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'Happy Feet': dos historias, muchos pingüinos

Luego del sinfín de películas animadas que hay, cuando me preguntan “¿cuál es tu favorita?" salto de inmediato a Happy Feet. ¿Por su música? ¿Por su animación? ¿Porque los pingüinos son mis animales favoritos? La respuesta es un poco más compleja que eso…

Sinopsis

Happy Feet (con los subtítulos Rompiendo el hielo en España y El Pingüino en Latinoamérica) narra la vida de Mumble, un pingüino emperador que se enfrenta a un problema desde su nacimiento. En la sociedad de pingüinos, el canto es junto a la pesca, el elemento más importante en la cultura. Cantar es su presentación e invitación al apareo, usando la canción del corazón. El conflicto inicia por un descuido del padre de Mumble cuando todavía era un huevo —cualquier alteración del huevo puede llevar a repercusiones en el pingüino al crecer—, que concluye con Mumble careciendo de la habilidad de cantar, pero adquiere una nueva: bailar.

Happy Feet - CHIFF
Mumble durante su nacimiento

Surgen dos conflictos: Mumble es el único pingüino que no sabe cantar, y es el único que realiza esta ‘gracia’, o sea, bailar (que para los demás, no está tan bien visto). Sufre el rechazo incluso de su propio padre, y para colmo, se enamora de la pingüina con la voz más melodiosa dentro de todo el grupo: Gloria. Gloria podría parecer la única amiga de Mumble, pero conforme pasa el tiempo, surge una tensión entre ellos por sus destinos tan dispares, haciendo que se separen. Es más, Mumble se aleja de su grupo para comenzar un viaje de peregrinación en busca de su verdadero motivo de vida.

El ‘otro’ conflicto

Podemos ver la sinopsis como “la típica película para niños que enseña a valorarse a sí mismo”, pero lo curioso es su trama paralela, que inicia con un percance en la infancia del protagonista, cuando es acosado por un grupo de págalos que intentan devorarlo. Mumble, usando su ingenio, logra escapar casi de milagro, pero da con una pista que sería vital para el resto de la cinta: una de las aves tenía una banda amarilla en su pata, que según ella, fue puesta por ‘alienígenas’. Seres gigantes diferentes a lo que sea que ellos hayan visto.

Humanos. La cinta da a entender que los alienígenas son humanos, y si bien es muy obvio para nosotros, para el joven pingüino es sinónimo de curiosidad, que va de la mano con la subtrama de la película: la escases de alimentos desde hace unas temporadas.

Lovelace (Amoroso)

Más adelante, ya en su adultez joven, Mumble conoce a un grupo de pingüinos de Adelia llamados ‘Los Amigos’, quienes se encariñan con él, y no les importa en lo absoluto su condición de bailarín; es más, hasta lo ven como algo positivo, y lo llevan a hablar con Lovelace (Amoroso, en español), un pingüino penacho amarillo que fue “bendecido por los dioses”. En realidad, Lovelace solo tiene un plástico de six-pack atorado en el cuello, y cree que esto es una señal de los dioses para hacerlo una especie de gurú entre sus pares.

El resto de la cinta se compone de Mumble resolviendo estas dos tramas: la correlación que hay entre los alienígenas y la escasez de peces, y su lucha interna para encajar dentro de su sociedad, llevándolo más lejos de lo que cualquier pingüino ha llegado.

Temas

La película toca dos temas: aceptación y naturaleza. No podemos alterar lo que somos ni donde estamos. Sea la imposibilidad de Mumble para cantar, cubierta por su baile que infecta a la juventud pingüina (con los ancianos líderes oponiéndose a esta práctica), o los debates más o menos moralistas de la pesca en exceso, la cual afecta a poblaciones animales.

Muchos toman esta película como un mártir que trata demasiado un tema tan obvio, pero para mí, es una mezcla perfecta del objetivo de vida que puede llegar a tener cada quien en su cruzada. Vemos a un protagonista que escapa de las garras de la muerte casi por mera casualidad cuando es todavía un infante, y que se aventura al peligro sin saber si habrá resultados, solo por el deseo de ayudar a aquellos que lo humillaron e insultaron. Una descripción propia de lo que es un ‘héroe’.

Los bebés en sus clases de canto

Aquí convergen una serie de caminos o ‘enseñanzas’ que pueden parecer muy simplistas, pero que en un conjunto, nos demuestran que esta película puede llegar a ser más compleja de lo que se cree.

  • El valor de ser uno mismo, aceptar defectos y discapacidades, sabiéndolas aprovechar.
  • Aceptación de tus pares, como lo es el caso de Los Amigos, representando un grupo de apoyo y las subculturas en las que cualquiera puede encajar (deportes, artes, ciencias, entretenimiento).
  • Los cambios naturales y la intervención del hombre dentro de los ecosistemas mundiales.
  • La lucha por el conocimiento, para superar estancamientos generacionales, y así evolucionar la sociedad en conjunto.

Conclusión

Pingüinos. Acabamos de ver una película de pingüinos bailando y cantando, y de repente estamos frente a un manifiesto de evolución, progreso y conciencia ambiental. Y ojo, que ni siquiera hemos tocado el tema de la música o las coreografías, o de las actuaciones de voz de figuras como Nicole Kidman, Hugh Jackman, Elijah Wood, Brittany Murphy, Hugo Weaving y el multifacético Robin Williams, o del igualmente excelente trabajo de doblaje que se le hizo. Ya viene siendo percepción del público el apreciar el resto de la película por su cuenta, y es por esa razón que se trató de mantener todo libre de spoilers.

Dinner and a movie:

Como curiosidad, esta película ganó el Oscar a Mejor Película Animada en 2006, siendo considerado uno de los años más flojos en cuanto a animación (compitiendo frente a Cars de Pixar, y Monster House de Sony), para que un año después, al Pixar ganar el premio con Ratatouille, colocara en un cartel poscréditos alegando que la película fue hecha con animación digital, en vez de recurrir a la captura de movimiento que usó Happy Feet para las coreografías de los pingüinos. ¿Mal perdedor? Quizá, pero eso no quita el mérito de la obra de George Miller. Así es, el mismo sujeto que nos dio la brutal saga de Mad Max también nos da una historia de pingüinos bailarines… qué cosas, ¿no? (como si un cerdito que habla no fuese suficiente).

Si bien esta película ha generado el rechazo de muchos, invito a verla una vez más, ya con una mente un poco más actualizada, y que se pueda disfrutar de los diversos matices que ofrece. Seguro que más de uno logrará simpatizar y decir “hey, esto no es tan malo como recuerdo”. Existen miles de películas de ‘ámate a ti mismo’, pero para mí, Happy Feet es esa extraña mezcla de aprendizaje, conciencia y entretenimiento que logra dar justo en el blanco.

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