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El Bardot inmortal, versión zoo

Hay o debe haber una especie de mesa redonda en Disney cuando una película llega a cierta edad, esto es para observar si su camino ha estado limpio y si ha superado el paso del tiempo. Igualmente si quizás es buena candidata para el temido Live-Action de la empresa del Ratón, que no deja de ser una señal de sequía creativa. Esa mesa redonda, ese quórum, se llevó a cabo previo a 2019 para llevar bajo el concepto de una nueva entrega visual a través de lo digital, los personajes animados del más querido film de los años 1990: Hamlet. Si riase, pero es verdad. Puede que ya hoy día, pocas almas no sepan que ese coloso de 1994 basado en el Solus rex de la selva africana, no sea el drama de venganza, amor, comicidad, resilencia y triunfo (con menos muertos o si se quiere menos densidad dramática) que es la obra de Shakespeare escrita justo entre Julio Cesar y Torilio y Cresida, teniendo más allá a obras como Otelo, Rey Lear y Macbeth. Shakespeare fue como autor lo que fue Ford con su compañia: Una fabricación de éxitos en cadena. Está nueva versión no falló en traer las emociones de la versión original más con el tinte de realidad de la Inteligencia Artificial (negado su uso, pero no del todo, digamos esto entre lineas) para el tratamiento de los paisajes y animales le otorgaron a esta, el honrroso parecido a los documentales de otrora del canal de televisión National Geographic. Aquellos que igualmente dotados de un necesario buen sonido, te acercaban a la cuna del mundo sin temer por tu vida. Sin hacer cortes drásticos de personajes como le sucedió a otras de las películas de la empresa animada, El Rey León dió lo que se esperaba y llegó a todas las audiencias que frente a este cambio de siglo y gustos buscan, unas aferrarse a lo que fue y otras pedir algo tan nuevo, como ellos piensan que son, al mundo actual. El Honor rescatado por un hijo dolido por la muerte del padre bien amado, el desastre que trajo esa muerte a su territorio y hogar, la necesaria presencia para la vida de nuestro protagonista, de aquellos que le apoyan en su causa y ayudan a recuperar lo propio, de las manos de un tirano que comparte su misma sangre, pero todo ello logrado a través de sentir el llamado de ese padre que le pide valor para realizar esa lucha, se tradujo igual o quizás mejor, en esta entrega del 2019 y justo a tiempo, para que estuviera disponible en la plataforma de la empresa que no veía y confiaba en el profit de la misma, si no hubiera llegado en 2020, una hecatombe mundial a nivel sanitaria, la cual no mencionaré. Pero sin duda apta para ese momento de la humanidad, recordar nuevamente bajo la apariencia de una producción infantil, lo importante de el orden en el caos, del rescate que podemos hacer de otros y de nosotros mismos a través de nuestras acciones. Shakespeare nutrido por Estoicismo y sus figuras de la Grecia más cumbre, da a sus escritos perdurabilidad y belleza, que siempre hallarán la metamorfosis ideal para llegar a los sentidos y razonamiento del hombre. Es verdaderamente: El Ciclo sin Fin.

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