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La música puede transportarte

La música puede transportarte. Te transporta a otros momentos, a otros tiempos. Te conecta con recuerdos. Te lleva a ese momento en particular cuando escuchaste una canción por primera vez. A esos momentos que tuvieron su propia banda sonora.

Bajo esta premisa se cuenta la historia de The Greatest hits (2024). Esta película es un drama romántico dirigido por Ned Benson quien viene de dirigir La desaparición de Eleanor Rigby. Desde hace unos días se puede disfrutar en Star+.

Esta película recurre a la música para hablar de algo tan humano como el duelo y las formas en las que se puede transitar.

¿Cómo hacer cuando alguien al que quisimos mucho falleció?, ¿cómo hacer para superarlo, sobre todo cuando creemos que quizá hay algo que podemos hacer para evitarlo?

Harriet, una melómana indiscutible y potencial productora de música, estaba de novia con Max quien murió hace dos años en un accidente de tránsito en un vehículo en el que viajaban los dos. Con el paso del tiempo, aún sintiendo culpa y aún de duelo, ha descubierto que tiene algo así como un poder para viajar en el tiempo: hay ciertas melodías que la pueden transportar, la hacen revivir momentos felices con su novio creyendo que puede intentar evitar el accidente.

No sabe aún cuáles son todas las canciones que pueden provocar estos ataques, por lo que usa auriculares todo el tiempo. Va aprendiendo qué canciones le disparan estos viajes y cuáles no. Necesita estar en lugares seguros y evitar que estas transportaciones le sucedan en cualquier momento o con otros - lo que le sucede es muy difícil de explicar. Mientras tanto, en su casa sí escucha una y otra melodía tanto para descartar como para forzar la transportación y hacer todo lo posible para que Max no muera.

Pero no poder evitar su muerte le causa dolor. Y vivir sabiendo de su muerte, también. Todo esto se dificulta cuando conoce a alguien más con quien quiere establecer una relación; pero es difícil que entienda por más que él también está atravesando un duelo.

Harriet no puede seguir así. Su amigo se lo dice, ella lo sabe, pero no logra superarlo.

En este punto la película se vuelve un poquito perezosa planteando la conexión entre ambos solo con el duelo y la música; como si pudieran ser suficientes para construir un vínculo, cuando ella aún está atravesando la profundidad de un duelo del que no puede escapar. Es cierto también que la vida le está pidiendo a gritos que avance y deje ir.

A diferencia de muchas películas con saltos temporales, en ésta Harriet elige a qué punto de ese pasado volver, y cómo interrumpir ese viaje - porque las canciones están asociadas a momentos específicos. Mayormente, en las otras películas, se plantea la lógica de bucle del que no se puede salir hasta que se le encuentra la resolución. No es difícil asumir que en esta película se resuelve - no diremos cómo, aunque tampoco es tan poco previsible - pero al final la decisión es una y quizá la más triste de todas. Y la pregunta queda… si un momento vivido nadie lo recuerda, ¿sucedió?

En esos viajes en el tiempo propiciados por diferentes canciones, la película se vuelve una consola en la que suenan muchos temas reconocibles, de diferentes tiempos, de varias generaciones.

En total 24 son las canciones que son parte de la banda sonora. En la selección, su director y guionista, acompañado de una supervisora musical, trabajaron para que fueran de diferentes géneros y años, para no enfocarse en una sola audiencia; teniendo presente que la música también tiene ese poder: conectar más allá de las edades y procedencias.

Muchos de estos temas se eligieron durante la etapa de escritura, otras en la preproducción del film. Ned Benson cuenta en las entrevistas que mucha fueron parte de su infancia y su vida. Por ejemplo, el caso de I’m like a bird de Nelly Furtado, una de las canciones clave en la relación que está naciendo. En este caso, como sucede con algunas otras de las canciones, la música hace parte de la historia: cuentan un poquito más y apoyan la narrativa.

Y digo con algunas, porque a veces la inclusión cae en lo obvio o evidente y parece más un subrayado.

Así queda planteado otro de los temas de la película: el poder de la música y el valor de la experiencia de escuchar música, el ritual de poner un disco de vinilo y transportarte a otro espacio-tiempo.

Lo perezoso también está en que en esa reconstrucción del pasado que hace la película, solamente se dedica a recuperar momentos idílicos, soñados, entre Harriet y Max. Cabe cuestionar si en el duelo, los recuerdos solo son de momentos perfectos. ¿Qué sucede con los otros?

Conforme avanzan la historia, aprendemos que cada vez que suena una canción, algo va a suceder: se generará un nuevo recuerdo o aparecerá uno anterior de cuando ella era feliz.

En 2020, apareció una serie también estadounidense que es imposible no asociar a esta película.

Zoey's Extraordinary Playlist (La lista extraordinaria de Zoey) contaba la historia de Zoey Clarke, una programadora informática que descubre que tiene la capacidad de escuchar los pensamientos más íntimos de la gente en forma de canciones.

Cada episodio presenta de forma extraordinaria múltiples canciones con coreografías y bailes que hacen una amalgama muy interesante entre las historias de los otros personajes y el arco del personaje de Zoey. Con sencillas caracterizaciones y a veces más de 50 actores, muestra coreografías de las canciones más conocidas de la historia para transmitir sentimientos de fácil reconocimiento por el espectador.

Esta serie musical navega entre el drama, la comedia y el humor negro para llegar a emocionar sin puntos bajos, contando una historia de duelo de una forma sumamente atractiva para lo difícil que es tratar este tema en clave de humor. En este caso el duelo es el de una hija, su madre y su hermano, que está viendo al padre de familia vivir sus últimos días antes de la inevitable muerte.

A medida que avanzan los capítulos, Zoey va entendiendo cuál es su misión y por qué tiene este poder de escuchar lo que sienten otros. Ella intenta ayudar. A veces, y como nos pasa a todos los seres humanos, tenemos que aprender cómo ayudar.

La serie de NBC duró dos temporadas hasta que la cancelaron y, a pedido del público, terminaron haciendo una película de Navidad para darle cierre a la historia.

Tanto la serie como la película tienen algunos puntos en común. Si bien la película es un drama y está enfocada más en el tener que salir del duelo, la serie es comedia, más animada y optimista, trata de encontrarle el lado positivo a las cosas y salir del pozo oscuro en el que se puede caer.

Harriet tiene el poder de viajar en el tiempo para intentar ayudarse. Zoey tiene el poder de escuchar a otros para ayudarlos y también terminar ayudándose.

Lamentablemente la serie no está disponible en plataformas. Lo que sí está disponible es la banda sonora en Spotify cantada por los propios actores.

Hay un efecto muy particular que se da en las películas o series que incorporan a sus bandas sonoras canciones conocidas. Por momentos, sucede en el espectador lo mismo que pasa con Harriet: se vuelve a recordar tiempos en los que se escuchó por primera vez una canción, las personas que estaban ahí, etc. Y por otro, se cargan con un nuevo significado ya que las mismas escenas que estas canciones visten, se resignifican y crean un nuevo sentido.

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