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Siempre es lo mismo, Tía.

Hace dias atrás, mi madre me contó una historia que me dejó impactada. La historia va así, mi abuelo se casa con mi abuela, y ambos tienen sus respectivos hermanos. La hermana de mi abuelo tiene un romance con el hermano de mi abuela. Mi madre me dijo algo que me hizo erizar la piel: cuando iban a estar juntos, después de una llamada, el hermano de tu abuelo cae muerto al suelo. Sentí como si estuviera viendo a Emma, interpretada por Anne Hathaway cuando muere al final de la película: Siempre El Mismo Día. Una llamada, fue el inicio del final de la historia de amor.

Mi tía abuela es amante de la literatura, estudió letras pero abandonó para cuidar a sus hijas y trabajar como secretaria en una universidad privada. Recuerdo que cuando íbamos a su casa había un estante de libros de poemas. Otro punto de conexión entre Emma y mi Tía abuela es que ambas se relacionan con el mundo de la literatura y que ambas tienen un trabajo estable pero rutinario. Por otro lado, el hermano de mi abuelo trabajaba como camionero y con el tiempo se casa, y forma su familia.

Lo que más me llama la atención de la historia de mi tía abuela con la película “One Day” es que ambas tienen parejas complicadas, en el caso de mi familiar uno era alcohólico, le gustaba los juegos de casino, y nunca se comprometía con mi tía abuela. Y lo que más me llamó la atención es que en el velorio de mi abuelo, mi tía se encuentra con su ex amor y se esconde como si tuviera vergüenza de verlo nuevamente. Ambos intentaron rehacer sus vidas, seguir sus caminos pero en las fiestas familiares siempre se repetía el mismo día.

Mi mamá también me dijo que : mi tía se emocionaba cada vez que lo veía. Ellos se amaban, pero por una extraña razón la vida siempre los separaba. La historia de Dexter y Emma es un reflejo de la realidad, de aquellos amores que nos encuentran, pero no están destinados a ser.

Hago hincapié que estos hechos ocurrieron en los años ochenta cuando no existía el boom del internet, y cada encuentro se daba gracias a cartas, telegramas o largas llamadas por teléfonos públicos. Cuando mi mamá me cuenta esta historia mi cabeza retoma imágenes de la película y de la vida misma.

Yo también tuve mi One Day, cuando conocí a Jorge en la facultad. Fuimos amigos, después novios y después no nos vimos un tiempo. Un día soleado de octubre nos volvimos a encontrar en una esquina. El iba en bicicleta y yo caminando. Pactamos en vernos nuevamente, y así fue. Solo que cambiamos, y cada uno se reclamaba cosas que ya no tenían solución. Siempre la misma historia, siempre el mismo bucle.

“One Day” es una película muy recomendada que toma matices de la realidad y no romantiza las relaciones humanas, sino que nos muestra que no siempre estamos destinados a ser.

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