Un recorrido por la edición número 25 del Bafici

Largas filas, salas colmadas, estrenos y reestrenos de cortometrajes, películas y documentales. El festival Bafici cumplió su aniversario número 25 y se desarrolló en un contexto muy particular.

El desfinanciamiento y la paralización del INCAA ocurrieron en medio del desarrollo del evento que transcurrió en sus diferentes sedes: la Sala Lugones en el Teatro San Martín, el Cinépolis de Plaza Houssay, el cine Cacodelphia, El Cultural San Martín, el Museo del Cine”Pablo Ducrós Hicken” y el Cine Gaumont. Este último fue cercado y se había anunciado que solo estaría abierto para las funciones del festival.

Frente a todo esto, diferentes cineastas se pronunciaron y hasta debatieron acerca del futuro del cine argentino. Charlas y aperturas y clausuras de funciones dieron cuenta de esta situación. Ya de por sí gran parte de la programación no hubiera sido posible sin la ayuda del INCAA.

Fue en este contexto que pude ver diferentes obras. Curiosamente, la mayoría fueron documentales. No sé si se tratará de una decisión tomada desde los directivos o de un fenómeno de época en el cine independiente. Tal vez haya más intención en hacer foco en historias que ya transcurren, en vez de crear ficciones (en ambos casos, el mérito es igual de grande).

Sea como sea, mi recorrido por el festival comenzó con Motochorros, un mediometraje de Luis Hitoshi Díaz que retrata tanto la obra de la banda homónima como una reflexión en torno al punk. Mediante material de archivo, filmaciones de grabaciones y conciertos y entrevistas, el director contruye una cinta merecedora de la etiqueta “punk”.

Al día siguiente, pude asistir a una charla especial en torno al documental Después de un buen día de Néstor Frenkel. Allí estuvieron presentes tanto el director como protagonistas de la cinta, quienes hablaron de forma amena sobre un proyecto que involucró mucho amor.

De alguna forma la charla continuó cuando junto con algunos fans de la obra de Frenkel como de la pelicula Un buen dia, fuimos a merendar con Quique Torres a la Giralda. Los churros, el café, las medialunas y el chocolate se mezclaron con la voz de un guionista que vivió mucho. Tanto que ni el documental que le dio voz alcanzó para las historias que relató en la reunión.

El domingo 21 fue el momento de ver dicho documental. Y la experiencia que se vivió fue una particular y colectiva. La sala se colmó de risas, de aplausos y de frases icónicas de la cinta original. Fue como si lo que ocurría detrás de la pantalla se hubiese unido al público que lo veía en una especie de rito.

En ese contexto, tuve la posibilidad de hacerle una nota a su director, Néstor Frenkel, gracias a su predisposición, al espacio del Teatro San Martín organizado por el equipo del Bafici y a la enorme ayuda proporcuonada por Peliplat.

Mavita llena eres de gracia se estrenó en el Gaumont el lunes 22. Dirigida por Candela Vetrano, es una cinta que busca retratar la vida de su abuela y de toda una historia familiar marcada por la tragedia. Es un documental casero en donde la memoria y el amor se entrecruzan.

A la función asistieron celebridades como Lali Espósito, periodistas como Pedro Rosemblat y figuras mediáticas como Rechimuzzi. Pero también la misma familia de Vetrano, incluyendo a Mavita, quien fue ovacionada por todo un público.

El jueves 25 fue día de doble función. Dos documentales, pero de dos temáticas muy diferentes y de distintas épocas y espacios: Uncropped y Adiós Sui Generis.

El primero es a la vez un retrato de la vida de James Hamilton, un fotoperiodista neoyorquino que comenzó su trabajo en los años setenta y una reflexión en torno al periodismo.

Es una obra de una dirección y una edición cuidada, lo cual le da un ritmo dinámico a una historia que visibiliza merecidamente la obra de Hamilton. Logra sumergir a uno en el clima vibrante de la cultura neoyorquina de aquel entonces.

Respecto al segundo, fue una función especial. Bebe Kamin, director de la película, y Nito Mestre, integrante de Sui Generis, estuvieron presentes en una sala repleta en el Gaumont con una audiencia de todas las edades.

Por más de una hora el tiempo y el espacio se diluyó y la sala Leonardo Favio en el 2024 se transformó en el Luna Park de 1975. La gente cantaba los temas y aplaudía al final de cada uno de ellos como si estuvieran en el concierto de aquel momento. La función terminó con una enorme ovación hacia las figuras icónicas que participaron de la película.

Otra edición del Bafici llegó a su fin. Otro recorrido por obras independientes de todas las nacionalidades y las épocas. Otra oportunidad para ver de forma accesible cortometrajes, películas y documentales en la oantalla grande. Un festival que ojalá se siga repitiendo y visibilizando cine que de otra forma no sería fácil de acceder.

Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Indie Hoy, Peliplat y Erramundos.

Publicado el 30 de abril del 2024, 09.00 PM | UTC-GMT -3.

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