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EL REINO ANIMAL EN EL CINE

EL REINO ANIMAL Y EL REINO DEL CINE

La historia del cine está repleta de personajes del mundo animal. Desde los gigantescos dinosaurios de Jurassic Park hasta el mundo pequeño de las hormigas de Antz.

Grandes, pequeños, reales o mitológicos, tiernos, temibles, agresivos o apapachadores, aéreos, terrestres, marinos y ultraterrenos.

También los hay extraterrestres y hasta interdimensionales. Hay animales tan pequeños que ni siquiera son visibles y otros tan gigantescos al lado de los cuales parecemos pulgas. Animales que hablan y otros que son casi telépatas. Animales con piel, escamas, plumas o todo junto.

Animales que son la cruza entre dos especies o más. Animales que han sido creados por los dioses. Otros nacen de la experimentación en laboratorios. Animales que nos llenan la vida de amor y otros que nos hacen temer por nuestras vidas.

Animales sabios como la tortuga Oogway y otros como Burro, el compañero de viajes de Shrek, son un poco tontorrones. Animales que invitan al festejo y la vida liviana como Timón y Pumba y otros que nos compelen a ser responsables y juiciosos al estilo del Maestro Shifu en Kung Fu Panda. Animales humanizados y humanos animalizados. Babe, el chanchito valiente o las ardillas Chip & Dale, Bolt, el perro fuera de serie y tantos otros.

Los animales y los humanos convivimos en mundos reales y de fantasía. Y hay algunas especies que contienen elementos de ambos mundos.

Los animales son parte esencial de la historia del cine, desde Hollywood al mundo y viceversa.

Incluso en las historias del universo de Harry Potter en donde abundan toda clase de criaturas animales maravillosas y hasta tenemos las películas Animales Fantásticos en donde se nos presentan toda una gama de animales inimaginables.

Disney es y ha sido por excelencia, la fuente de una buena cantidad de animales para el mundo de las pantallas. Comenzando obviamente por el ratón Mickey, que se convirtió con el tiempo en uno de los isologos más icónicos y reconocibles del mundo entero.

Y luego tenemos a las criaturas que surgen de la imaginación de sus autores y que no sabemos bien en donde encasillar. Hay animales naturalmente amigos de humanos y otros que en principio le son hostiles. Otros, totalmente indiferentes.

Animales simpáticos y divertidos y otros gruñones y malolientes.

Pero centrémonos en el sentido profundo de porque los humanos han escrito cuentos e historias, desde tiempos inmemoriales acerca de animales.

LA METÁFORA PERFECTA

Podríamos comenzar con el concepto de la metáfora que es la base de las fábulas, La zorra y las uvas, La liebre y la tortuga y tantas otras.

Las más conocidas son de Esopo que vivió en la época antigua de Grecia hace aproximadamente 600 años antes de Cristo y fue tan conocido que se dice que hasta Sócrates citaba sus fábulas como enseñanza.

La intención de esta forma de relato era enseñar y moralizar sobre determinados tópicos que sirvieran de enseñanza para el pueblo a través de la narrativa (lo que hoy llamamos con términos anglosajones: “storytelling”)

¿Y por qué es esto? ¿Por qué narrar cuestiones humanas a través de animales?

Nuestra psiquis es negadora por excelencia y cuando algo le produce miedo, rechazo o toca una fibra demasiado sensible, simplemente la niega, la desconoce o directamente la rechaza. Por ello, al mostrar una debilidad, defecto o inconveniencia a través de un personaje como un animal, podemos aceptar la idea sin que nos duela.

Es una cuestión humana: aceptar algo cuando no siente que se está hablando de sí mismo en forma directa. Y esto aplica tanto para lo individual como en lo colectivo. Porque es más fácil y digerible comprender un concepto que esta justamente metaforizado, es decir que nos enfrenta directamente sino en forma transversal. Con el ejemplo anterior vemos que La liebre y la tortuga nos enseña que no siempre llega antes el más rápido sino el más persistente.

Pero si le decimos eso a una persona en particular, en un momento dado, en forma directa a alguien puede que lo tome a mal. Más aún en niñas y niños pequeños o incluso también en adultos. Pero si en cambio, hablamos de animales la idea entra en nosotros sin que nos sintamos afectados en forma directa.

