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Un BAFICI a puro rock

¡Hola peliplaters! Gracias a mi participación en esta plataforma fui invitada a disfrutar de la edición nº25 del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) durante su último fin de semana y aquí vengo a contarles un poco sobre esa experiencia.

Noticias: BAFICI 2024: Anunciaron toda la programación - Otros Cines

Si la analizamos etimológicamente la palabra festival viene de festivo, de fiesta. ¿Qué es una fiesta? Una reunión de mucha gente para celebrar algo o alguien. En este caso, una reunión para celebrar los 25 años de este gran evento y de paso defenderlo contra todo ataque coyuntural; procurando sostener su desarrollo a futuro y su rol de vital importancia para nuestra cultura.

Teniendo en mente la premisa que sostiene que el cine es la memoria histórica de un país, sin querer queriendo terminé eligiendo dentro de la amplia grilla del festival 4 documentales y una charla-debate presencial sobre el rock nacional y su impacto en nuestro adn emocional. Procedo a enumerarlas en el mismo orden en que las vi:

1)

Este es un documental sumamente novedoso sobre la relación del artista rosarino Fito Páez con la república de Cuba y cómo fue variando a través de los años y de acuerdo a los sucesos históricos que iban aconteciendo en ambos países.

Lo bueno de los festivales es que suelen estar lxs directores y productores de las obras que allí se presentan y prestarse al diálogo con el público y contestar cualquier duda, inquietud o pregunta que pudiera surgir. En este caso, fuimos lo suficientemente afortunados de contar con la presencia del director Juan Pin Villar el día de la proyección. Otra gran ventaja por sobre el streaming es que en un festival el espectador está obligado a acercarse hasta la sala, IR al cine a ver una película y encontrarse a una misma por el tiempo que dure absorta en esa experiencia junto a muchísimas otras personas. No es una experiencia individual a puertas cerradas, es un acto colectivo y eso también es lo que hay que defender.

Si el cine es el soporte artificial de la memoria de un país, La Habana de Fito lo es para dos países en simultáneo. El film se divide en 3 modos de narración distintos, por un lado vemos una entrevista muy descontracturada entre el director y el protagonista hablando en una maravillosa terraza, por otro vemos entrevistas ancladas en el presente que repasan y reflexionan sobre la figura de Fito y su relación con la cultura cubana y, por último, el director va intercalando imágenes de archivo que funcionan a modo de flashback e ilustran aquello sobre lo que están conversando los entrevistados. La película también cuenta con los testimonios de Pablo Milanés, Cecilia Roth y Wendy Guerra, entre otros.

La revolución según Fito puede ser de a una sola persona, llevarla por un camino inusual. Por ejemplo, cuando el en el 76 supo que iba a ser músico viendo a Charly García en un teatro de Rosario, o cuando de chiquita vi Escuela de Rock y aprendí que un buen show de rock puede cambiar el mundo.

No es una biografía, es una obra profundamente atravesada por la sensibilidad e historia conjunta. La biografía de Fito está ahí, en su música y en su eterna búsqueda de deconstrucción estética. Que hable de sí mismo puede ser egocéntrico, por eso el director lo reconstruye desde la voz de otros. Cómo los demás ven a Fito, qué significa para la historia del rock en español y cómo la marcó para siempre es el punto clave de esta obra. Lo que ocurre gravita sobre el hecho en sí mismo pero también sobre las personas que lo vivieron. Te amamos Fito, gracias por ser un pisciano sobrepasado de sentimientos y acompañarnos toda la vida ❤️‍🩹

2)

José Luis García tenía 22 años cuando su amigo y mentor Rodrigo Espina lo mandó a cubrir el último show de Sumo -estadio Obras Sanitarias, octubre de 1986- con una única consigna: “vos seguilo a Luca”. Y eso hizo, gracias a Dios (o la entidad superadora y reguladora del rock and roll que ustedes deseen).

Esta obra ofició como clausura del BAFICI, está catalogada como patrimonio cultural y fue pensada con el único objetivo de ser difundida sin fines de lucro, ya que captura una experiencia artística histórica e irrepetible. Es un documento antropológico, un registro o testimonio de una suerte de happening porteño llamado SUMO que transformó nuestra forma de hacer, entender y consumir música para siempre. La música es el patrimonio de nuestra historia y éste es el patrimonio (y la celebración más sensible y dulce) de parte de esa música.

Más que un documental, Fuck you! El último show es una película. Tiene decisiones de montaje maravillosas y una forma circular de contar la historia: arranca y termina de la misma manera. Otra sabia decisión fue mantener este material alejado de cualquier contaminación del presente, ya fuese mediante entrevistas o imágenes de sus locaciones revisitadas actualmente. Es un viaje en el tiempo y un registro de un momento efímero que por suerte se conservó y ahora lo podemos disfrutar las nuevas generaciones que no fuimos contemporáneas a ese ser aurático, magnético y misterioso llamado Luca Prodan.

