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El feminismo en Jane Austen

Spoilers

Jane Austen es una de las escritoras más queridas y famosas del mundo. Sus novelas se han convertido en clásicos no solo de la literatura, sino también en el cine, porque casi todas sus novelas fueron llevadas a la pantalla grande.

Gran parte de la crítica se ha encargado de desprestigiar el talento de esta escritora por el denominador común que se encuentra en toda su obra: el matrimonio focalizado en las mujeres. Los detractores de Austen afirman que sus historias posicionan al matrimonio como único propósito en la vida de una mujer. Pero en realidad, lo novedoso de esta escritora inglesa del siglo XIX es que muestra el hecho de casarse como una decisión que la mujer puede tomar o no. Es algo que la protagonista se cuestiona, algo sumamente difícil para la época.

Orgullo y prejuicio (2005) de Joe Wright

Es el clásico más querido de Austen y esta es posiblemente la versión fílmica más famosa de todas. Lizzie Bennet (Keira Knightley) es la segunda de cinco hermanas de una familia de clase media en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. Su madre tiene una obsesión por casar BIEN a sus hijas (con un hombre con, por lo menos, notable fortuna) y Lizzie está en contra de aquel matrimonio por conveniencia. Como dice al principio de la película: “Solo el amor más fuerte hará que sienta el deseo de casarme. Por eso seré una solterona”.

Su pensamiento no queda únicamente en el discurso, ya que ella rechaza no una sino dos propuestas de casamiento por parte de buenos candidatos. Solo acepta la propuesta de casamiento de Mr Darcy cuando se enamora profundamente de él y viceversa. Aquí es donde reside el feminismo en las historias de la gran escritora británica: el que las mujeres decidan cuando y con quién casarse. Porque rechazar el matrimonio para las mujeres en esa época era una decisión política. Una mujer no tenía la opción de mantenerse económicamente y si tuviera la opción de heredar dinero por parte de un familiar, lo más probable fuera de que ese dinero fuese al hombre más cercano a ella, ya sea su marido, su hermano, o cualquier familiar hombre. Por eso, si una mujer decidía no casarse, era porque no quería seguir subyugándose a la autoridad de un hombre. Además, si se tomaba este camino, las consecuencias podían ser muy duras. Por eso conllevaba una gran valentía y necesidad de autosuficiencia. Por lo tanto, Lizzie Bennet es un personaje feminista súper adelantado a la época, porque no es feminista el solo hecho de no casarse con un hombre: es feminista decidirlo por uno misma de manera consciente.

También hay otros personajes femeninos que no toman la postura de la protagonista. La más evidente es la Sra Bennet, que tiene una gran obsesión porque sus hijas se casen. A simple vista es una mujer machista que cree que a lo único a lo que debe aspirar una mujer es a casarse y tener hijos. Pero no es tan simple. Ocurre en Orgullo y prejuicio que, como el Sr Bennet tiene cinco hijas mujeres, todo cuanto tiene lo heredará un sobrino suyo. Por lo tanto, si sus hijas no se casan con hombres que tengan aunque sea un poco de dinero, todas quedarán en la pobreza cuando su marido muera. Casarse era un acto de supervivencia para las mujeres. Por eso es que el único objetivo en la vida de esta mujer es casar a sus hijas. Ella misma lo dice al final, cuando Lizzie le reclama que el matrimonio es lo único que le importa “Cuando tengas cinco hijas mujeres a cargo me entenderás”.

Algo similar ocurre con Charlotte, la mejor amiga de Lizzie. Luego de que Lizzie rechaza a su primer candidato, el Sr Collins, este le propone matrimonio a Charlotte. La protagonista le reclama que haya aceptado, no solo a un hombre al que no ama, sino a uno al que ni siquiera respeta y en el que no ve ninguna virtud. Allí es donde Charlotte pronuncia el discurso más crudo de toda la película: Tengo 27 años, no tengo dinero ni un prospecto. Ya soy una carga para mis padres. Y estoy aterrada. Así que no me juzgues, Lizzie, no te atrevas a juzgarme. Esta era la opción a la que la mayoría de las mujeres debían someterse para tener una vida digna. Y poner estas palabras en voz de este personaje es una crítica social muy profunda para la época y la sociedad.

Emma (2020) de Autumn de Wilde

Otro de los grandes clásicos de Austen es la historia de una joven rica llamada Emma, la cual no tenía ningún interés por el matrimonio en su propia vida, pero sí en actuar como celestina para la gente de su alrededor. La película comienza con un hecho que marcará el curso de toda la película: cuando convence a su amiga, Harriet, de que no acepte una propuesta de matrimonio de un hombre quien, a su criterio, no es merecedor de su afecto. La realidad es que Harriet no tiene muchos factores a su favor, por su mala posición económica, sus virtudes físicas o sus encantos. Allí es cuando Emma tiene una discusión con el Sr. Knightley, quien le dice que el convencer a Harriet de eso es un grave error, porque ella no puede aspirar a nada mejor. Pero Emma cree firmemente que su amiga no debería contentarse, porque ve sus virtudes y no cree que una mujer deba conformarse solo por no ser rica y hermosa.

Si bien la postura de Emma no es del todo positiva, porque está prejuzgando injustamente al candidato (con quien Harriet finalmente tendrá un matrimonio feliz) sí podemos ver el feminismo en la postura de creer a una mujer pobre y poco atractiva merecedora de la aprobación de cualquier hombre de bien. Ve a la mujer como un individuo digna de respeto y autonomía.

En el personaje de Emma también vemos la constante en todas las novelas de la autora: su decisión inicial de no querer casarse solo se ve doblegada por la propuesta del hombre al que realmente ama. Aunque, a diferencia de Lizzie Bennet, ella sí tenga una buena posición económica, no sucumbe a los estereotipos de la época de una mujer casada solo por el hecho de seguir la costumbre. Solo el amor verdadero de un buen hombre la decide a hacerlo. Y eso no deja de ser admirable para aquella época en la que el valor de una mujer se veía disminuido a lo más mínimo si era una “solterona”.

Por lo tanto, si bien las novelas de Jane Austen tiene fama de ser simples “historias femeninas” porque hacen mucho foco en el matrimonio y en el amor, la realidad es que, por las razones expuestas, son ejemplo de un feminismo súper adelantado para aquella época. Es verdad que en la actualidad esto haya quedado un poco desactualizado, pero es fundamental que veamos a las obras de arte en su contexto. Y es notable lo adelantada que fue la escritora para la primera mitad del siglo XIX, cuando el feminismo apenas empezaba a ser un concepto.

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