Ese es el principio de toda fábula y es por ello que una buena cantidad de autoras y autores de todo el mundo han utilizado al reino animal para entregar ideas en forma de relato o cuento que nos ayuden a crecer o que nos enseñen determinada cosa.

Así pues, los animales, según su naturaleza básica instintiva nos enfrentan a esa condición y nos muestran de una forma simplificada, su acción en su propio medio que nos sirve a la vez para entender como esa característica se expresa en el nuestro.

Por ejemplo un tigre, felino poderoso y fuente de muchas historias. Es naturalmente un depredador ápex, es decir que está en la cima de la cadena alimentaria, nos habla de alguien con poder.

Un “tigre” puede ser una persona sigilosa pero fuerte, artera, feroz y sanguinaria, luchadora, inteligente y ágil, una criatura que se camufla con su entorno y caza de un golpe certero como lo hace un vendedor, un mercenario o un político hambriento de poder. Puede a la vez ser hermoso, elegante y majestuoso y a la vez artero, traicionero y mortal.

Su rugido y porte se puede asociar a la presencia dominante, a la sexualidad, al encanto y al respeto que impone sobre los otros. Sandokán: El Tigre de la Malasia de Emilio Salgari o Tigress de Kung Fu Panda. Y por ejemplo, no es casual que identifiquemos al boxeador Rocky con una canción que se llama “El ojo del tigre” (The eye of the tiger). Y todo esto basado en las características de este portentoso animal.

SENSIBILIDADES ANIMALES

Los animales nos conectan a su vez con determinadas sensibilidades que habitan nuestro interior. Y muchas veces -en la vida real- nos hacen paradójicamente más humanos.

En los mundos de fantasía, los animales y criaturas híbridas (mitad humanos y mitad animales) ocupan un lugar preponderante. Las especies consagradas por largo tiempo que devienen de antiguas mitologías nos presentan a Faunos, Sirenas, Unicornios, Pegasos, Krakens, Fénix y por supuesto Dragones.

La idea central de cada arquetipo animal responde a su impronta en la naturaleza. Así el león es interpretado como el rey (El rey león) y de hecho, figura en los escudos nacionales de algunos países y en sus tradiciones fundacionales.

Pero detengámonos un momento en este punto. ¿Por qué nos basamos en animales para expresar ideas humanas? Es posible observar que cada criatura tiene un rasgo dominante. A veces incluso más. Y lo más notorio es que eso es con lo que nos identificamos a la hora de elegir un animal favorito o la clásica pregunta ¿En qué animal te gustaría convertirte? Si una persona elige por ejemplo a un halcón, está claro que valida en su interior la libertad, la velocidad, la independencia y las características intrínsecas de las aves rapaces. Incluso aunque no todas sean iguales, hay un condimento común. Pero está claro que es el águila o el cóndor a quien llamamos el rey de los cielos, incluso cuando tal título no existe en el mundo animal. Si la persona se hubiese identificado entonces con el águila, además de los atributos parecidos a los del halcón, es que quiere incluir alguna clase de poder sobre el resto justamente por la metáfora de el “rey de los cielos”.

Si en cambio prefiere un búho, quizás su eje o foco esté en un aspecto más filosófico o trascendente. El búho y la lechuza se ha identificado con la diosa Atenea ya que parece no dormir, ver de noche y puede girar la cabeza 180 grados dando la sensación de que “todo lo ve”. Así pues, vemos que con tres aves rapaces podemos subdividir en aspectos específicos e intrínsecos de cada arquetipo y que refiere a una particular forma de ver la realidad o mejor dicho: su símbolo.

Estas mínimas reflexiones nos sirven para entender porque los animales han sido y seguirán siéndolo por siempre una fuente inagotable de personajes para las pantallas.

Por de pronto sigamos disfrutando de su presencia y su compañía. Y quizás, en un mundo secreto, todos nos podamos sentir, un pez, un leopardo, un mastín o un gorila. ¿Y quién sabe? Tal vez en otra vida o en otra dimensión nos convirtamos en uno …

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