“Y bueno, esta noche el show es un show al revés. A mí se me dio vuelta la vida. También es un show dedicado al amor y a que la gente se respete uno al otro, ¿Ok? Y entonces, por esa gran razón es un show al revés. El primer tema es lo que le dijo Borges al punk en el tren de Londres” profesaba Luca antes de empezar la presentación de su último disco After Chabon.

El estilo de García se ve en cómo ordena las secuencias, allí está lo gestual y distintivo. Esta película te absorbe, es una experiencia inmersiva en la que el público, tanto del show como el del cine, es la cuarta pared que cada tanto rompe en aplausos, llantos, risas y gritos de alegría. Además, alguien entre el público destacó cómo coinciden el climax del recital con el climax del backstage, gracias al recorrido no lineal en el que se presentan de manera intercalada escenas íntimas con la performance del grupo arriba del escenario.

Si bien quien grabó y planteó la narrativa del film fue su director, el día del recital el que dirigía y guiaba la cámara era Luca, no García. Pese a no tener una relación de amistad como con Espina, el director y el protagonista ya se conocían de antes. Luca caía cada tanto en el Parakultural (centro del under porteño muy importante durante la década del 80) y una vez vio un corto de José Luis García a quien se acercó y le dijo “no entiendo nada pero está re fucking bien filmado”. Tiempo después, sería quien registrara su último show antes de morir y convertirse en leyenda del post-punk nacional. Gracias Luca, fuiste el italiano más argentino de la historia.

Además del estreno, también pude asistir a una charla con el director y los productores. ¡Gracias Peliplat!

3)

Para el estreno de esta obra no solo contamos con la presencia de sus directores en la sala sino que se hicieron presentes todos los actores involucrados en su producción y, como si faltara algo, hubo una presentación de música en vivo antes de empezar con la proyección. Otra ventaja para la experiencia única de un festival de cine, imposible de reemplazar por cualquier plataforma de streaming.

El film relata de manera lineal la carrera y trayectoria de un personaje importante dentro de la cultura argentina como fue Jorge Pistocchi. Este hombre, para mí desconocido hasta entonces y figura de fascinación después, fue la mente brillante creativa detrás de buena parte de las revistas de rock de los años 70 en adelante. Principalmente El Expreso Imaginario, una publicación mensual que desafió los límites de lo posible durante la última dictadura militar y a su vez hizo temblar al status quo de la época. Una publicación valiente y vanguardista, en un contexto en el que ser joven y sensible era una sentencia a muerte.

Los que tengan algo que aportar, escriban. El movimiento se demuestra andando y hoy ser joven no tiene perdón. - Jorge Pistocchi.

Pero Pistocchi no solo impulsó El Expreso Imaginario desde una oficina diminuta escondida en un estudio de abogacía, también formó parte de Pelo, Mordisco, Zaff! y Pan Caliente. Ésta última coincidió con el advenimiento de la democracia y operó como impulsora de un festival autogestivo y de gran impacto para la época.

No conforme con su impresionante y revolucionario curriculum, también fue el cerebro detrás del éxito de la Bond Street durante los 90 e impulsó la recuperación de fábricas para convertirlas en cooperativas durante esta misma década. Este documental no solo nos muestra cuánto de nuestra historia le debemos a este hombre y sus creaciones, sino que también deja muy en claro cómo el contexto económico, social y político impacta directamente en la sensibilidad de un país.

Y por último, last but not least:

4)

Este registro audiovisual del último show de Sui Generis en el Luna Park en 1975 es una pieza histórica que fue recuperada de casualidad. De hecho, en la grilla del festival figuraba bajo la categoría de “rescates”, porque exactamente eso es lo que sucedió. Este feliz hallazgo me hizo pensar, por un lado, en la necesidad imperiosa de tener una videoteca nacional con un equipo de conservación que se dedique al cuidado y restauración de maravillas como este documental y, por el otro, en lo glorioso y multifacético que puede ser nuestro rock.

Si bien no fue de mis favoritas, es importante entender que films como este DEBEN pasar a formar parte de un patrimonio cultural y tener la mayor difusión posible porque funcionan como un registro de época. Fuera de toda mirada nostálgica o romántica sobre la tensión ambivalente entre la dulzura de Nito y las ganas de romper todo que tenía Charly, Adiós Sui Generis es la captura de aquello que se sabía efímero. Las últimas presentaciones en vivo de esta banda folk porteña y los últimos vestigios de la vida en democracia.

Así como ese Luna Park fue un refugio o una bocanada de aire fresco para la juventud de la época, la clausura del BAFICI con la proyección de esta pieza audiovisual rescatada fue un alivio y un abrazo colectivo entre todos los presentes preocupados por el devenir de nuestro arte e identidad nacional. Dicha proyección y encuentro se dio ni más ni menos que en la sala Leonardo Favio del Cine Gaumont.

Aguante nuestra cultura y aguante nuestro país como generador infinito de rock y rebelión, que nadie nos haga creer que todo esto no vale nada ❤️‍🩹.

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