el punto del drama? La vida, o mejor dicho la ilusión de la felicidad, es una mentira.


LEE MÁS RELACIONADO:


Si te gustó este artículo recordar darle 👉 ME GUSTA, ponerlo en tus FAVORITOS, COMENTAR 🗣️ , y SEGUIRNOS para más contenido de cine y series 📽️

Más populares
Más recientes

No hay comentarios,

¡sé la primera persona en comentar!

13
0
0